viernes, 20 de abril de 2012

Las Martínez

A una cuadra de mi casa de la calle 69A, en la esquina con la avenida 13A, esta aún una casa muy modificada en su arquitectura original, dedicada al comercio de filtros de agua, esa era la residencia de  “Las Martínez” dos querendonas hermanas bautizadas Zoila y Victoria; la quinta donde residían se denominaba “Zoila” tenía una arquitectura muy moderna y propia de los años 1960, de gran pórtico con techo alto sin sustentación de columnas, muy audaz, con aleros y jardineras interiores, algo elevada con escalinatas en su entrada que la proyectaba dimensionalmente desde su vista de la calle en el portón de acceso.

En su interior no era menos atractiva, con grandes espacios para la sala y el comedor, distribuidos diagonalmente, la cocina se integraba desde el frente de la casa y alrededor de una sala de estar donde estaba la TV, y detrás las habitaciones, recuerdo que en dicha sala de estar se encontraba una replica en gran formato de una Maja Desnuda, en esa casa se criaron una lista de hermanos todos estudiantes universitarios, Zoila la mamá y Victoria la tía solterona, criaron y levantaron aquella tropa de muchachos donde solo había una hembra la Nena, de alta costura su oficio.

En el jardín de la casa, entre las Cayenas y Berberías y a la sombra de un inmenso Mango, una jaula resguardaba un par de Turpiales, que al paso de las personas por la acera silbaban y cantaban melodiosamente; además en el patio un par de alcaravanes (Aves zancudas propias de ciénagas y manglares) vigilaban el entorno, ante el visitante coreaban escandalosamente
¡…tacatacatacatacatacatacacacacacacaaaaaa…!  Avisando a los dueños de la casa ante el paso de extraños o entrada de maleantes, incluso, comentaban las referidas hermanas Martínez, no se pelaban una rata, las atacaban con sus agudos picos, mas de una vez tuve que salir rapidito pues solían corretear al desprevenido visitante picoteando sus tobillos.

Por cierto en un tiempo donde el consumo de tabaco era muy popular, las Martínez desde su cocina vendían cigarrillos de marcas foráneas, mamá, en ese entonces consumidora del producto, me mandaba a comprarle sus cigarros Belmont mentolados, de allí la frecuencia con la que visitaba de niño el lugar.

Zoila y Victoria Martínez, fueron inseparables hermanas, siempre andaban juntas, muy buenas vecinas, amigas incondicionales de mamá, durante todos aquellos años que vivimos en ese sector de Maracaibo, llamado extrañamente Tierra Negra, tema de otra futura nota, ellas frecuentaban nuestra casa, y en el patio sostenían largas tertulias mientras mamá regaba las matas.

Muy particular de la plática de estas singulares hermanas, era hacer comentarios u opiniones sobre noticias del día, asuntos familiares y de vecindad, especialmente sobre grandes escándalos de personajes destacados o de hechos delictivos o atroces que ya se dejaban sentir en nuestra incipiente ciudad, si el tema de tertulia lo merecía en vista de su contenido escandaloso e indecente, ambas hermanas se voceaban y mirándose mutuamente la una le decía a la otra …-vistes Zoila, si Victoria-… o viceversa … -vistes Victoria, si Zoila-… y así continuaban la conversación interrumpiéndola cada cierto tiempo con dicha exclamación, expresando su estupor y pasmo por tal o cual hecho vergonzoso objeto de conversación.

José Luis Reyes.



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