sábado, 6 de octubre de 2018

Prudentes para valer mas.

José Luis Montiel Villalobos
mejor conocido como Don Luis Montiel,
en sus piernas Joseito. 
La dignidad y el amor es como el cariño verdadero, ni se compra ni se vende, es una actitud y un sentimiento que va pasando de padres a hijos, y eso se aprende en el seno del hogar, en una sólida y a veces severa formación pero necesaria, donde al calor de la familia unida se decantan los días y con el paso del tiempo esas firmes raíces, desde su tronco principal echan ramas y ramas de múltiples hojas rindiendo los frutos del trabajo honesto, empeñado en una constante voluntad bendecida por Dios.

Nunca antes como ahora el sentimiento familiar toca mi corazón, como algo impostergable y vital, tanta gente mía fuera, eso duele, penetra y lacera el diario vivir, y en ese marasmo de sentimientos encontrados uno se anima y contenta pensando en ellos, los que están lejos, que aunque trabajando duro pueden tener la oportunidad de vivir tal cual uno vivió su juventud y parte de esos buenos años de crecimiento de nuestros muchachos.

Y les digo a mis primos, a mis hijos, a los que están fuera y dentro de nuestra Venezuela, que mientras hay vida hay esperanza, que no obstante sea ésta una reflexión trillada es muy significativa; así como nuestros abuelos, aquellos queridos viejos se desbrozaban el pecho trabajando duro sacándole a la tierra madre el pan de cada día, y en las tardes en torno a la mesa familiar el Rosario predecía la ingesta antes de irse a dormir en las hamacas de la templaría estancia, para despertar con los Gallos al alba del siguiente día manteniendo con su férrea voluntad, constante y devota, su decidida resolución de hacer todas las cosas nuevas, como si la vida fuese una eternidad y en una eternidad verter todo el sudor y el clamor de su trabajo, con todo el tiempo del mundo en cada paso y en cada pensamiento; yo les digo a mis hijos y a mis primos, manténgase con aquella humilde y sublime actitud heredada del fundador de nuestra sanguinem domus, José Luis Montiel Villalobos.

Mi suegro Geramel Sánchez, cuando a sus 70 y pico de años recibía el cheque por la venta del último legado inmobiliario de nuestro abuelo común, me manifestó todo su orgullo por la admiración que sentía por su abuelo, que tantos años después aún percibía un provecho de su esfuerzo y labor campesina.

Ese mismo empeño y constancia, cultivados con honra y dignidad, sea ejemplo para emular los talentos y dotes de nuestro ancestro común Papá Luis, sea ese tributo sanguíneo la fuente prodigiosa e inagotable de virtud y voluntad desplegada donde quiera se encuentren, eso les exhorto a mis hijos y primos estando dentro o fuera de nuestra patria, asuman el día a día con un alto sentido de autoestima y coraje, que sean valientes y sobre todo prudentes para valer más.


JLReyesMontiel. 






      

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