domingo, 29 de septiembre de 2013

Mi primer día de Octubre.

Pascual Reyes Albornoz
Sombría esta la casa, están cerradas sus puertas  y ventanas, un silencio recóndito inunda sus espacios.

En la sala permanece el pedestal donde se sustentó el ataúd, cuatro Cirios apagados simulan una guardia en su taciturna presencia, entre las sombras del atardecer fantasmales ausencias desgarran mi inocencia a tirones descarnados.

Sombría esta la casa cerradas sus puertas y ventanas están. Un mutismo de formas a la vista se alza mirada sobre las nubes que remontan el lluvioso cenit en las tonalidades cenizas de la tarde, es una peregrina procesión de difusos claroscuros arrebatados a la tenue luz solar que agoniza.

Una visión desde el corredor hacia el patio me llevan de la mano en sus pasos, su ausencia, es un silencioso espacio el horcón a la puerta del corredor, sobre él ¿Quién recostará su Escabel?
 
El viento rasga mi alma musitando penitentes nostalgias por entre las hojas de los árboles. Ella sola, absolutamente sola, es una estrella mustia de pena y dolor en el cenit de la tarde que languidece ante la oscuridad de la noche.

Toda en sombras, toda mutismo y formas, tejados y paredes, patio y enlosados, es el luto debido e incomprensible, absurda imposición a la escenificación de un dolor que solo al sentimiento verdadero aflige, sereno e incauto descargo mi soledad hojeando un viejo devocionario en sus piadosas ilustraciones, marcando un destino en la pueril inocencia e ingenua vivencia.

Están cerradas puertas, ventanas, el corredor lleno de luces hace algún tiempo es ahora un camino sombrío que me conducía de la mano a mi nuevo destino, todo cambio porque la casa muy sombría quedó y tu no estás para refugiarme en tre tus brazos.

JLReyesMontiel







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