Geramel Sánchez Montiel Propietario de Distribuidora Gersan, C.A. |
Con el transcurso de los años y a la distancia del trabajo
desplegado, se genera una vida digna mientras el tiempo cubre los encanecidos de la
vejez. Al final del camino, cuando se
dobla la esquina de los setenta y tantos años ya todo es ganancia, como dice el
refranero popular, pero en este caso se
acumuló más experiencia que riqueza, al punto, lo material es solo un
instrumento de la felicidad pero no en sí misma la felicidad, la felicidad es
vivir la existencia plena, haciendo de la vida misma el sentido de la existencia
y no al dinero, pues al final de cuentas éste no podrás llevártelo al más allá
y mucho menos como sentenciaba no es la garantía de la felicidad del hombre.
Un joven maracucho delgado de bigotitos finos a lo Pedro
Infante, entonces de moda, de intensos cabellos negros, apenas emergía de su
veintena de años cuando casó con otra delgadita y menuda muchacha, él de nombre
Geramel, ella de nombre Ligia, perfecta pareja y elegantes aún en el sencillo
vestir, idilio amoroso del cual florecieron cinco hijos entre ellos la que hoy
es mi señora esposa Mercedes del Pilar Sánchez Ochoa.
Aquel muchacho comenzó trabajando en la que fuera una de las
principales empresas distribuidora de repuestos automotrices “Peláez Hermanos”
de esta ciudad de Maracaibo, recordaría Geramel, unos años antes, aquellos madrugonazos
cuando su señor padre Jorge Segundo Sánchez Ferrer, comerciante pulpero, le
encomendaba la adquisición en el Mercado Principal de Maracaibo de víveres y
demás mercancías faltantes en la Tienda que rentaba en ese tiempo, donde Geramel
se hizo adolescente, y conoció los primeros amores de su vida, Celia.
Un personaje de confianza del Tío
Segundo Jorge Sánchez, el papá de Geramel, erase su jornalero y marchante de confianza llamado “El Negro Primero” quién trasladaba desde el Mercado, en su
carreta a tracción de bestias, a Geramel y el surtido encargado para el
abasto, no sin antes desayunar en un
local de comida del ya entonces viejo Mercado de Maracaibo, -me contaba Geramel-
un batido de “Toddy” (bebida de chocolate con leche) acompañado de un plátano
maduro abierto a lo largo relleno de queso con dos huevos fritos de contorno. Luego,
dispuestos y restaurados compraban los enseres cargaban la carreta y marchaban
de regreso a la Tienda de Tío Segundo.
De los amores con Celia éstos no fueron muy favorecidos,
pues la mamá de la muchacha nunca lo quiso, así como tampoco fue bien visto por
los familiares de quién sería su futura esposa, Ligia, contaba “Falo” el primo
eterno Rafael Salas Sánchez, que él y Geramel en esos tiempos eran patoteros en
moto, y donde llegaban hacían algazara, entonces entre rumba y rumba, tenían
muchas novias, y como dice el dicho –crea fama y acuéstate a dormir- cuando
adoptaban amores serios nunca les creían los familiares de las muchachas, así
las cosas, el tiempo dio la razón y a instancias de “Falito” –casamentero de corazones
solitarios- Geramel se decidió por los amores con Ligia. Eran amores de
motocicleta.
Mercedes del Pilar, Adela del Carmen y Gerli Coromoto Sánchez Ochoa (1975). |
En el recuerdo de aquellas vivencias, retomando cuando
Geramel estaba casado con Ligia, con sus bigotitos a lo Pedro Infante, para esa
época manejaba su Volkswagen y era empleado en la empresa de los hermanos
Peláez, en sus comienzos estaba encargado como depositario, en el control de
entrada y salida de repuestos, luego fue promovido a vendedor de mostrador y
finalmente como vendedor externo, dando inicio sin quererlo, pues a instancias
de su cuñado y mentor Archivaldo Stevenson estudió Química Industrial, así sin
pensarlo dio comienzo a su carrera de vendedor de repuestos automotrices.
