Reciente pelaba las conchas de unos
grandes y hermosos Plátanos amarillos, de esos de exportación, tan bellos como
aquellos que muy cuidadosamente cultivan en Santa Bárbara del Zulia, pero éstos
otros Plátanos, según y que los traen importados a Chile de la República del
Perú.
Dispuse embadurnar de aceite un Sartén,
para saltear y cocinar lentamente a modo de horno las tajadas de Plátano
cortadas a lo largo para rendirlo, pues acá en este bello país austral es un
producto agrícola algo costoso, pues como indiqué es traído de tierras
incaicas, sin embargo, no resulta tan costoso si lo comparamos al valor de
nuestros Plátanos en nuestra ciudad de Maracaibo, siendo el Zulia la región platanera
por excelencia.
Recordando mi ciudad natal y sus
buenos plátanos zulianos, terminé de colocar las tajadas sobre el Sartén colocándole
sobre sí su respectiva tapa, hecho esto lo demás fue voltear y dorar las
tajadas hasta su cocimiento total, quedando lindas y bellas, sabrosas y
conservando toda la sustancia del pan a la hora del almuerzo de todo buen
Maracucho, Zuliano de corazón.
Serví las tajadas de Plátano
sobre un blanco plato para resaltar el rico manjar Zuliano, Rey de la mesa Marabina
a la hora del almuerzo, dejándolo sobre la mesa para esperar la hora del
almuerzo para el cual preparé un arroz con Longanizas secas, al modo del Jamón
Serrano español, acá en Santiago le dicen a sus Chorizos “Longanizas” éstas que
compré el día de ayer, las dejan secar al libre ambiente colgadas sobre los mostradores
en ciertos abastos adquiriendo un sabor especial entre ahumado y medio rancio,
como el añorado buen queso de año, el asunto fue y el motivo de este relato,
cuando me tocó desechar a la basura las conchas del Plátano, se me saltaron las
lágrimas del sentimiento, me acordé cuando las reservaba para hacer con ellas a
modo de carne mechada, tiritas de Plátano sazonadas con sal, pimienta y aliños y
salteadas con Tomate, Ajo y Cebolla, y rellenar
las arepas o el pan de la cena de ese día.
Sí, antes de venirme a Chile, en
casa preparaba la Carne Mechada de Plátano, pues la carne había adquirido ya
precios inalcanzables, así los Plátanos más económicos sin dejar de estar
costosos en comparación a otros buenos tiempos, cuando por una moneda de Bs.
1,oo te vendían una docena de buenos y grandes Plátanos, y los llevabas a casa
hecho el mandado al Abastos del señor Antonio o de que la señora Menena, donde
los tenían a granel y por montones.
Ya para la fecha de mi salida de
Venezuela, los tenían de a cuatro Plátanos por BsS. 10.000,oo, ni hablar de la
Yuca, tubérculo que será motivo de otro relato de esos días tristes pero de un
gran crecimiento espiritual y moral.
Cuando era muchacho, en aquellas
soleadas tardes de vacaciones de Julio y Agosto, cuando el apetito pegaba
producto de mis correrías y juegos infantiles en el inmenso patio de mi casa, solía
tomar de la Alacena un Plátano amarillo,
lo cortaba en tiras de tajadas, para freírlos al aceito en el viejo Sartén de
la cocina, rayaba queso de año y lo
acompañaba con mis friticas de
Plátano servidas sobre un plato de Peltre; en ese entonces, tiraba las conchas del Plátano a la basura, muy a pesar de ser también un tiempo de ausencias y carencias pues mi padre murió apenas unos años antes, sin embargo la comida no faltó nunca en casa, pues mamá se las arreglaba con las rentas de las casas que papá nos legó como patrimonio familiar; en aquel tiempo mi único pensamiento era jugar y jugar, ver televisión
y visitar a mis padrinos y abuela en El Cristo, su residencia familiar, jugar
con mis primas y primos, simplemente pasarla bien.
Total, ahí tengo las conchas al
hervor en una Olleta tapada,
sancocharlas hasta ablandar, luego se dejan enfriar y se cortan con un cuchillo
en tiritas al modo de las tiras de la carne mechada, lo cual resulta muy fácil,
pues las conchas de Plátano tienen a lo largo unas hilachas facilitando su
desgarre, yo suelo hacerlo con un tenedor sobre una base de madera para cortar,
fijando el tenedor de arriba abajo y rasgando la concha perfectamente quedando
la hilacha bien cortadita; finalmente se sazonan al gusto, como lo deseen y con
lo que tengan en la despensa, para saltearlas con poco aceite vegetal sobre un Sartén.
Esta tarde rellenaré mis arepas
con Carne Mechada de Concha de Plátano, para la cena de este día de este mes de
febrero del año 2.020, no quiero perder
la memoria de dónde vengo y a donde quiero llegar, hago un balance de mis metas
y aspiraciones personales y familiares, para algún día regresar a mi tierra, bien sea liberada
o yo como un hombre libre, pero es mi deseo sembrarme en polvo sobre su basta geografía, donde
mi padre me engendró y mi madre me parió, mi tierra pura y sacrificada, situarme
en ella para la eternidad.
JLReyesMontiel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario