jueves, 28 de diciembre de 2023

Escrito en fin de año.

Y a la vista del acontecer de éstos doce meses, marcados a dos mil veintitrés años del nacimiento de Jesús de Nazaret, nuestro Mesías, unigénito del Padre Creador del Universo, de todo lo visible e invisible, que con Él Espíritu Santo es nuestro Dios por los siglos de los siglos.

Ese es el credo de nuestros ancestros hispanos, y bajo el cual quiero morir bajo la divina protección y amparo de nuestra abogada, Santa María, ahora y en la hora de nuestra muerte, así sea y es.

Una va recontando acontecimientos que reflejan la providencia infinita de Dios, es tan hermoso gozarse en Él, en ese Dios de esplendor donde no tienen cabida las tinieblas del oprobio, quién descubre mediante un profundo discernimiento haya el tesoro más rico y precioso, más sublime y místico, verdad y vida existencial.

Con Dios todo, sin Dios nada, no hay paso del hombre en su sensibilidad preceptora, donde la necesaria presencia de Él Altísimo pueda prescindirse, su ausencia en la intencionalidad de la voluntad, aún con todo el empeño que se le imprima, se cae en un profundo vacío motivacional, que solo puede llevar al fracaso.

Toda acción de nosotros está estampada por la providencia divina, aún las malas obras en el ejercicio del libre albedrío, proveen causalmente funestas consecuencias, no así, quien bien obra, éstas proveen buenos frutos, es el resultado universal de las leyes naturales de causa y efecto, y nadie por malo o bueno escapa a esa realidad de la ciencia divina.

Al paso de todos éstos años, los míos y en éste tiempo llevo sesenta y tres pues según el calendario gregoriano nací en el año mil novecientos sesenta de Nuestro Señor, voy parejo con las décadas de las centurias del siglo XX y XXI, es decir, viví final de siglos y espero llegar un poco más allá de la primera mitad de la mitad del presente siglo, vivir para conocer lo presente, hasta donde el cuerpo aguante y la vejez en su lucidez permita esa chispa encantadora del pensamiento activo y crítico, y no terminar miado y cagado en algún asilo de ancianos, o siendo sacrificado por futuros y posibles programas de Eutanasia.

Éstos sesenta y tres años, que coinciden con éste final del año 2023, me han dado de regalo una experiencia espiritual y vivencial de lujo, si bien he sido afortunado en bienes materiales, donde la mano de la sublime providencia nunca faltó, y doy gracias a Dios, esa misma convicción de fe y esperanza, considero es el tesoro más preciado de mi vida, ya que, habiendo conocido la presencia de Dios en mi vida, esa valor inestimable, me ha dado fuerzas para reinventarme en éste presente de calamidades nacionales, donde la fuerza mayor del impropicio acontecer es una carga pesada de llevar, a menos que, recordemos la pasión de Jesús crucificado.

Si Él, siendo el hijo de Dios, fue torturado y crucificado como Cordero Divino sacrificado por el perdón de nuestros pecados, que otro menos o más tanto podemos hacer nosotros, sino tomar esa cruz en nuestras vidas asumiendo el diario sacrificio de vencer las tentaciones presentes en cada momento como obstáculos de incomodas piedras en nuestro camino, que entorpecen nuestro decoro y libertad personal, intentando sujetarnos a la oscura esclavitud que deprime y arruina, que destruye y conduce a la muerte; porque Dios es un Dios de vivos, no de muertos.    

Es entonces cuando uno renueva fuerzas y saca energías, donde solo la vitalidad espiritual hace renacer una voluntad de sobrevivencia invencible, y esa voluntad es la mejor resistencia con la que podemos enfrentar no solo a la tiránica oprobiosa que aflige a nuestra patria, sino también la avasallante modalidad de un mundo globalizado en sus vicios, lascivia, perversidad, odio, crueldad y maldad.

Jesucristo es luz para las naciones, paz para el mundo y refugio de la humanidad buena, mucha cautela, honestidad, modestia y castidad, es el ejercicio de las virtudes la que hace al hombre libre y esclaviza el abandono de aquellas, quizás la tentación atempera, pero, la templanza forja la voluntad, firmeza humanidad, varones y hembras, solo el temor de Dios es fuente de la verdad, ese es el camino y la vida.

JL Reyes Montiel    




jueves, 21 de diciembre de 2023

Amor Verdadero.

El orgullo de casados es de fantasía, es falso, cuando las personas no se poseen realmente, en el fondo de su ser, es necesario contener los valores sujetos al sentido ético de convivencia y a la verdad única del amor mutuo.