Así escaló cargos en dicha empresa Peláez Hermanos, vendió
repuestos por todo el occidente venezolano, desde Táchira, Mérida, Trujillo,
Lara, Falcón y Zulia, el nombre de Geramel Sánchez entre los repuesteros se
hizo famoso a tal punto que fue premiado en dos ocasiones como Vendedor
Estrella del año, la segunda vez fue presentado la entrega en la televisión, me
cuenta Geramel, con el animador Gilberto Correa quién le otorgó mano a mano el
premio a Geramel, susurrándole al oído –lo felicito paisano, Maracucho pendejo
se muere chiquito-.
De tal modo, en su carrera como vendedor de repuestos
automotrices, se consolidó como su medio de trabajo y forjó el nombre de
Geramel Sánchez Montiel y la empresa de su propiedad “Distribuidora Gersan,
C.A” bien reconocida como una empresa de prestigio y responsabilidad bien
ganada, como dice la gaita de su otrora publicidad comercial.
En la población de Escuque (Trujillo) 1988, Ligia, Geramel, Gerli, Mercedes con JLReyes y Richrad. |
Esta es la historia de una empresa Zuliana, una compañía formalmente
constituida por toda la familia Sánchez Ochoa, desde el padre y madre de
familia, Geramel y Ligia (QEPD), con sus hijos Adela (administradora), Gerli
(Control de inventarios) y Geramel (Ventas), Mercedes y Richard aunque no
fueron empleados directamente por la empresa, estuvieran estrechamente vinculados
a los quehaceres de la misma, y muy especialmente en los primeros tiempos de la
compañía, durante los primeros años, cuando llegaba el contenedor desde el
puerto de Maracaibo y debían todos ayudar a descargar, clasificar y depositar
la mercancía, durante más de 48 horas corridas, turnándose por grupos de
trabajo, un ejemplo como los venezolanos también podemos hacerlo, si podemos
trabajar solidaria y familiarmente.
Geramel padre e hijo Geramel Segundo vendedor por antonomasia de Gersan, C.A. |
Además, por Distribuidora Gersán, C.A. pasaron muchos
familiares, entre hermanos, sobrinos y primos, entre otros por si alguien
olvido, entre ellos, Edgar y Jhon
Valbuena Sánchez, Fernando y Sebastián Olivares Sánchez, Ender Quintero, el
mismiso primogénito Rafael “Falo” Salas Sánchez y su camión Ford 750
transportando los pedidos a nivel nacional,
Antonio, Maylú y Zulay Villalobos Ochoa, Carlos y Mariela Colina Almarza,
entre otros vendedores de mostrador y depositarios como Kent y Cáceres.
En el hacer de las realizaciones verdaderas, cuando se hace
del comercio una profesión y no una licencia de corso, se piensa en la
satisfacción del deber cumplido, se cierra así un capítulo de nuestras
vivencias familiares y queda despejado
el horizonte para seguir el camino, tal cual como tantas veces Geramel, mi
suegro querendón, parafrasea al poeta español Antonio Machado en el canto de
Serrat –caminante no hay camino se hace camino al andar-.
José Luis Reyes
Montiel.
1 comentario:
Hermoso relato de parte de la vida de ese gran hombre que fue Tio Geramel, un Gentil Hombre en toda la extensión de la palabra, buen hijo, amante esposo de esa mujer maravillosa también como fué tía Ligia y padre amoroso no solo de sus hijos, sino para mi también porque eso era para mi, igual que Tia era como mi madre y se que ellos me querían igual como una hija. Pero además era el Tio al que todos acudían para pedir un consejo o su respaldo en cualquier proyecto o búsqueda de empleo,o en cualquier aprieto económico, él siempre estaba allí, siempre apoyando y acompañándonos en momentos de felicidad, angustia o dolor. Que Dios los tenga en la Gloria. Disculpami atrevimiento de escribir esto en tu blok, pero creo que esa faceta no podia faltar. Amelia Stevenson de Torrealba.
Publicar un comentario