La libertad es relativa, en cuanto depende del punto de vista conceptual de quién discierne sobre ella, recuerdo al poeta Berthy Ríos (En su tiempo Director de Cultura de nuestra LUZ-1970) en su poema “La libertad es Salvaje” para él la libertad es la del hombre primitivo, en su estado natural frente a las bestias.
En el Génesis bíblico, Adán y Eva, aparecen en un entorno donde ya existían seres humanos, sino analicen todo el texto y observa como Dios crea a la especie varón y varona para poblar la tierra y les ordena reproducirse, dándole señorío sobre las bestias y el campo para alimentarse; luego es cuando aparecen en la narración del Génesis nuestros padres bíblicos, a quién Dios les coloca en el jardín del Edén, dándoles además plena libertad de escoger entre seguirle o no al prohibirles solo una cosa comer del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, ellos vivían felices al amparo de Dios, pero Él no les obliga sino que deja a su albedrío su libertad, se dejaron seducir del mal, y fueron expulsados de ese jardín de libertad.
Entonces la libertad, es relativa porque el hombre no puede ser absolutamente libre, el limite a su libre albedrío es la lucha del bien contra el mal, la maldad es el limite a la libertad del hombre, todo acto ilícito a las leyes de la naturaleza es contrario a su libertad, por eso el estado ideal del hombre, en pleno ejercicio de su libertad, es la de un ser sujeto al Derecho Natural, superior incluso al Derecho Vigente en un espacio y tiempo determinado, que siempre estará condicionado a prejuicios de la época y axiológicamente válido para ese microcosmos histórico.
No podría ser de otra manera, la libertad no existe sin el libre albedrío, porque de lo contrario estaríamos sujetos a seguir una determinada conducta, y eso no es libertad, mediante el libre albedrío el hombre se hace y vive su libertad desde adentro hacia fuera, crece y revoluciona subjetivamente para desplegarse en su conducta intersubjetiva en la sociedad humana ya más desarrollada, donde cada cual asume su libre albedrío en función del bien y desarrolla toda su potencialidad humana en comunidad.
Contrario al sistema del Derecho Positivo donde el hombre coercitivamente ajusta su conducta en sociedad más por evitar la sanción, que las consecuencias del despliegue de su maldad, si mata y derrama sangre, eso no le afecta, le afecta son los años de prisión; por su parte el hombre libre se arroga no matar por su propia convicción, en su fuero interno hay una señal que le dice que eso es una conducta inapropiada contraria a leyes naturales y superiores. En ese orden natural, toda conducta contraria acarrea una consecuencia, la cual no depende de voluntad humana alguna, ni es impuesta por juez alguno ni por leyes vigentes, deriva de la acción antinatural del hombre y por el hombre infractor. Él es juez y ejecutor de su conducta y como tal debe asumir sus consecuencias, que tarde o temprano se revelarán como resultado de sus malas acciones.
En consecuencia, la libertad es salvaje, libre y salvaje como la orilla del mar, y se confunde con el Sol y la Luna, navega insondables profundidades como los peces y se encumbra magistral como las aves en el cielo. No hay leyes ni normas de conducta, solo nuestro planeta y el Universo infinito auspiciado por un orden universal que todo lo sujeta y lo unifica. José Luis Reyes Montiel. Maracaibo, Octubre 14 / 2011.
Año 1.969, se mudó a casa tía Espíritu y abuela, hurgando entre sus chécheres hallé un librito de registro familiar. Mamá me contaba entonces historias del Hato “San Luis” y se me ocurrió hacer este blog tributo a la vieja libreta de la abuela, reuniendo fotos y demás documentos del Abuelo Don Luis Montiel, para hacer del conocimiento familiar sus orígenes y no perder la memoria de quienes nos legaron nuestra existencia.
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