martes, 25 de julio de 2023

La Raza Española.

El título que esta interesante crónica ostenta, es el mismo de su original, siendo ésta una transcripción del diario madrileño "El Gráfico" en su edición No. 100, de fecha 21 de septiembre de 1904.


Un general japonés venezolano — Revoltoso siempre — Mambís á ratos — Titiritero en los Estados Unidos — Coronel y yerno de Yamagata — Frente á Puerto Arturo.

A
ún quedan por el mundo restos de aquellos guerreros de aventura españoles que peleaban en todas partes del mundo para gloria de su Rey y de su raza. Nada menos que mayor general, ó sea brigadier del culto y modernísimo Ejército japonés, ha llegado á ser un venezolano, nieto, como todos ellos, de españoles, y que en estos días forma parte del primer cuerpo de ejército nipón que combate á los rusos en Puerto Arturo. Representante típico de la raza, don Emigdio Martínez, que así se llama esté verdadero héroe, tiene una biografía curiosísima y por todo extremo accidentada.

Mayor General Emigdio Martinez
del Primer Cuerpo del Ejercito
Japones que asedió a Puerto Arturo.
(Imagen impresa de su original)
Nació en la parroquia de Muñoz, distrito de Torres, en el estado de Lara, de la República de Venezuela, según cuenta el Dr. Masearreña en un libro publicado en Caracas hace pocos días, en el que describe la vida del general Martínez con minuciosidad: “Hizo sus estudios primarios bajo la dirección de su tía materna lá Sra. D. a Josefa Martínez, demostrando desde el principio, clara inteligencia y un carácter audaz y travieso. Luego, en la ciudad de Carora, hizo sus estudios mayores con el licenciado Rafael Antonio Álvarez.  A la y edad de quince años, habiendo llegado á Carora el general Buenaventura Fréytes, se incorporó como voluntario á las fuerzas de este jefe, habiendo tomado parte én el sangriento y memorable cómbate del 26 de Abril de 1870”.

De allí pasó á Carache, con los restos del ejército, vencido el 26, comandados por los generales Baptista, Gil, Álvarez y Mendoza; habiendo vuelto á Carora," y siendo ya capitán, se incorporó al general José María Hernández, habiéndose encontrado en la toma de Barquisimeto y en el desastroso combate de Guama, donde es sabido que hizo prodigios de valor. Después de este desastre fué indultado y pasó á Puerto Cabello, donde se embarcó para Cuba, tomando parte en diversos complots revolucionarios en favor de la independencia de la isla y siendo uno de los amigotes y compadres del Chino Tiejo, que le dio el mando de parte de la Caballería Oriental, aquella famosa fuerza que el bravo Sanz Pastor se encargó de espantar por mucho tiempo, y en aquella ocasión el mambís Emigdio Martínez tuvo poca suerte, pues ni siquiera alcanzó el reconocimiento de grados por España, quo era lo que perseguía.

En lugar de eso, como la persecución á los insurrectos cubanos era muy apretada, el bueno de Martínez tuvo un encuentro con el heroico batallón de Valladolid, que lo batió é hizo prisionero, y en juicio sumarísimo fué juzgado y condenado á muerte; pero, debido á un ingenioso ardid, pudo fugarse de la prisión y se embarcó, disfrazado de sacerdote, en un vapor mercante, con rumbo á Nueva York.

De esta ciudad pasó á San Francisco de California, donde hizo una regular fortuna, en compañía de acróbatas japoneses; después se embarcó el año de 1887 con destino á Chefú, donde se asoció con un comerciante japonés. Habiendo quebrado en el negocio con el japonés, se trasladó á Tokio, alistándose en el Ejército del Mikado en la campaña contra China.


Siendo tanto el valor y bizarría de que dio muestras en esta guerra, fué elevado á coronel del Ejército, relacionándose con los altos dignatarios de la política japonesa, siendo uno de ellos el marqués Yamagata, quien lo distinguió con singular cariño. Después de la intervención da las potencias aliadas contra China, donde también se distinguió por su sin igual valentía, regresó al Japón, donde contrajo matrimonio en Tokio con la marquesita Yamagata, que es la hija mayor del insigne diplomático japonés, y con lo que ha llegado á consolidar á los cuarenta y ocho años nombre, fortuna y posición, si es que una bala rusa no da al traste con todo lo que una vida de aventuras le había proporcionado (*). 

