Una foto compartida por el señor
Nerio León en su portal de Facebook, me traslado al año 1966, cuando mi padre
Pascual Reyes Albornoz, nos trasladó desde nuestra casa de “El Saladillo” en la
calle Venezuela, hasta otra de sus propiedades ubicada en la intersección de la
Calle 69A con avenida 13 del conocido sector maracaibero llamado “Tierra
Negra”.
Esa casa de la esquina, mucho me
hace recordar nuestra añeja vivienda familiar de Tierra Negra, no exactamente
la de ésta magnífica fotografía, pues sin duda refleja un viejo Hato de los
primeros años del siglo XX con su tradicional estilo arquitectónico zuliano,
sin embargo, el poste y su lámpara del alumbrado público por su ubicación
respecto de la casa, como también el árbol frondoso situado al frente y del lado
izquierdo de la casa, emotivamente me sugiere que se trata de esa propiedad de
mi difunto padre Pascual Reyes Albornoz.
Por cierto, el señor Manuel Simón
Gutiérrez Pirela, comentó sobre ésta foto: “Yo la tengo reseñada como Delicias”
es decir, ubicado por el sector Las Delicias, que, en ese entonces, eran
suburbios de la ciudad de Maracaibo, según la tradición oral, comenzaba donde
estaba situada una estación de suministro de gasolina, conocida como "El Control" pues desde ese lugar partian unidades de transporte de personas y cargas de mercadería hacia el otrora Distrito Mara, Santa Cruz, El Moján, Sinamaica, Paraguaipoa y demás poblaciones
hasta la Guajira Venezolana.
Al leer ésta referencia del señor
Gutiérrez Pirela, no me quedó duda se trataba del sector Tierra Negra, por lo
pedregoso del terreno como podemos observar en un primer plano y adyacencias de la excelente fotografía, por abundar “Piedras de Ojo” en las arenas del patio de
mi casa, con las cuales hacía con barro puentes, muros y pequeñas carreteras
jugando con mis carritos de plomo.
Otro aspecto de la foto a
resaltar, es la derechura de la intersección vial, la ubicación tan perfecta de
la casa en la esquina, la avenida por donde viene bajando, a mi juicio, de sur
a norte, el camioncito, que a mi parecer es una “Chirrincherra” Wayuu,
tratábase de camiones a los cuales se les colocaba en su chasis una armazón de
madera, con asientos y soporte de brazos a los lados a modo de los Escaños de
iglesia, donde los Wayuu viajaban de Maracaibo a la Guajira y viceversa,
colocando sus capoteras de viaje y mercancías sobre el techo de la
Chirrincherra.
Es como si la Chirrincherra
viniese bajando de 5 de Julio a Cecilio Acosta, por la avenida 13 de Tierra
Negra, figurándomelo actualmente, tiene hasta la pendiente, ve que cresta, que
te lo digo yo, que tanto anduve en bicicleta por esas calles.
Otro detalle es la señora Wayuu,
paradita al margen de la carretera de arena, resulta que, en la esquina
diagonal a mi casa, existía aún y a pesar de las nuevas quintas y edificios,
entre las avenidas y calles del sector Tierra Negra, una ranchería Wayuu, les
estoy hablando de los años 1966-1968, en esa ranchería era muy popular y de
todo el sector la china Natalia, matrona de los guajiros de aquella ranchería,
recuerdo que estaban sus casitas construidas con tablas de madera y techos de
paja, supongo eran eneas.
La señora Natalia, le vendía a mi
padre carne de ovejo y chivo, que llamaban “Cecinas” traídos desde la Guajira
en grandes Taparas de madera, que papá después aseaba y cortaba aquellas carnes
de pellejos y grasa, para almacenar en la nevera y en su momento, mi madre
preparaba en ricos guisos y revueltos.