Conozco uniones sentimentales de antología amorosa, casados como Dios manda por la iglesia, con todos los elementos intrínsecos que le confiere una unión sentimental de pareja, auténtica, desde el inicio de su matrimonio sujetos a esa formidable piedra angular del amor verdadero, llevando por años su existencia conyugal con la simplicidad de las flores silvestres del campo y así mueren, ese es el ejemplo a seguir.

Conozco otras personas, arraigadas a un falso orgullo, aquel que les proporciona el estado civil de casada o casado, quizás más en la mujer que el hombre, menos propenso éste a esa especie o necesidad existencial del vínculo eclesiástico y civil del matrimonio; sin embargo, no deja de haber hombres de convicción religiosa, asumiendo el matrimonio como la bendición de Dios de su unión carnal, permitiéndoles llevar una vida sexual sana y no maliciosa a su juicio, yo me adhiero a éste caso.

Retomando el asunto del falso orgullo, el estado de casados, se convierte para otros en una obsesión, una necesidad social más que sentimental, una apariencia de espejo de cristal, en uno u otro caso antes comentado, incluso para el religioso cuyo fanatismo niega el amor de pareja fuera del matrimonio; recuerdo el caso de aquella mujer que se casó, teniendo un hijo en brazos, a la cual tiene todo el derecho del mundo, que el esposo no sea el padre del muchacho no le resta menos le niega darle un padrastro al hijo, el asunto es porque lo hizo deliberadamente, si en su disimulo fue para darle un apellido de casada a ella y al muchacho.

Admiro si y de verdad, aquella otra mujer que con decoro personal presentó su muchacho y le adjudicó dignamente sus apellidos de soltera, esa mujer merece mi respeto y consideración.

Esos valores se conocen en el trato, en el modo de ver la vida las personas y en su manera de exteriorizar sus sentimientos, como anteponen el falso orgullo o mejor dicho “arrogancia” de casarse para llenar una página de etiqueta social, como aquellas parejas casadas con pompa y ceremonia, inauguran el evento de su celebración con valses y coros, y terminan las bodas con vallenatos y reguetón, para después con los primeros desencantos amorosos y desencuentros de maneras de ver la vida de pareja, resuelven separarse y divorciarse civilmente.

Hoy día tanto se ha degrado el tema del sexo y las “diversas” uniones de parejas, que hablar de vida matrimonial de casados, es asunto de vigente actualidad, sobre todo porque, en ejercicio de la vanidad y del falso orgullo, parejas de “diversa” actitud sexual, asumen la necesidad de casarse por la iglesia e incluso formalizar legalmente su estado civil de casados, llegándose a legalizar en ciertos países.

Se hable del “Orgullo Gay” yo diría “Arrogancia Gay” cuando salen por las calles y avenidas disfrazados de lo que no son real y biológicamente, mostrándose o exhibiéndose públicamente, deja de ser un acto que de alguna manera justifique sus tendencias sexuales, a un acto de vana morbosidad y obscena ridiculez.

Conozco personas de “diversidad sexual” con una vida de gentil dama o caballero, formal y profesional, con desempeño de su privacidad sexual, y a todas luces evidencian sus debilidades humanas, pero, sin alterar la razón de ser de la naturaleza biológica y genética humanas, sin pretensiones de promover en la juventud menos en los niños, las confusiones propias que generan en los adolescentes aquella “diversidad sexual” no generada de modo personal sino inducida y ese es el problema.

Con tanto embrollo existencial actual, sexo y depravada fornicación, su pretensión de vincularse en matrimonio degradó el tema del matrimonio, pues se perdió totalmente el fin primordial de la unión carnal de un hombre y una mujer, complementación natural para preservar la especie humana, porque de esas uniones venimos todos, casados o no, el fin último de una pareja se complementa con la descendencia y el amor verdadero, la voluntad de unión en el tiempo la hace duradera, y eso “depende” de las circunstancias “verdaderas” de “comprensión” y “asimilación mutua” de la pareja, esa “concordada y armoniosa” voluntad de permanecer juntos prevalece por encima de toda unión carnal, entre un hombre y su mujer, como corona que enaltece a una pareja de enamorados en el tiempo y en el espacio, esa es la mejor bendición del amor, del hogar y de una familia.

Abogado JL Reyes Montiel.      








viernes, 15 de diciembre de 2023

Dios no juega a los Dados.

En diciembre de 1926, Albert Einstein escribió: “La teoría produce un buen caso, pero no nos acerca al secreto del Viejo. Estoy del todo convencido que Él no juega a los dados”.