(*) Muere en territorio Chino, en la ciudad colonial rusa de Puerto Arturo, en el escenario de la Batalla del Mar Amarillo, guerra rusa-japonesa (1904-1905). 



Transcripción de “El Gráfico” (Madrid), Marqués dé la Ensenada 8, AÑO I, Miércoles 21 Septiembre de 1904 NÚM. lOO - Doce páginas: DIEZ CÉNTIMOS.








El profesor Beltrán.

Son las tres de la tarde, lugar la Universidad del Zulia, en un aula de la facultad de derecho el bullicio de la muchachada se apaga con la llegada del Dr. José Ignacio Beltrán, de porte alto doble, con su amplia frente de entradas en sus cabellos, su mirada perspicaz  y alucinante, caucásico y elegante con su traje formal y su corbata bien dispuesta, siempre iniciaba su clase con una amena conversación introductoria bien de alguna novedad o noticia del momento, algún chiste, cuento o anécdota, despejando la formalidad del ambiente académico y luego ya más en confianza, desarrollaba el contenido programático dispuesto para su cátedra Teoría de la Interpretación Jurídica.

Mis apuntes de clase

Elegida como una de mis materias optativas, me intereso su contenido, se trataba sobre el estudio del proceso hermenéutico (interpretativo) del espíritu, propósito y razón de las leyes, que los abogados, legisladores y jueces remedan en su entorno de la ciencia jurídica a la luz de los teóricos en sus diversas posturas iusfilosóficas, referentes a sus diversos métodos de cómo interpretar el Derecho como ordenamiento jurídico vigente en un espacio y tiempo determinado y como desarrollar el orden normativo más justo y equitativo, desde el punto de vista de la Justicia Social y el Derecho Natural.

Érase el profesor Beltrán un vehemente demócrata, defensor de la institucionalidad, el orden jurídico y el estado de derecho, teniendo como base fundamental y primigenia los preceptos constitucionales, aún conservo el cuaderno de los apuntes de sus interesantes disertaciones y le doy gracias a Dios, por colocarme en el camino del legado de su diáfano y preclaro discurso académico, y sobre todo de su aptitud profesional.

Decía el profesor Beltrán, “El objetivo de un buen interprete de la ley es estudiar el Derecho como un producto cultural de la sociedad a la cual está dirigida a regular, el derecho regula conducta humana intersubjetividad, es decir entre los hombres, el derecho debe estar adecuado a la realidad social y su escala de valores de esa comunidad, como ciencia jurídica debemos entender ¿cómo nace el derecho cómo es puesto el derecho? Debemos ir a la génesis del Derecho, una vez puesta la norma entra el científico del derecho partiendo de la abstracto en el contenido normativo a la realidad y de esta al caso concreto”.

Continua el profesor Beltrán, “La función social del derecho es mantener la paz ciudadana, y es su estrella del norte la justicia, y el equilibrio de la conducta humana su fin primordial”…”El estado y el derecho son instrumentos que el hombre se ha elaborado para mantener la convivencia social persiguiendo la realización de la justicia”

Para concluir a decir del profesor Beltrán, sobre las Bases del Estado Social de Derecho, las cuales están consagradas en el preámbulo constitucional, referidas entonces en la constitución de 1961, sus garantías individuales y colectivas,  enmarcadas en el principio de la legalidad, referida a la estructura de la pirámide del orden jurídico de Hans Kelsen, cuya punta es la constitución nacional y debajo de la cual y de forma subordinada se encuentran sosteniéndola todo el resto de leyes, códigos, decretos, actos administrativos, judiciales y sentencias; puntualiza el profesor Beltrán su concepto de constitución en los siguientes términos: “Es la ley suprema del estado, que fija su estructura y los deberes y derechos de los ciudadanos” e invocaba la doctrina sustentada y fundamentada por el profesor Beltrán en la opinión del jurista Ricardo Combellas en cuanto que “No puede existir el estado de derecho mientras no se cumple la constitución” razón por la cual debe mantenerse su vigencia mediante la actuación en el marco de su legalidad, todas las normas jurídicas encuentran sus principios rectores en la constitución, y si bien contiene la constitución normas programáticas, debe observarse primero su vigencia, tomando en cuenta la suprema finalidad de ella, con un criterio amplio y práctico, interpretándola como un conjunto armónico y tomando en cuenta las necesidades sociales”.

