domingo, 15 de junio de 2025

Reminiscencias.

Entre los días del año, el mundo occidental en la práctica de su civilización ha fomentado la celebración durante el año de determinados días, entre ellos el que hoy en éste tercer domingo del mes de junio evocamos, el día del padre, como el de la madre el segundo domingo del mes de mayo, en un espacio de tiempo dónde las familias rinden tributo de merecido cariño y agradecimiento a los seres que nos otorgaron la vida como regalo providencial del Padre Creador, que impulsa ese sentimiento entre los seres humanos para la reproducción, auspiciado por el amor entre una pareja de un hombre y de una mujer.

“Gn 27 Y creó ’Elohim al hombre a su imagen, a imagen de ’Elohim lo creó, macho y hembra los creó. 28 Luego ’Elohim los bendijo; y les dijo ’Elohim: Fructificad y multiplicaos, llenad la tierra y sojuzgadla, dominad sobre los peces del mar y las aves de los cielos y sobre todo ser vivo que se mueve sobre la tierra”.

Esa es la base fundamental de nuestra civilización cristiana, por encima de todo culto en el cual se han empeñado en dividir la iglesia de Yeshúa, es el nombre hebreo de Jesús de Nazaret, que significa "Yahveh es Salvación".

Me siento afortunado y bendecido por haber sido engendrado al viejo estilo de los patriarcas, mi padre y mi madre entrados en años, ciertamente más mi padre que mi madre, concibieron a quien redacta éstas líneas en su homenaje y recuerdo; por eso la brecha generacional entre mis primos hermanos, quienes parecen más tíos que primos y mi vinculo generacional con los primos segundos, incluso entre mis hermanos, entre los cuales soy el último y sobreviviente de siete hermanos.

Por eso siento que pertenezco a una generación que ya ha pasado su tiempo, no solo por una razón de edad, sino por actitudes vivenciales propias que me han distinguido separadamente de mi circulo generacional, me asumo como un hombre perteneciente a los albores del siglo XX, por de quien vengo y por crianza entre mis tíos viejos de antes, como suelo decir con orgullo familiar, de quienes viví sus modos de antigua solera tradicional.

Pascual Reyes Albornoz
1902-1967
(De la foto original, ésta coloreada por cortesía de Eduardo Romero)

Del entrañable recuerdo de mi padre, Pascual Reyes Albornoz, poseo su acercamiento de sus últimos años de vida conmigo compartidos, como si presintiera su pronta partida, solía llevarme a realizar sus diligencias diarias en su automóvil, recorriendo y cobrando la renta de sus propiedades inmobiliarias o visitando familiares y amigos, siempre había algo pro hacer en su habitual día a día.

Mi padre afinado comerciante y propietario de aquellas tradicionales moliendas de maíz y café, que proveían a nuestra antañona ciudad del grano procesado para la mesa y el consumo de los maracaiberos nativos y extraños, las barriadas de El Saladillo y El Empedrao, conocieron de aquel producto alimenticio “del Maíz pilado y del Café molido por la maquinaria de las Moliendas de Pascual” como dignamente le canta una veja Gaita dedicada a la excelencia y calidad de su producción.

Mi padre evocando aquellos tiempos de molienda, reunido con su compadre José Bravo, su colega molendero, entre palos y amena conversación, atribuían la desaparición de las antañonas moliendas a la aparición de la harina de Maíz precocida, cuya novedad no tenía competencia con el Maíz pilado, prontamente papá más por razones de edad jubilar que comerciales, supo dar paso a la nueva industria, teniendo a la vista la plusvalía de su actividad, la cual aprovechó adquiriendo bienes raíces para su retiro.

Padre amado, ahora evoco cada sábado en la mañana para hacer el  mercado semanal en los que te acompañaba, y las tardes de regreso a casa, cuando rumbo a nuestra casa doblabas la esquina de la calle Venezuela, me quedaba dormido en el asiento del carro tumbándome hacia tu lado, me decías: -ya vamos a llegar, no te vais a dormir. Nunca me quedé dormido padre, aquí está tu hijo.

JLReyesMontiel. 







 

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