Einstein respondía, de éste modo a una carta del físico alemán Max Born, se refería al Viejo por Dios, y concluías afirmando que Dios no juega a los dados, es decir, que para Dios en su creación del universo nada quedaba al azar, a la suerte, las leyes de la naturaleza no podían tener una aleatoriedad intrínseca, contradiciendo en mi opinión toda aquella teoría evolucionista de Charles Darwin.

Max Born le respondió, que quién era él para decir a qué juega Dios, pero, aquella frase de los dados, refleja el hecho de que la falta de determinación de la física cuántica era algo que disgustaba a Einstein.

Max Born

La afirmación: “Dios no juega a los dados” fue el razonamiento de Einstein al mundo probabilístico, surgido de la investigación atómica, por cuanto desde el siglo XVII, con el advenimiento de la “Razón” que condujo a la “Ilustración” y hasta bien entrado el siglo XX, el universo se había vuelto cada vez más predecible.

Entonces, Max Born le responde: “Creer en Dios también era una superstición… y añade: He oído que se supone que usted es profundamente religioso" y Eisnten contestó: "Sí, puede decirlo así”.

Albert Einstein rechaza la interpretación probabilística de Max Born, concluyendo que las probabilidades cuánticas son de naturaleza epistémica y no ontológica, es decir, basadas en la experiencia y no desde un punto de vista conceptual, por lo tanto, la teoría debe ser incompleta de alguna manera.

En necesario desatacar, respecto de la teoría cuántica o mecánica cuántica, es un área de estudio de la física cuyo objeto son aquellos elementos que se encuentran a nivel microscópico: Átomos, electrones y moléculas, estructuras que habitan el mundo subatómico.

El aporte de Eisnten fundamental, fue su propuesta de la relatividad del espacio-tiempo, siendo la cosmología, una de las aplicaciones más importantes de la relatividad general; Einstein sugirió que el Universo era una superficie esférica tridimensional y, por tanto, con curvatura constante.


La curvatura del espacio-tiempo, es una de las principales consecuencias de la teoría de la relatividad general, la cual afirma que la gravedad es efecto o consecuencia de la geometría curva del espacio-tiempo; los cuerpos (masas) dentro de un campo gravitatorio siguen una trayectoria espacial curva, aun cuando en realidad pueden estar moviéndose según líneas en el universo lo más "rectas" posible a través de un espacio-tiempo curvado, éstas líneas más "rectas" o que unen dos puntos con la longitud más corta posible en determinado espacio-tiempo se llaman líneas geodésicas y son líneas de curvatura mínima, sustentado la materia en el espacio.

Einstein, parte del hecho que la gravedad, estando por todos los lados y en todo momento sustentando el universo, está básicamente ligada al espacio y al tiempo, lo cual, el espacio-tiempo también se encuentran por todos lados del universo y en todo instante.

Para Einstein, el Universo es armonía y orden, un espacio donde todo está relacionado y tiene un propósito, gozaba en la belleza de las matemáticas y en las leyes del Universo, seguidor de la visión tradicional de los antiguos matemáticos y filósofos griegos; por eso nunca aceptó el caos de la cuántica, recién propuesta en su momento histórico, recordemos nuevamente que, para Einstein "Dios no juega a los dados" quedándose solo, en su búsqueda de la integración del Universo en su propósito existencial, y tratando de elaborar finalmente una teoría del todo, en la cual invierto los últimos años de su vida, alejándose de sus colegas, que le ridiculizaban y le tomaban por loco; entre las frases de Albert Einstein (Premio Nobel de Física en 1921) hay una bien conocida: “Solo hay dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana, y no estoy muy seguro de la primera”.

Einstein, con 75 años, expresa en carta a Eric Gutkind, se declara un "no creyente profundamente religioso"… "La palabra Dios es para mí nada más que la expresión y el producto de las debilidades humanas y la Biblia es una colección de leyendas venerables, pero más bien primitivas" sin embargo, para Einstein "la ciencia sin religión está coja, y la religión sin ciencia, ciega" en su concepto la ciencia y la religión no son polos opuestos, como muchas religiones enseñan, sino que son complementarios, la ciencia nos explica cómo funciona el mundo y la religión nos dice hacia dónde debemos dirigirlo.

La llamada por la prensa "Carta de Dios" en ella Eisntein,
expresa sus ideas sobre la religión, su identidad judia
y su visión del sentido de la vida, escrita en 1954.