Mucho nos dijo el profesor José Ignacio Beltrán en sus clases, muy sustancialmente éstas líneas escritas remozan parte de su pensamiento y parte de ese tesoro intelectual, reposa en las hojas amarillas de mi viejo cuaderno de Interpretación jurídica, pero el profesor Beltrán también fue un maracaibero jocoso y fueron memorables sus charadas, como aquel día cuando nos enseñaba sobre la ideologización política del pensamiento, comparándolo con un refrán popular: "No ven que… Por donde salta el Chivo salta el Chivito".

Abog. JLReyesMontiel.



sábado, 22 de julio de 2023

Menudéncias con Queso de Año.

Bodegón con Queso de Año
(Montaje gráfico de éste servidor JL)

Residenciado como estoy, peregrino en el exterior de nuestro país, un manjar zuliano que extraño de nuestra culinaria maracaibera, son sus ricos y variados quesos, sobre todo el llamado “Queso de Año” denominación de origen por su proceso de maduración añeja, una vez elaborado partiendo del Cuajo de la leche de vaca.

Entre más tiempo en su proceso de sazón, más sabor y dureza, comentaba mi madre en sus cuentos e historias familiares, de como lo hacían, nunca tuve la dicha de ver aquel artesanal proceso; si recuerdo como guardaba su Queso de Año el señor Gabriel en su tienda “Abastos Quintero” protegiéndolo de las Moscas e insectos, en una despensa de madera ventilada con fina tela metálica, permitiendo de ese modo a los quesos, exhalar sus aromas por todo el local de aquella vieja tienda, situada en la esquina de las avenidas 13A y calle 70 de Tierra Negra en Maracaibo.

El Abasto Quintero, propiedad de una vecina de la misma calle, era algo elevado respecto del terreno, érase entonces un local de dos grandes puertas de madera de doble hoja, había que levantar en ángulo de 90 grados las piernas para acceder mediante unos enlosados de dos peldaños, su frontis elevado correspondía a la arquitectura tradicional marabina de bahareque y tejas, ese local lo atendía su locatario el señor Gabriel, migrante llegado de Italia.

Hoy día se encuentra en ese sitio, un centro comercial levantado no hace mucho sobre el mismo terreno de la cuadra de casas, propiedad de aquella noble familia de la maestra Nelva, quien me enseñó carajito, serían los años 1965-66, las primeras letras del abecedario en su escuelita “Los Angelitos” de dicha calle 70, entre las avenidas 13A y 14 de aquel sector Tierra Negra de nuestra ciudad.

Aquellas imágenes de la tienda del señor Gabriel, permanecen intactas en mi memoria, desde cuando carajito, le hacia los mandados a mi madre para comprar el Queso de Año, para desayunos, cenas y muy especialmente para los Espaguetis del almuerzo.

Recuerdos de mi infancia, cuando pegaba el antojo de alguna clandestina merienda, como a eso de las tres para cuatro de la tarde, en aquellos días de juego, pegando carreras dertrás de una pelota de goma en el patio de mi casa, en la soleada Maracaibo,  mientras mi madre dormía su siesta, aprovechaba para arremeter contra el Queso de Año guardado en la Alacena de la cocina, con un tiron desgarraba un tolete del apetecido queso y se lo sampaba a un Pan Bolillo abierto entre mis dedos, lo rodaba con un vaso de agua y a la lona, delicatesse inigualable hacia del improvidsado bocadillo.    

Hoy día, es difícil conseguir un Queso de Año como los de antes, cuidadosa y artesanalmente elaborados, dándoles el requerido tiempo de añejamiento y con los ingredientes necesarios, como son el Café, la Sal y Pimienta Negra molida para cubrir toda su superficie; mi madre que en paz descanse, una tarde mientras cenamos le pregunté por la concha del queso, ¿Por qué le cubrían con eso? Aclarándome que se trataba de la borra del Café, Sal y Pimienta Negra, cubriéndo el queso para evitar su descomposición por moscas y gusanos, mientras aguardaba su tiempo de añejamiento.

