De cómo llegaron los Reyes
Albornoz a Maracaibo, le contaré lo que me contó mamá una tarde entrados mis
once años de edad ya con el discernimiento de mi púbertad. Solía narrarme mi madre
con frecuencia historias familiares para mi entendimiento, entre aquellas ésta
que les voy a contar.
Antes les mencionaré consejos que
ella me regalaba haciendo uso de su sabiduría y amor de madre, siempre me decía
-hijo el tiempo lo cura todo, no hay mal
que dure cien años ni cuerpo que lo resista, lo que pasa es lo mejor, en la
carrera de los burros pierden los pollinos, Dios hace su voluntad y sabe lo que
nos conviene hoy por ti mañana por mí- oportunos recordatorios a los que hice
fiel seguimiento.
Los Reyes se refugiaron en la
casa de su tía Pancha (Francisca Albornoz) hermana de su señora madre Sara
Albornoz de Reyes, cuéntese de la tía Pancha que vivía en una casa en las
adyacencias de la iglesia de Santa Lucia en el popular sector de “El Empedrado”
y del porque y de donde se dejaron llegar los hermanos Reyes y su mamá Sara
(Abuela nuestra) a casa de su bondadosa hermana, ese es un asunto muy triste que
entre palos mis tíos comentaban recordando sus tiempos de infancia, cuando
forzados por las circunstancias emigraron desde Los Puertos de Altagracia de
donde eran oriundos a Maracaibo.
El abuelo Ezequiel Reyes, según
me contó mamá, érase jefe civil de aquella población Mirandina y por una
venganza personal fue vilmente asesinado con arma blanca mientras dormía en
su hamaca, la abuela Sara decidió sin reparo venirse a Maracaibo protegiendo y
temiendo quizás por su vida y la de sus hijos, como es sensato pensar, una vez
residenciada en nuestra ciudad y embarazada como estaba de tío Carlos Luis, se
dedicó con su hermana Pancha a la elaboración de empanadas y mandocas que los muchachos Reyes Albornoz salían de su casa a vender en el mercado de Maracaibo.
De ese entonces papá se fue familiarizando
con el negocio de las moliendas de la ciudad, pues solía comprar el grano de maíz
pilado para la preparación de esos tradicionales bocados maracaiberos, siendo
luego un exitoso y distinguido empresario del ramo, llegando a poseer varias
Moliendas, entre ellas Puente de Hierro, El Recreo y La
India.
Tío Román, también fue un exitoso
comerciante y empresario, llegando a establecer una línea de transporte pesado para
el traslado de tuberías y maquinaria para la pujante y naciente industria
petrolera en nuestra región Zuliana, haciendo buenos negocios con las empresas
estadounidenses en la recuperación de vehículos automotores y maquinarias. Tío
Carlos Luis por su parte trabajo durante años como administrador de la
operadora Mene Grande Oíl Company.
-Después de la tormenta viene la
calma- decían los viejos de antes, lo que fue trabajo y esfuerzo, lucha y
sufrimiento, nos fortalece y se convierte en gracia y éxitos en nuestras vidas,
nada pasa al azar todo es parte de los acontecimientos que son necesarios que
pasen, el asunto es saberlos sortear y
convertirlos en experiencia para superarnos.
Entre tantas caras que vemos,
unos y otros detrás, los de atrás -pescadores en rio revuelto- y los unos asumiendo
sobre sí todo el peso de su coraje, no vemos los corazones ni las intenciones
de la gente, pero -por sus frutos los reconoceréis- nos enseña la sagrada
escritura.
Años después, los hermanos Reyes
ya unos hombres, se tropezaron con el asesino de su padre nuestro abuelo Ezequiel Reyes,
el decrepito verdugo se encontraba deambulado por el mercado de Maracaibo a expensas
de su mendicidad, los años le habían cobrado con creces la afrenta hecha a los
hermanos Reyes Albornoz y muy especialmente a la abuela Sara, los enardecidos
hermanos Reyes planearon darle una paliza, a lo que la abuela Sara llamó la
atención –dejen ese hombre quieto, ustedes lo que van es a mancharse sus manos
con la sangre de un asesino-.
Dice la sagrada escritura, Eclesiastés
6:10 A lo que existe, ya se le ha dado nombre, y se sabe lo que es un hombre:
no puede contender con el que es más fuerte que él. Eclesiastés 2:12 Yo volví,
pues, a considerar la sabiduría, la locura y la insensatez, porque ¿qué hará el
hombre que venga después del rey sino lo que ya ha sido hecho? Lucas 8:17 Pues
no hay nada oculto que no haya de ser manifiesto, ni secreto que no haya de ser
conocido y salga a la luz. Salmo 37:5 Entrega al Señor todo lo que haces; confía
en él, y él te ayudará. 6 Él hará resplandecer tu inocencia como el amanecer, y
la justicia de tu causa brillará como el sol de mediodía. 8 ¡Ya no sigas
enojado! ¡Deja a un lado tu ira! No pierdas los estribos, que eso únicamente
causa daño. 9 Pues los perversos serán destruidos, pero los que confían en el
Señor poseerán la tierra. 39 El Señor rescata a los justos; él es su fortaleza
en tiempos de dificultad. 40 El Señor los ayuda, los rescata de los malvados.
Él salva a los justos, y ellos encuentran refugio en él.
JLReyesM.
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