sábado, 25 de noviembre de 2017

La Feria Noble y Leal.

La feria de Nuestra Señora de Chiquinquirá se celebraba por el año 1970 a todo lo largo y ancho de la avenida 5 de Julio de Maracaibo, en sus esquinas con Bella Vista, Las Laras y en la intersección del otrora Banco de Fomento Regional Zulia un poco antes de la plaza Indio Mara se colocaban las tarimas principales para la presentación de musicales y variedades.

Parada Scout Feria de la Chinita 1969
La gaita de furro y tambora, charrasca y cuatro, era siempre la atracción principal de esas esquinas, no faltaba la guaracha zuliana al órgano sonoro con su güiro raspa canilla; recuerdo especialmente la tarima de la esquina del edificio Las Laras, era la más cercana a mi casa, para esa época estaba operando la telefónica en su sede principal Cantv de Maracaibo, esa noche entre gaitas y gaiteros anunciaron la presentación de “Cantinflas” lo que atrajo a muchos a ese lugar, cuando llegó el momento de la entrada en escena del popular comediante personificado por Cayito Aponte el de la Radio Rochela recuerdo su rostro, sin embargo, la parodia como que no fue muy buena porque los maracuchos presentes terminaron lanzándole colillas de cigarrillo al escenario y mamá decidió enseguida abandonar el espectáculo.

Caminando por la avenida 5 de Julio, observé vendedores de todo tipo de baratijas, gallitos, churros, algodón de azúcar, barquillas, conservas, pinchos, perros calientas y refrescos, y cervezas en lata como arroz, de hecho la feria fue denominada la feria del potecito, por la gran cantidad de envases de aluminio regados por el pavimento de la popular bebida que los muchachos zagaletones se calzaban en la suela de los zapatos para hacerlo sonar contra el suelo.

En una de esos tarantines nos encontramos a la profesora Elida del Colegio, después de saludarla seguimos la ruta de feria hasta el escenario del Banco de Fomento Regional Zulia donde estaba anunciada la presentación del Súper Combo Los Tropicales, la noche avanzaba y como parte de lo mejor del espectáculo otros grupos hacían el preámbulo de la emblemática orquesta, desistiendo mamá de la larga espera nos regresamos a casa.

Maracaibo conservaba aún los vestigios de ciudad noble y leal, noble por su buena gente y leal por su apego a sus tradiciones; regresamos a casa sin contratiempos y tranquilos con la seguridad de quien cruza su patio trasero. Cualquier diferencia está de más decir y no quiero estropear la narrativa, para lo que hay que ver con un solo ojo basta.

Afortunadamente aún queda mucho maracaibero noble y leal, gente bondadosa que contacto a diario y me llena de esperanza, la ciudad ha crecido existen problemas como en toda urbe contemporánea, pero en esencia el maracaibero de hoy familiar y regionalista sigue igual, marcando la diferencia con los maracuchos desarraigados y vallenateros, regatoneros y anatematizantes.

JLReyesM.

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