A mi parecer, también le aportan al Queso de Año, ese carácter propio de gusto y sabor entre ahumado y añejo, pero, por razones de economía, algunos productores de quesos, no solo descuidan el tiempo necesario para maduración del queso, sino que también por ahorrarse costos, no lo cubren como antes con borras del café, menos con Sal y Pimienta molida.

En mis buenos tiempos en Maracaibo, iba al Mercado de Santa Rosalía, si bien recuerdo en el Frigorífico de Los Villalobos conseguía un Queso Madurado excelente, éste es un poco más suave al paladar que el Queso de Año, y más blando aún el Queso Palmita, pasando por el esquisito Queso de Mano o Cebú. Tanto el Madurado como el de Año obstentaban su típica cubierta de Café, Sal y Pimienta, pero el Queso Madurado, tambien lo cubrían con Achiote molido y Sal, dándole un color rojizo a su concha. 

Para distinguir un buen Queso de Año, lo primerito es verlo en su corte transversal, debe tener bastantes huequitos o poros, éstos se producen en su proceso de fermentación interior cuando el gas carbónico es sustituido por el suero decantado dentro del queso, redondeando esos típicos agujeritos u ojos, quedando expuestos a la vista al cortar el queso sobre la mesa, el cuchillo queda con suerte impregnado de pura y fina mantequilla, que se puede ver saliendo de los ojos del Queso de Año.

Cuando busco en las tiendas de abarrotes acá en Santiago, para el consumo familiar el denominado por los paisanos “Queso Llanero”  lo toco y observo, que esté bien duro al tacto, además de mostrar rica porosidad o huequitos en su superficie, asegurándome que la dureza no sea resultado de su refrigeración, de ese modo me garantizó sino la misma calidad y sabor de nuestro tradicional Queso de Año, si el consumo de un buen queso para echárselo a los espaguetis, a las macarronadas, mandocas, arepas, al pan y toda cuanta menudencia, uno come acompañada con un buen queso duro blanco, como Plátanos, Guineos y Yuca, entre otros antojos.

JLReyesMontiel

sábado, 8 de julio de 2023

El Delirio de Tío Segundo.

Jorge Segundo Sánchez Ferrer
Tío Segundo
Mi primo Rafael José “Falo” Salas Sánchez, encargó la restauración de una antigua foto de su abuelo Jorge Segundo Sánchez Ferrer, muestra que acompaña el presente relato familiar, acerca de la personalidad de tío Segundo, como mi hermana Sara y yo solíamos pedirle la bendición, linda costumbre que debemos conservar entre nuestra descendencia, como señal de respeto, querencia y subordinación hacia nuestros mayores.

Gracias primo “Falo” por regalarnos éste magnífico recuerdo de tío Segundo, tu abuelo, que motivó las siguientes líneas narrativas de los anécdotas e historias familiares, contadas entre tus animadas tertulias, además de escucharte cantar los boleros del gran Felipe Pirela, en aquellos días de plácidos momentos compartidos en torno a la mesa familiar, entre palos y alegría, como decía el gaitero Parroquiano.

Tío Segundo, esposo de tía María Mercedes Montiel Fuenmayor de Sánchez, hermana de mi madre Carmen Domitila, quién le nombraba como el compadre Segundo Jorge, y así reconocido entre los hermanos Montiel Fuenmayor, mis querendones tíos, que en paz descasen en la gloria de Dios.

De cómo casó tío Segundo con mi tía Mercedes, ese compromiso lo arreglo a decir de “Falo” nuestra abuela Mamá Carmela, con una dote conformada por una posesión de tierras propiedad del abuelo Papá Luis, José Luis Montiel Villalobos, y unas Morocotas de oro, consignadas a tío Segundo.

Pero, tío Segundo, tenía un hábito frenético por el juego, y aquella tarde pensando acrecentar la pequeña fortuna otorgada en dote matrimonial, se las jugó a los dados con unos vivianes de Maracaibo; pues tanto tío Segundo como tía Mercedes, eran vecinos de los hatos ubicados más allá de la antañona ciudad de Maracaibo, cuyos límites apenas llegaban al sector Las Delicias, un poco más allá del Nuevo Cementerio, llamado posteriormente por su forma “El Cuadrado”.