Finalmente, Albert Einstein buscó la unificación de las leyes físicas, dedicándole los últimos 30 años de su vida, plenamente convencido que en la naturaleza predomina la belleza de lo simple y universal, fue el sueño que Einstein nunca pudo cumplir, formalizar la “Teoría del Todo” también conocida como “Teoría Unificada” tratándose de una teoría definitiva, buscando una ecuación única, para dar una explicación científicamente matemática de todos los fenómenos físicos conocidos y dando una respuesta a las preguntas fundamentales del Universo; éste fue el sueño incumplido de Einstein. No lo logró, y hasta hoy continúa sin descubrirse.

El contenido de la teoría del todo, debe explicar todas las fuerzas de la Naturaleza, y todas las características de la energía y la materia, debiendo resolver la cuestión cosmológica, dando una explicación convincente acerca del origen del Universo, unificando la relatividad y la cuántica; y, además, debe integrar otros universos en caso de que los haya.

Hasta ahora, no ha sido una tarea viable, pues ni siquiera podemos afirmar científicamente una teoría del todo en la Naturaleza, y, en caso de que exista, si la misma es comprensible a nuestro entendimiento y a nuestras limitaciones tecnológicas para expresarlas.

La ciencia, ya unificó otras leyes de la Naturaleza, en el siglo XIX, Maxwell unificó las fuerzas eléctrica y magnética en el electromagnetismo; a comienzos del siglo XX, la relatividad de Einstein unificó espacio y tiempo, y posteriormente el espacio-tiempo con la gravedad.

Lo que nadie ha podido unificar aún es la relatividad con la cuántica, la relatividad sustentando la moderna teoría de la gravedad, escrita en un lenguaje puramente geométrico, respecto de la mecánica cuántica, que revela el mundo microscópico, utilizando los métodos de la teoría de probabilidades; la relatividad es la ley de lo muy grande, de los astros y las galaxias, la cuántica rige en lo más pequeño, en las partículas subatómicas; ambas la relatividad y la cuántica a veces aparecen juntas, como en los agujeros negros o en el Big Bang, y la física aún no ha podido conciliarlas.

Albert Einstein estableció una relación de causalidad en la existencia del Universo y la vida sobre la tierra, pensaba: “Todo está determinado, el inicio tanto el final, por fuerzas sobre las que no tenemos ningún control... Todos bailamos una tonada misteriosa, entonada a la distancia por un músico invisible” ¿Lo qué poéticamente, Einstein nos habla es de Dios, por casualidad? Pocos meses antes de morir, escribía en una carta: “Si Dios creó el mundo, su preocupación principal no fue, ciertamente, hacer su entendimiento sencillo para nosotros”.

Gerardo L. Martín González, en su artículo “Casualidad y causalidad” publicado en el Diario de Ávila (28-06-2022) así nos orienta, cito: “Una duda donde la ciencia no llegaba. No se puede demostrar la existencia de Dios científicamente, pues entonces no haría falta la fe, y racionalmente se habrían acabado las dudas. Pero tampoco se puede demostrar que Dios no exista, la ciencia no puede con el misterio; solamente queda el elástico tal vez algún día, acaso, quizá, cada vez Dios es más pequeño. Y mientras tanto, elucubraciones a millares, que no pueden con la fe del creyente en Dios.

¿Por qué la Tierra, de todo el universo conocido, próximo y lejano, es el único sitio donde hay vida inteligente? ¿por casualidad o por causalidad? ¿Por qué siendo tan insignificante en ese universo, esa imagen de la mota de polvo en la inmensidad, en este planeta, y solamente en este, hay vida e inteligencia? ¿es casualidad o hay alguna causa que desconocemos? ¿Por qué, sobre todo para un creyente religioso y cristiano, Dios se manifestó aquí, ¿para decir que Dios existe? ¿Por qué eligió este planeta, en un momento determinado, dentro de un pueblo determinado, en unas circunstancias determinadas, y no de otra manera? ¿por casualidad?”.

JL Reyes Montiel.

 

Fuentes online consultadas:

https://www.astromia.com

https://www.abc.es/ciencia/20130211/abc

https://www.comprendamos.org

https://es.wikipedia.org

https://www.muyinteresante.es

https://www.infobae.com/america/ciencia-america

lunes, 11 de diciembre de 2023

Fantasmas.

