En estos días es frecuente los encuentros entre compañeros de oficina, familiares y amigos; los tragos, unos pasapalos y la comida, por supuesto se suele servir la especialidad navideña, hayacas, pan de jamón, pavo, pernil o cualquier otro aditamento navideño.
Este domingo 18 me encontraba recorriendo el oeste de mi ciudad, buscando un terrenito para adquirir, me deje ir por la adyacencias del llamado sector Club Hípico, muy cerca de un Hogar de Ancianos “Santa Cruz” vía a la UBV y Country Club, arena, piedras y huecos, la lluvia inclemente de estos días ha castigado inmisericordemente las vías de comunicación terrestre.
Entre el follaje espeso de nuestra naturaleza tropical, una parcelita en venta me llamó la atención, la vía de acceso derechita, el terreno parejito y seco, sin signos de sedimentación ni erosión ocasionada por la recientes lluvias, pregunté a un vecino y en efecto me contactaron al poseedor del mismo, mientras llegaba me invitaron a bajarme a Mercedes y a mí, lo que hice sin reparos y luego conversando y conversando, con Willian, joven trabajador que con su esposa Rosita, viven en su casita al lado del predicho terrenito que pretendo comprar con los aguinaldos.
¡Sorpresa! entre la amena conversación …Willian en un platón nos ofrece refrescos y unas galletas rellenas de crema…, yo mientras comía el bocadillo en cuestión y entre la conversación me puse a pensar en mi enajenada mente soñadora, la sutileza, delicadeza, belleza, singularidad, de aquellas amables personas, al ofrecernos refrescos y galletas, en medio de todas sus estrecheces, en medio de sus limitaciones, en medio de aquel santo ambiente lleno de amor conyugal y de una simplicidad tan armónica y hermosa, ofrecerme aquel bocado fue para mí el plato navideño más sabroso y digno que he comido en mucho tiempo.
José Luis Reyes.
Año 1.969, se mudó a casa tía Espíritu y abuela, hurgando entre sus chécheres hallé un librito de registro familiar. Mamá me contaba entonces historias del Hato “San Luis” y se me ocurrió hacer este blog tributo a la vieja libreta de la abuela, reuniendo fotos y demás documentos del Abuelo Don Luis Montiel, para hacer del conocimiento familiar sus orígenes y no perder la memoria de quienes nos legaron nuestra existencia.
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