Como era de esperarse, el tío Segundo, perdió la apuesta a los Dados y en consecuencia sus Morocotas de oro, desapareciendo de la escena familiar, por temor a las posibles represalias del abuelo papá Luis, pero, la abuela mamá Carmela, más objetiva y práctica, se trasladó con la joven tía Mercedes y algunos de sus hijos varones, desde el hato familiar “San Luis” al vecino caserío “Santa Rosa de Tierra”, situado unas leguas más retirado, entre las que fueron tierras de los hatos “Canchancha” y “Cabeza de Toro”, para buscar al escondido novio de tía Mercedes, tío Segundo, en su residencia.

Allanado el contumaz bisoño novio, mamá Carmela le increpó: “Jorge Sánchez, tenéis que casate con mi hija Merceditas”… Más luego el asunto pecuniario de las Morocotas, quedó resuelto con el compromiso matrimonial asumido, quedando como dote la extensión de tierra que le otorgaría por escritura pública el abuelo papá Luis a la pertinente pareja, de ese modo tío Segundo, fundó al lado de tía Mercedes, como era la costumbre, un nuevo Hato denominado “Mi Delirio” dedicándose a la producción agrícola y crías de ganado mayor, menor y aves de corral.

Conocí a tío Segundo, un día de fiesta familiar, en el patio de mi casa a la sombra del enorme árbol de “Ratón”, donde unas grandes Iguanas descansaban asoleándose entre sus ramas, tío Segundo entre la muchachada, nos comentaba que las Iguanas se comían y su carne sabía igual que el Pollo, nosotros lo escuchamos con atención, siguiéndole los pasos entre los Abrojos del solar trasero del patio, tío Segundo se quitó una cuerda de fibra de Cocuiza, entorchada alrededor de su cintura, que le servía para asegurarse sus pantalones, procediendo a formar con la cuerda un pequeño lazo, fijándolo al extremo de un palo de Escoba, que yo diligentemente le conseguí, tirando del palo de Escoba, se lo colocó alrededor del cogote a una Iguana y con su hábil destreza la enlazó, llevándola al piso, para demostración y entretenimiento de la animada e infantil concurrencia.

De aquellos años del Hato “Mi Delirio”, me contó mi madre Carmen Montiel Fuenmayor, que tío Segundo vendía su producción de frutas frescas desde su carreta tirada por Jumento, transitando entre las colonias residenciales de los “Musius” ubicadas dentro de la periferia de Maracaibo, para consumo de los empleados extranjeros de las empresas petroleras de entonces.

Mi difunto primo hermano Antonio Briñez Montiel, también me contó, que tío Segundo era un hombre de tez blanca y ojos azules como dos gotas de añil, y esa característica caucásica le favorecía con el trato con los “Musius” con la venta de sus productos agrícolas, comerciando además el tío Segundo, en las colonias extranjeras de empleados petroleros, la leche embotellada por su papá y esposo de mi tía María Trinidad Montiel Fuenmayor de Briñez, don Manuel Briñez Valbuena, en la vaquera de la casa “Las Auras” donde con esmero y dedicado trabajo artesanal, producía con el ordeño vacuno el vital alimento lácteo, para embotellarlo con estrictas medidas de higiene, al igual la venta a los Musius, de la producción de Huevos, en su Gallinero de traspatio, los cuales etiquetaba uno a uno con el sello en tinta de su firma unipersonal “Manuel Briñez” como muestra de pura calidad.

Tiempo después, tío Segundo se dedicó al comercio en su tienda de abarrotes, junto a quien fue su mano derecha, su único hijo varón Geramel Sánchez Montiel, tienda que por años funcionó en un local propiedad de mi difunto padre Pascual Reyes Albornoz, adyacente a la casa donde viví de carajito y como antes narré en este relato familiar, conocí por el año 1965 a mi tío Segundo, inmueble que antes era un viejo Hato, situado en la esquina de la avenida 13 y calle 69A en Tierra Negra, hoy zona residencial de Maracaibo, sector entre las calles 5 de Julio y Cecilio Acosta.

El camino providencial de la vida, Geramel Sánchez Montiel, mi difunto suegro que en paz descanse, pues contraje nupcias con su hija Mercedes Sánchez Ochoa, quien heredó de su abuelo Jorge Segundo Sánchez Ferrer, su blanca piel y sus verdeazulados ojos, Dios me la guarde y bendiga.

JLReyesMontiel.