Desde mi ventana (Foto y estudio mía). |
Anoche
llovió intensamente, deslumbrada la madrugada por los relámpagos de la tormenta
noctambula, desperté y abrí mi ventana, el aire frío entró sigiloso y
mordaz, apague el aire acondicionado
para saborear los perfumes invernales que humedecían la tierra y llevaba el
viento desde las humedecidas hojas de los árboles.
Cuantas
imágenes frescas y sutiles pasan por mi mente esta madrugada, mirando desde mi
ventana el horizonte lluvioso, me recuesto sobre su marco y dejo mi cara al
libre rubor de las pequeñas gotas espoleadas por la brisa, retomando otros
paisajes y mañanas floridas, érase entonces un muchacho, y con el Sol despuntando al alba andaba por
el abrojal del patio, mis pies se humedecían del rocío impregnado en la
diminutas hojas del monte, entonces las espinas, el dolor punzaba en mis dedos y como ahora, siento su
presencia y ausencia en el espacio, ahora ¡Solitario y triste! Los recuerdos se
desatan profusamente y como los poemas que afloran sin cesar se agolpan
deslumbrando mi pensamiento en elocuentes lagrimas, gotas apiladas del rocío
mañanero y cuando niño esta imaginaria ausencia. Como los quiero ahora aquí
junto y siempre a mí. Mis dos gotas de rocío.
Y
aunque la vida es dura y duele, también tiene sus lugares para el aprecio de la
maravilla existencial recurrente y solaz, como esta madrugada lluviosa y
edificante, adornada de luces vibrantes y resplandecientes en los lejanos ecos
del trueno peregrino, como tocas mi corazón y mi alma lluvia bendita, abres mi
pecho en surcos como la tierra tu caudal fluyente, gallarda, cándida e incauta.
JLReyesMontiel.
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