sábado, 12 de octubre de 2019

El día de Hispanoamérica.


Octubre es el mes de la hispanidad americana, renegada por unos o afirmada por otros, es muy a su pesar de aquellos primeros nuestra hispanidad, culturas, tradiciones y costumbres amalgamadas en un colorario de razas, razón por la cual en mis años infantiles cuando la tarea de conmemoración de ese día, 12 de Octubre, era dibujar las tres Carabelas de Cristóbal Colón, la Pinta, la Niña y la Santa María, y como olvidarlo si ese ícono histórico está clavado en la mente de mis contemporáneos como un hito que nos identifica en la añoranza de aquellos bonitos tiempos como el día de la Raza, cuando al hablarnos de nuestra bandera tricolor nos decía nuestros maestros en la escuela que el azul representaba el mar que nos separaba de la madre patria España, el amarillo nuestras riquezas y el rojo la sangre de nuestros libertadores.

Y no era precisamente el día de la raza Aria, en clase siempre se nos dijo que se celebraba el día de la raza porque los conquistadores españoles cuando llegaron a América se mezclaron cultural y étnicamente con los nativos y que más después, notando los españoles la fragilidad de los nativos para el duro trabajo esclavo, se trajeron a los negros de África, mucho más fuertes para el trabajo esclavo en las plantaciones, desencadenando todo un mestizaje de razas e intercambio de tradiciones y costumbres, proveyendo nuevas manifestaciones culturales y enriqueciendo nuestro idioma castellano.

De tal modo el proceso de conquista fue un proceso de asimilación de culturas y razas, más que de segregación cultural y étnica, un proceso de integración, conformando en el tiempo y  en el espacio vital de la América Meridional, propiamente hablando hispanoamericana, esta nueva comunidad humana, los hispanoamericanos.

Surge así otra comunidad más contemporánea, Latinoamérica, que incorpora los elementos étnicos portugueses, franceses e italianos con base a los pueblos bajo la égida del antiguo y clásico Imperio Romano, si bien América ya contenía la presencia portuguesa en su suelo con sus colonias de la cuenca del Amazonas, posteriormente la populosa emigración de postguerra de italianos y franceses a tierra suramericana le dio nuevos matices culturales a “Nuestra América” como la llamó José Martí, pero que en el fondo el hecho de preservarse aún nuestro castizo idioma y nuestra fe cristiana, esa emigración latina solo se sumó adquiriendo la idiosincrasia propia de nuestros pueblos.

Existen corrientes de opinión que pueden disentir de mi punto de vista, afirmando ideológicamente que son contradictorios éstos términos por sus fuentes y orígenes en su manifestación en el modo de ver la influencia de España en correlación a los países americanos, éstos y el pensamiento Bolivariano, y en fin con otros puntos esenciales respecto del hispanoamericanismo, el panamericanismo, Hispano América y Latino América toda, pero que considero su disímil argumentación y dogmas puntos contradictorios que en nada ayudan y si son toda suerte de discrepancias absurdas e innecesarias que son las que más entorpecen a la unidad de nuestros países, a los cuales le es más preciado la definitiva unidad supranacional para alcanzar su desarrollo integral, que mantener improductivas divergencias históricas y políticas, busquemos más bien la convergencia de voluntades para construir una nueva sociedad de países con base a nuestro común origen, y sobre todo en la concreción de lo que realmente somos un nuevo estamento de la humanidad con profundas raíces históricas.

Actualmente surgen los artífices indigenistas por un lado, los insurgentes ortodoxos hispanistas neofalangistas (tergiversando el “Hispanismo” de José Antonio Primo de Rivera) por el otro, infundiendo con su lenguaje agresivo toda posibilidad de integración supranacional, esos son los peores enemigos de Hispanoamérica, los que vociferan feroces que la conquista fue solo depredación y saqueo, esclavismo y barbarie sanguinaria genocida, y los “neofalangistas hispanistas contemporáneos” que consideran a Bolívar un agente Británico y Masónico en América que junto a Miranda, San Martín y O’Higginis (traidores para ellos) destruyeron el Imperio Español, se olvidan éstos y aquellos también que más que conquista se procuró, un mestizaje más por instinto propio de las etnias involucradas que por vocación sociológica, por una parte y por la otra, que en un principio nuestras oligarquías criollas procuraban mayor autonomía a la impuesta por el absolutismo y turbulencia de la casa real borbónica en su tiempo y muy especialmente del llamado “Rey Felón” Fernando VII, quién además de conspirar contra su padres, derogó la Constitución de 1812 tirando por la borda todo el trabajo de restauración de la corona preservada por el gobierno de las Juntas de Cádiz ante la invasión Napoleónica, detonando a la muerte de Fernando VII las guerras Carlistas, en fin, fue la corona Borbónica protagonista de más de 300 años de perturbaciones políticas en España, casa real ésta que desplazó a la gloriosa casta de los Habsburgo que gobernaba España desde el año 1278 y que con los Reyes Católicos Fernando e Isabel aplastaron la presencia Árabe de la Península Ibérica y hasta su ultimo reinante Carlos II, insigne promotor de las Leyes de Indias que promovió el desarrollo de las colonias españolas del reino en ultramar; siendo la emancipación suramericana una reacción a la decadente aptitud del Rey Fernando VII (Borbón) no solo frente a las posesiones del reino de ultramar sino frente a la actitud propia dentro de la propia España, a la cual en una delirante declaración de Simón Bolívar en plena guerra de independencia diría: “Ir a liberar a la misma España” dándose a pensar en sus posteriores proyectos de independizar Cuba y Puerto Rico.

La conquista y colonización de la América Meridional no fue un proceso de conquista disertado en el marco típico de la historia universal, donde una raza dominaba a otra hasta la aniquilación cultural de sus raíces y costumbres, como en el caso de las conquistas llevadas a cabo por los imperios del mundo a lo largo de la historia de la humanidad desde Persia, pasando por los Griegos hasta el Imperio Romano, la conquista de la América Meridional fue un fenómeno sociológico de integración cultural creando una nueva civilización con base a elementos multiculturales aportados por cada etnia involucrada en una evolución social con unas características únicas que le dan a nuestra historia y a nuestra identidad e idiosincrasia una fisonomía universal sin precedentes y esa es nuestra fuerza moral como semilla de una nueva humanidad.

JLReyesMontiel.








1 comentario:

Noel Centeno dijo...

Excelente post, Felicidades!