Maestro Astor Piazzola fiel interprete del tango en su Bandoneón. |
Un aspecto del tango como género
musical es su carácter pasional, dramático y existencial, las letras de sus
canciones son vivencias del hombre común, de la gente en la calle, en el melodrama
diario, en los buenos momentos van aparejados
los malos también, es como una secuencia de la fatalidad humana, es una escena
permanente entre la tristeza y la felicidad.
Para mi el tango es una música entrañable, así me lo mostró mi madre en sus tantos buenos momentos de grata conversanción sobre Gardel y escuchando sus canciones, ella eterna fanática
de su canto, hilaba los recuerdos de juventud desde su silla mientras discernía
sobre las letras de sus canciones y me aconsejaba, verdaderas clases presenciales
para vivir, diría ahora, apoyada en los diversos temas gardelianos.
Charles Romuald Gardes - Carlos Gardel Nació en la ciudad de Toulouse Francia. |
Alguien dijo, debe ser un filósofo,
que la vida es dialéctica existencial, risa y llanto, alegría y tristeza, odio
y amor, guerra y paz, de acuerdo; pero si hablamos de la dialéctica existencial,
y mientras existimos cada segundo de la vida, si el tango es vida, concluimos
que el tango también tiene su propia dialéctica en virtud de ser una expresión
de la presencia humana.
El tango como género musical no
podría haber existido sin el drama humano, y como tal es una representación en
su contenido del hombre y de la mujer de
estas últimas dos centurias, por eso su baile es tan erótico y sensual, y sus
letras son tan trágicas.
Pero el tango también tiene un
aspecto nacionalista, pero no exiguo de mentes estrechas, el tango es
continental, es clásicamente suramericano, ojo no sudamericano, suramericano,
para todos nuestros hermanos meridionales, un pretexto para sentirnos unidos en
un género musical que dejo de ser argentino para convertirse en la expresión de
un continente en su momento histórico y cuando
más falta hizo para mantener la cohesión nacional de Latinoamérica.
El niño Gardes. |
El tango en los años 1930, fue la
expresión musical del momento que preservo la identidad de nuestros pueblos
hispano americanos, el zorzal criollo Carlos Gardel fue el prototipo del hombre
latinoamericano cuando sobre nuestro continente se cernían las garras del
totalitarismo europeo, por una parte y por la otra, del expansionismo norteamericano.
Tal cual lo hizo el bolero en los
años 1940-1950, y la salsa en los años 1960-1970, gracias a Dios nuestros
pueblos han generado sus propias expresiones musicales de sentir, percibir,
gozar y porque no llorar su existencia; entonces la vida es un bolero y también
es salsa y guaracha.
Un loco dijo, -olvídate del tango
que ya Gardel murió- yo pienso que sí, aunque resguardando los nuevos valores
del tango argentino y son muy buenos, solo por nombrar uno Astor Piazzola y su
bandoneón; el tango cohesionó la idiosincrasia latinoamericana, nos dio un
escenario y un ritmo para marcar todo la primera mitad del siglo XX, con sus férreas
dictaduras, luego vendrían nuevos escenarios menos represivos aunque más disimulados, pero
al fin opresivos.
Mientras el tiempo pasa, y así
las modas y sus autores, la muerte se llevó a Gardel, como a tantos otros, pero
no se llevó ni su canto ni el contenido de sus mensajes, quedaron en las
millares de grabaciones y ahora con su digitalización eternizados para toda la
humanidad, como una muestra de un momento de su espacio y de su tiempo, con una
narrativa musical propia de nuestro ser latinoamericano.
José Luis Reyes Montiel.
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