Si alguna vez la palabra
compañerismo, camaradería, solidaridad, tuvo un significo especial entre las
generaciones de muchachas y muchachos que han pasado por las aulas del
Colegio San Vicente de Paúl, fue en eso días luminosos de esa hermosa etapa de
nuestras vidas, estampada en las profundas raíces de amistad que nacieron al
amparo de sus campos deportivos, de sus bancas a la sombra de sus arboledas, en
sus largos corredores y de la palabra sonora y oportuna de sus maestros y
profesores en el salón de clases.
Como olvidar los juegos de
temporada yoyo, perinola, metras, las
carreras entre ladrones y policías, “la sala”
propinada al cumpleañero, las agarraditas
entre rivales terminando siempre en grandes amigos, las travesuras y
ocurrencias de entonces ingenuas y tontas, pero llenas de una hilaridad tan
particular como el hecho que las generaba, desde una simple semilla de Mango
que pateada pasea por varias aulas del básico, hasta un Cacure alborotado de
abejas que a mas de uno pico; hechos y circunstancias que por su nimiedad y
simplicidad solo alteraba la rutinaria tranquilidad de la vida escolar, pero
que jamás ni nunca, fueron con la intencionalidad de faltarle el respeto a
nuestros preceptores.
Recuerdo a esos otros compañeros,
las maestras y los maestros que conocí y perfilaron nuestra personalidad, María
de Jesús “Jesusita” Martínez, Ada Gonzáles, Nancy Lugo, Elbita y Nelly Báez y
muy especial a Mario de la Rosa, de quién guardo gratos recuerdos, como maestro
guía. Luego en la adolescencia, a los profesores Nila Leal, Elida de López, Manuel
Negrón en el laboratorio de biología, Isidoro Zamorín en el laboratorio de
física, el famoso profesor “Saco de Mañas”
en el Taller de Metales y Madera de Formación para el Trabajo, el P.P. Luis
Moreno sus clases de artística e historia del arte fueron todo una cátedra, el
P.P. Casamayor con sus clases de Castellano y Literatura, sus comentarios de
Casas Muertas de Miguel Otero Silva, Cien años de soledad de García Márquez, la
poesía de Pablo Neruda y los cuentos grotescos de Horacio Quiroga y su Gallina Degollada,
el P.P. Ricardo Atanez con sus clases de Latín, y con emotiva y especial
recordación de los retiros espirituales del P.P. Melchor. Junto a otros también
recordados pero que llamados a la vida laica han seguido honrosamente el camino
de la enseñanza.
En la calle 69 con avenida Delicias de Maracaibo Estado Zulia Colegio San Vicente de Paúl en sus 60 aniversario 27 de Noviembre de 2012 |
Por eso una institución no es
solo el aspecto orgánico y formal de su existencia, una institución es también
el aspecto ético y moral de sus componentes, de quienes conforman esa comunidad
de intereses, intereses que pueden ser materiales y espirituales, pero que se
integran voluntariamente con una misma finalidad, en el caso del San Vicente de
Paúl, una finalidad formativa del hombre ontológica y teológica.
La formación del hombre justo y
honrado, para la vida, para la familia, para la iglesia, para el trabajo social
y comunitario, integrador de voluntades y emulo de Cristo Jesús, amoroso de su
santísima madre, bajo la advocación de La Milagrosa, militante de la caridad
como verdadera expresión de solidaridad humana y soldado de Cristo en el
trabajo diario honesto y creador, de manera de ser multiplicadores de nuestra
fe con obras, con frutos por los cuales se conoce el árbol.
Luis Homez |
El Colegio San Vicente de Paúl,
ya entró en los anales de la historia zuliana, ya es un patrimonio regional, ya
sus hijos han rendido sus frutos y hasta su vida, vale mencionar a Luis Homez, formado en sus aulas, llamado
el defensor del Zulia y el primer Valiente 1947-1990,
murió a los 42 años, con mucho por darle y aportar a la historia contemporánea de
este país, quizás su liderazgo hubiese aportado en su ocasión un camino
diferente al actual, a todo lo acontecido después del año 1990 cuando nos dejó,
sin embargo muchos de su contemporáneos no vieron o no quisieron ver su
momento, pero eso es tema de otro conversatorio; entre tanto, existe una
necesidad de reinventarse, de búsqueda y reencuentro de lo que fue otrora
nuestro Colegio, recuperar su misticismo, aquella aurea de una guiatura
dirigida a formar al hombre y a la mujer para la vida cristiana, que aunque no
se ha perdido, es menester reforzar y consolidar y eso es un compromiso en el
que deben estar involucrados tanto nuestros jóvenes como sus preceptores.
José Luis Reyes Montiel.