 
Todas las turbaciones, desasociegos, sospechas, dudas, celos, temores; tienen su origen en el miedo, tenemos un miedo innato a perder aquello que nos resulta incierto o desconocido, lo que no vemos y está fuera de nuestro control, en algún momento hemos tenido miedo, al engaño, la traición, la mentira, y es una actitud mental natural y defensiva, nacemos rodeados de todos esos amargos conceptos que vamos descubriendo en el camino de nuestra existencia, y la experiencia acumula en lo más profundo de nuestra conciencia, reviviendo hechos; así como aquellas conjeturas mentales, producto de nuestro conocimiento adquirido, o basado en las experiencias de terceras personas, las cuales asumimos como casos que nos sirven de guía en nuestro propio repertorio de miedos. 

Pero, ese miedo es canalizable, siempre y cuando no nos impida avanzar, para tomar decisiones que nos permitan desarrollar y superar a estamentos superiores nuestra existencia, en todos los aspectos sea sentimental (relaciones de amor de pareja y familiares) o superación profesional y económica, igualmente reflejadas en nuestras relaciones sociales y demás circunstancias del hecho intersubjetivo humano. 

El miedo es prudencia, cuando apercibidos de una situación, avanzamos con cautela visualizando posibles entuertos, que puedan hacernos caer en circunstancias desfavorables, y en ejercicio de esa prudencia, logramos superar esa situación con el éxito esperado; en este caso, el miedo es positivo, el negativo es el miedo que nos paraliza, aquel donde no hacemos nada para evitar desavenencias, problemas o circunstancias adversas. 

Saber identificar a la vista, lo que pueda perjudicarnos es de sabios, por eso acudimos con frecuencia a nuestras creencias de fe, yo en lo personal acudo a las Sagradas Escrituras Bíblicas, y nunca me ha fallado, me ha resultado una experiencia mística profundamente maravillosa e indescriptible, sus preceptos son un caudal de vida, de experiencias humanas, descifrando el misterio de la vida y sus complicaciones existenciales. 

En una ocasión de incertidumbre en mi inseguridad adolescente, acudí a una vieja Biblia familiar, llorando por el grave conflicto existencial de ese instante, un halo del Espíritu Santo me llevó a tomar aquel libro, donde una cruz dorada sobre un fondo rojo de su cubierta, me inspiró como último recurso a mi angustia, milagro, al abrirla mi mirada se posó sobre un versículo que decía: “Compórtate varonilmente y no te acobardes”. 

La vida es una suma de vivencias, buenas pero también malas, el resultado de nuestro éxito en ésta vida, deviene de superar el mal, el mal que anda al asecho en cada esquina del camino para perturbar nuestra existencia, con todas sus complicaciones y circunstancias adversas; y todas esas fatalidades, reveses, infortunios y desdichas, se nos presentan sencillamente porque no supimos valorar prudentemente, enfrentar al mal de manera oportuna, sabiendo identificar con sabiduría el mal en sí mismo, y enfrenarlo valientemente sin acobardarnos, superando nuestros miedos y complejos, miedo a perder, a quedarnos solos, a que después a lo mejor no tendré una segunda oportunidad, todo eso es mentira, falacia del mal para sorprendernos y embaucarnos en su laberinto y perdernos. 

Cuantas desavenencias y contrariedades, con toda su carga de amargura existencial, nos hubiésemos ahorrado en nuestra vida, de haber asumido oportunamente los correctivos necesarios para superarnos, cópiense esta palabra “templanza” y guárdenla en su conciencia más remota, como enseñanza para enfrentar al mal que asecha como ladrón en la noche, y convirtamos esos ladrones de la noche en fantasmas, que a la luz del día se desvanecen liberando nuestros miedos, seamos valientes para valer más, y nos cobardes perdedores. 

Hay un misterio grato, un temor que libera, y parece un absurdo ¿Cómo el “temor” puede liberarnos? Solo hay un solo “temor” que de ningún modo es “miedo”, es el temor a Dios y sus sacrosantos preceptos de vida, su Unigénito Jesucristo nos dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” y “la verdad os hará libres” Esa es nuestra esperanza, la convicción de lo que esperamos por fe. 

El hombre que observa sus preceptos, vive en abundancia, por temor a caer en el mal, tememos infringir los preceptos del Padre Creador del Universo, porque a diferencia del mal, éstas son normas de vida, leyes de la naturaleza, liberadoras creadas conforme a lo pureza del ser, su moral y ética existencial; infringir la naturaleza liberadora de las leyes de Dios, nos conduce a la esclavitud y condenación; el miedo es debilidad del carácter y presencia del mal, enfrentar nuestros miedos es vital, miedos que no son más que fantasmas que se desvanecen al salir el Sol. 

 JL Reyes Montiel.