Era común mirar el ir y venir de
los Wayuu, cuando carajito le tenía miedo a las señoras vestidas con sus
típicas Mantas, porque cuando me comportaba mal y no quería obedecerle, mamá me
amenazaba con regalarme a las Wayuu, una vez iban pasando unas Wayuu de luto
con sus Mantas negras, se veían tan lúgubres y tristes, que partí en carrera al
fondo del solar del patio, huyendo de la posible sentencia de mi madre, que en
paz descanse en la gloria de Dios.
Un detalle, si fuese posible
identificar el frondoso árbol como un “Almendrón” si es verdad ni cabría la
menor duda que se trata de mi casa de infancia, por supuesto, no en ese
original estado de antaño, ya que mi padre ejecutó en esa propiedad muchas
mejoras y bienhechurías, que modificaron el perfil original del inmueble, también
el terreno y la casa estuvo arrendado por años, para depósito y oficinas del
desaparecido Ministerio de Obras Pública (MOP), órgano gubernamental encargado
de la construcción de calles y avenidas, brocales y aceras, agua potable y
servidas del otrora INOS en toda esa zona de Tierra Negra, cuando nos mudamos a
esa casa, estaba todo muy cambiado, cercada con Ciclón sostenido por tuberías y
portón del garaje, además las calles y avenidas de Tierra Negra estaban
urbanizadas con casas y quintas, excelente asfaltado y cómodas aceras con altos
brocales, que prometían un desarrollo urbano bien programado para nuestra
ciudad, partiendo de esas áreas urbanas de Tierra Negra, Delicias y El Paraíso,
hacia el resto del norte marabino.
Mi padre, poco después mando a
cortar el viejo Almendrón, el Comején peligrosamente dañó su tronco y ramas;
tuve la suerte de comer de sus frutos, como el Mamón, el Almendrón es de muy
poca pulpa, con un sabor algo ácido pero muy dulce, de forma de Nuez su fruto,
tenía una semilla interior, muy gustosa como Alpiste, al comer su escasa pulpa,
mi hermana Sara y yo, rompíamos el cascarroso envoltorio hasta llegar a la
pequeña nuez en el centro del fruto.
Para el año 1969, se fueron los
Wayyu del terreno diagonal a mi casa, desapareciendo la ranchería Wayuu
sustituida por modernas quintas, la de toda la esquina propiedad del señor
Mirmero Valbuena, por su nombre nunca lo olvidé, del otro lado pasando la
avenida 13 está la casa donde funcionó “Angus” el restaurante, hasta donde
supe, esa casa tuvo varios propietarios, los Finol de Machiques, después la
familia Andrade Viso, finalmente la adquirió el propietario de Angus.
Para 1976, mi madre vendió la
casa y su amplio terreno al abogado Valerio Rincón Fuenmayor, su primo, después
funcionó por años un taller mecánico, por los finales de los años 1990 lo
adquirió la viuda del maestro Rhan, esa familia demolió la casa y levantaron
sobre el extenso terreno un lujoso local de auto lavado, cauchera y taller,
llegué a hacerle la gamuza y servicio a mi Fiat en dicho local, mientras
esperaba conversé en varias ocasiones con la muy culta señora, me contaba
anécdotas de su difundo esposo y sus giras internacionales como director de la Orquesta
Sinfónica de Maracaibo.
Una foto evoca tantos
sentimientos, archivo virtual de vivencias, escenas del pensamiento a la memoria,
añorados lugares e instantes de mi infancia, querencias bonitas, otras tristes
como la muerte de mi padre, su ausencia y la falta que nos hizo, aún niños mi
hermana Sara y yo, solitos con mamá, tres habitantes de aquella casa y su
terreno, el solar al fondo, mi sitio predilecto del día para mis juegos de infancia,
mi imaginario nocturno, mirando acostado sobre el pavimento las estrellas
entretejidas con las nubes en su paso de norte a sur, iluminadas como faroles
por el obscurecido cielo flanqueado por la luz de la Luna llena, gozándome el sutil
conjuro de la brisa en un arrebato esplendoroso y alucinante.
JLReyesMontiel.
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