Tomarse un Guarapo de Papelón
bajo el sofocante Sol del mediodía, un Agua de Coco o un Guarapo de Caña de
Azúcar, son cosas nuestras y tan sencillas, nunca podrá superar su gusto y
frescura una gaseosa de esas que vienen en sus botellas etiquetadas con marcas
trasnacionales de dudosa reputación para la salud.
Algunos son de la opinión, la
cual respeto por supuesto, que el sabor de una buena pizza, hamburguesa o perro
caliente se degusta mejor con una buena gaseosa de cola, sin duda es así,
porque nos hemos acostumbrado a la comida que llaman “chatarra” acompañándola
de este tipo de bebida efervescente, sin embargo yo siempre apuesto por una
pizza escoltada por una fría cerveza, incomparable, siempre pido una pizza de Anchoas
con cebollas, pimentón y aceitunas (Mi combinación) suelo agregarle por encima
algo de orégano, albahaca y rociarla de queso de año de año rayado, pecorino o
parmesano, de haberlo en el establecimiento y en casa cuando el bolsillo lo
permite e ir a un restaurante hace mucho pero mucho tiempo atrolis.
Ahora bien, un Tumba Rancho con
un buen Guarapo de Papelón eso es Zulianidad al máximo común múltiplo, unas
empanadas de maíz, unos pastelitos, las mandocas, un patacón, eso es comer bien
y sabroso; los tequeños si pasan la prueba pero para mi gusto saben mejor con
una gaseosa.
De las cosas buenas de la vida,
decía mamá –poco- porque según los viejos de antes –La mucha Sal pudre- vaya
usted a saber, lo que es comer, beber, celebrar y bailar; ver una buena
película después de cenar, compartir un café cordial en buena compañía, tomarse
unos tragos en reunión familiar y de amigos; eso es vivir sanamente porque de
lo contrario llega la hora de las congojas con el lamento de los excesos.
Hay ciertas mañas de uno, como
por ejemplo rasparse los residuos de la comida que queda en la paila, el sartén
o la olla; decían por ahí –te raspaste la olla cuando te caséis llueve- en
efecto el día de mi boda llovió bastante y por todo el camino al nido de amor.
Pero es que no hay como rasparse el arrocito que queda pegado en la paila, ni
salsita más gustosa que el fondo de la de carne guisada, ni hablar si es hecha
en coco, el asunto está en raspar el arroz tostadito del fondo de la paila y
aflojárselo encima a la salsita de la cacerola donde se guisó el salado.
Otra manía irresistible que me ha
traído problemas por pellizcón, en Maracaibo se le dice a la persona que husmea
en las cocinas y toma un bocadito “Pellizcar la comida” verdadero acto
indecoroso pero no hay como pellizcar sin que nadie te vea, eso es bueno para
el que degusta a escondidas; les cuento de un señor maracucho que lo
consiguieron tendido en el piso de la cocina, lamentablemente nadie se percató
del atoro, pues el hombre inmuto con la cara morada llegó muerto al hospital,
la razón se había atragantado con un bocado de guisado que había robado del
pailón.
Otro caso fue de la señora que
rellenándose con disimulo en una elegante recepción se zampó un club sándwich
con toco y palillo, salió corcoveando con el paladar perforado, que tronco de
lavativa se echó la distinguida dama.
Pero lo que si nadie perdona es
cuando un gordo toma con todo el derecho que le asiste unos pasapalos, mínimo
le recuerdan “la dieta” o le dicen -mirá ya está bueno no comáis mucho- eso da
“ARRE…pentimiento” porque todos se hartan y el gordo no les dice nada, entonces
porque al gordito le echan la jareta, que broma! Ni hablar de los flacos… hay
de los que comen como un Sabañón, se comen una vaca entera con todos sus
derivados y siguen flacos, los he visto tomando y comiendo como locos pero por
flacos nadie les dice un “C…O2”. No hay como comer y beber es -de los placeres
de la vida- como canta una gaita, y recuerden -de lo bueno poco- hasta en el
sexo.
JLReyesM
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