domingo, 23 de agosto de 2020

El Pollino.

La Forcita de San Luis,
como decía mi difunto
tío Aurelio Lubín Montiel Fuenmayor

Antes, en aquella Maracaibo provincial y antañona, de costumbres arraigadas y de hablar de vos, a las crías de los Jumentos, es decir, Burros, se les llamaba Pollino; era común emplear a éstos nobles animales, con sus arreos para acarreo de carretas, transportando enseres, mercancías, frutas y verduras para el mercado de la ciudad.

Mamá me contaba como desde San Luis, el hato del abuelo Papá Luis, los jornaleros demoraban horas para llegar a Maracaibo en arreo de Burros, y distribuir las hortalizas, frutas y verduras, producidas en los huertos y barbacoas del hato, para su venta en los puestos del mercado y su oferta al público maracaibero.

En Rucios Cuadrúpedos, al modo de las sagradas escrituras, se transportaban a Maracaibo los hermanos mayores de mamá, Papá Luis y Mamá Carmela; tiempo después, Papá Luis adquirió una camioneta Ford, tío Aurelio fue el conductor designado por el abuelo, para el uso familiar y carga de productos agrícolas para el mercado de Maracaibo. En el Hato San Luis, no había aspecto que no fuese dispuesto por el patriarca, el abuelo Papá Luis, bastantes hachones y leña, sobre su espalda había carreteado tío Aurelio para el fogón del hato, y de lujo le vino la responsabilidad de conducir titularmente la versátil camioneta.

Como decían los viejos de antes: “Hablando de todo como los locos” entonces la ciudad de Maracaibo, la región del Zulia y toda su cuenca del Lago, era autosustentable, producía todos sus consumos propios y hasta para la exportación, el Lago su camino ancho y el Puerto, el punto de partida de su producción agrícola y pecuaria con los mercados del norte de América y Europa, asimismo, nos llegaban todas las novísimas tecnologías, maquinarias, artefactos y el último de grito de la moda en ropa, calzado y sombreros.

Pero, pero comenzaba en ese primer medio siglo XX, la explotación de los inmensos yacimientos del denominado oro negro, bien negro que es, y negro con los destinos de nuestra región y el país entero, pero, pero esa historia es de todos conocida, y no vale la pena gastarse cuartillas, lo importante es analizar, como frustró el desarrollo autosustentable que para nuestra región significó el trabajo y tesón de su pueblo, contaminado con las nuevas oleadas que trajo la riqueza fácil, que fácil se va de las manos.

Maracaibo se convirtió en una metrópoli, donde convergieron por un lado riqueza y bonanza por doquier, y por otro lado empresarios, comerciantes y una clase media, con ingentes recursos económicos para gastarse, el campo Zuliano y su siembra, pasó a un lado, al margen de la ciudad que “progresaba” como urbe, con sus sitios de esparcimiento, bares, clubes y restaurantes.

Hablando pistoladas y de esa época, mamá me contaba un cuento que le contaba papá, de un amigo suyo, rico empresario zuliano, entre tragos y alegrías el grupo de amigos reunidos, le hacían ver a su enamorado compadre, que el supuesto hijo que se acreditaba no era suyo, a lo cual el compadre les respondía: -Si vos compráis una Burra preñada ¿De quién es el Pollino? Los amigos respondían: -Mío, el Pollino es mío. El opulento compadre agregaba entonces: -Ah bueno, yo compré la "Burra preñada" y ese "Pollino" es mío.

JLReyesMmontiel.