sábado, 26 de abril de 2014

El Plátano nuestro de cada día.

Los botánicos lo consideran una hierba
y no un árbol (Platanus Hispanica). 
Infaltable en la mesa de todo buen Zuliano, nuestro plátano cultivado a lo largo y ancho de toda nuestra geografía regional, muy especialmente en su tierra por cantidad cultivada, donde se dan los mejores ejemplares del Zulia, la región del Catatumbo desde Encontrados pasando por San Carlos del Zulia hasta Santa Bárbara y La Fría, tierra nutridamente lluviosa, iluminada por el resplandor parpadeante del relámpago ancestral.

Recuerdo a mamá tomando entre sus manos el plátano madurito, ya en su concha negra,  punzándolo con un tenedor, luego los colocaba al horno, una vez tostada la concha y habiendo desahogado por los agujeros parte de la sacarosa, se le retira cuidadosamente  la concha quemada y de este modo horneado resulta una delicada delicia al paladar, blando y dulce, delicioso acompañado de huevos fritos, con queso y mantequilla.

Plátano punzado y asado
en su concha.
También mamá solía embadurnar el plátano amarillo pintón con aceite y lo envolvía en papel de bolsa de tienda de las marroncitas, ligeramente frotada con aceite, se envolvían cual caramelo girándole los extremos, se horneaban y quedaban asados de una forma pareja y uniforme de principio a fin y con todos sus jugos resguardados, excelente para acompañar carne mechada, arroz y caraotas

Para el desayuno, a falta de pan y arepa, no faltaba a la mano unos plátanos, verdes o maduros, en Maracaibo los cortamos de chaflán es decir con el cuchillo en posición diagonal al plátano,  para hacer torrejitas o friticas, eso de cortarlos en círculos es de maracucho haragán o caraqueño desvelado, y hablando de todo como los locos, los “Patacones” nos llegaron de Colombia mi hermano, eso no es típico de la tierra de Urdaneta.  Las friticas se acompañan por supuesto con su queso rallado y una buena taza de café con leche y resuelto el desayuno del  día.


Friticas o Torrejitas de plátano.(llamadas en el resto de Venezuela Tajadas) 
Patacón Zuliano.
Con respecto a los patacones por supuesto todo lo que nos llega de afuera no solo se mejora sino que se perfecciona, nosotros hicimos un patacón más mollejuo y aplastadito y con dos tapas, le colocamos un relleno cual emparedado,  que va desde un buen pernil, pasando por la carne mechada y terminando con unas tiras de pollo sazonadas, con los aderezos salsozos marabinos y el picantico al gusto del comelón.

Patacones de la costa atlántica colombiana.
Para los que no sepan hacer patacones colombianos, el proceso algo demorado pero delicioso el resultado, en una bandeja pelamos unos ajos, cortamos o machacamos, echamos agua hasta la mitad de la bandejita, sal al gusto, para hacer una salmuera con ajo, reservamos, pelamos unos plátanos verdes, bien verdes, porque si están pintones ya no son patacones es otra cosa agridulce, a mi gustan a otros no, una vez pelados los plátanos los cortamos con espacios aproximados de cada dos dedos míos si son de una persona delgadita serian tres dedos, esos dados de plátanos los salteamos en aceite hirviendo pero súper recontra hirviendo, que al echarlo haga chiiiiccceeeee! ¿Porque?  La razón es sencilla así se fríe con el mínimo de absorción de aceite en el producto digiriendo nuestro organismo menos grasa, una vez salteadas no totalmente fritas, fritas, sino ligeramente fritas, colocamos los dados sobre papel absorbente o a falta de este un buen papel de bolsa de panadería, de las marroncitas, son perfectas para decantar y absorber el aceite del exterior de la fritura, se van reservando.

Una vez terminadas de saltear los dados de plátano, lo aplastamos paradito el dado entre dos tablas de madera, redondeado y formándose el patacón y lo sumergimos en la salmuera de ajo que habíamos preparado previamente, luego se colocan a secar sobre una toalla de cocina bien limpia, y finalmente se vuelven a freír pero esta vez bien fritos para que queden bien crujientes, y se colocan sobre papel absorbente; y listos para acompañar parrillas, desayunos, entre otros platos de la cocina vernácula nuestra.

Torta de Plátano
Finalmente, el plato típico zuliano de plátano por excelencia, la “Torta de Plátano”, se disponen una friticas, a modo de macarronada, para los que no son marabinos, en una bandeja previamente aceitada y enquesada, es decir frotada con aceite y rociada de queso añejado o madurado, queso de año, se van sobre colocando friticas de plátano, sobre estas abundante queso de año y luego huevo batido, yema y clara, luego se coloca otra capa, otra vez queso de año y huevo batido, otra de plátano frito en torrejitas, así se va alternando hasta el borde de un envase refractario de vidrio, o pastichero, sartén amplio, o cualquier recipiente que se preste para ese tipo de preparados. Una vez culminado, sobre su parte superior se coloca queso, huevo batido y mantequilla, y se introduce al horno, hasta dorar el queso con el huevo en la capa superior de la torta de plátano.

La torta de plátano es muy versátil, entre sus capaz puede colocarse jamón, Mortadela de Tapara, carne molida, salchichón, chorizo español, chorizo criollo, chorizo Carupanero,  trozos  de queso palmita o de mano, pollo esmechado; hay quienes preparan pescado adobado con sal, pimienta, orégano, ajo y limón, bien machacado y mezclado, relleno con queso palmita o de mano, colocando el pescado así sazonado sobre una cama de plátano verde o maduro en bandeja, previamente rociado el plátano con salmuera (agua con sal) ajo y mantequilla, se le echa aceite al gusto, luego se baña todo en crema de leche o leche de coco. Una delicia de Reyes.

El plátano nuestro de cada día.
Es el plátano el rey del almuerzo zuliano, su sitio de honor al borde de todo plato a la hora del almuerzo, acompañando carnes, pescados, aves, con el arroz blanco y una ensalada rusa o en rodajas, previa su sopita para empezar.

Ah! Como olvidar las conservas de maduro de las tiendas y abastos de la otrora Maracaibo, las que vendían en frascos colocados sobre el mostrador de losa, especialmente las empacaditas con papel celofán transparente y adheridas a una carta española, y las otras que venían en el interior de una Sorpresa rollo de cartón envuelto en papel de cebolla de colores,


José Luis Reyes Montiel.





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