sábado, 15 de diciembre de 2012

A propósito de sus Sesenta Años.


Si alguna vez la palabra compañerismo, camaradería, solidaridad, tuvo un significo especial  entre las  generaciones de muchachas y muchachos que han pasado por las aulas del Colegio San Vicente de Paúl, fue en eso días luminosos de esa hermosa etapa de nuestras vidas, estampada en las profundas raíces de amistad que nacieron al amparo de sus campos deportivos, de sus bancas a la sombra de sus arboledas, en sus largos corredores y de la palabra sonora y oportuna de sus maestros y profesores en el salón de clases.

Como olvidar los juegos de temporada yoyo, perinola, metras, las carreras entre ladrones y policías, “la sala” propinada al cumpleañero, las agarraditas entre rivales terminando siempre en grandes amigos, las travesuras y ocurrencias de entonces ingenuas y tontas, pero llenas de una hilaridad tan particular como el hecho que las generaba, desde una simple semilla de Mango que pateada pasea por varias aulas del básico, hasta un Cacure alborotado de abejas que a mas de uno pico; hechos y circunstancias que por su nimiedad y simplicidad solo alteraba la rutinaria tranquilidad de la vida escolar, pero que jamás ni nunca, fueron con la intencionalidad de faltarle el respeto a nuestros preceptores.

Recuerdo a esos otros compañeros, las maestras y los maestros que conocí y perfilaron nuestra personalidad, María de Jesús “Jesusita” Martínez, Ada Gonzáles, Nancy Lugo, Elbita y Nelly Báez y muy especial a Mario de la Rosa, de quién guardo gratos recuerdos, como maestro guía. Luego en la adolescencia, a los profesores Nila Leal, Elida de López, Manuel Negrón en el laboratorio de biología, Isidoro Zamorín en el laboratorio de física, el famoso profesor “Saco de Mañas” en el Taller de Metales y Madera de Formación para el Trabajo, el P.P. Luis Moreno sus clases de artística e historia del arte fueron todo una cátedra, el P.P. Casamayor con sus clases de Castellano y Literatura, sus comentarios de Casas Muertas de Miguel Otero Silva, Cien años de soledad de García Márquez, la poesía de Pablo Neruda y los cuentos grotescos de Horacio Quiroga y su Gallina Degollada, el P.P. Ricardo Atanez con sus clases de Latín, y con emotiva y especial recordación de los retiros espirituales del P.P. Melchor. Junto a otros también recordados pero que llamados a la vida laica han seguido honrosamente el camino de la enseñanza.

En la calle 69 con avenida Delicias de Maracaibo Estado Zulia
Colegio San Vicente de Paúl en sus 60 aniversario
27 de Noviembre de 2012
Por eso una institución no es solo el aspecto orgánico y formal de su existencia, una institución es también el aspecto ético y moral de sus componentes, de quienes conforman esa comunidad de intereses, intereses que pueden ser materiales y espirituales, pero que se integran voluntariamente con una misma finalidad, en el caso del San Vicente de Paúl, una finalidad formativa del hombre ontológica y teológica.

La formación del hombre justo y honrado, para la vida, para la familia, para la iglesia, para el trabajo social y comunitario, integrador de voluntades y emulo de Cristo Jesús, amoroso de su santísima madre, bajo la advocación de La Milagrosa, militante de la caridad como verdadera expresión de solidaridad humana y soldado de Cristo en el trabajo diario honesto y creador, de manera de ser multiplicadores de nuestra fe con obras, con frutos por los cuales se conoce el árbol.

Luis Homez
El Colegio San Vicente de Paúl, ya entró en los anales de la historia zuliana, ya es un patrimonio regional, ya sus hijos han rendido sus frutos y hasta su vida, vale mencionar a Luis Homez, formado en sus aulas, llamado el  defensor del Zulia y el primer Valiente 1947-1990, murió a los 42 años, con mucho por darle y aportar a la historia contemporánea de este país, quizás su liderazgo hubiese aportado en su ocasión un camino diferente al actual, a todo lo acontecido después del año 1990 cuando nos dejó, sin embargo muchos de su contemporáneos no vieron o no quisieron ver su momento, pero eso es tema de otro conversatorio; entre tanto, existe una necesidad de reinventarse, de búsqueda y reencuentro de lo que fue otrora nuestro Colegio, recuperar su misticismo, aquella aurea de una guiatura dirigida a formar al hombre y a la mujer para la vida cristiana, que aunque no se ha perdido, es menester reforzar y consolidar y eso es un compromiso en el que deben estar involucrados tanto nuestros jóvenes como sus preceptores.

José Luis Reyes Montiel.