sábado, 19 de agosto de 2017

El Vuelo del Colibrí.

¿Quién pudiera imitar en su recorrido el vuelo del Colibrí? Hoy temprano en la mañana, entre los albores, presagios y expectaciones de este día, caminando en el parque, un Colibrí de plumaje esmeralda encarnado y azulejos vibrantes, pasó frente a nosotros con la velocidad del pensamiento, fugaz e indemne; segundos antes sorbía una florecilla dejando apenas en nuestra vista su esplendorosa tonalidad y la imagen de su frágil cuerpecito.

¿Quién pudiera vestirse de su plumaje? Verde azulado degradado con el iris del Sol en su refracción de luz mañanera, espectro de ilusión y fantasía, mágico y ensoñador, repentino paisaje visual que alegra el alma, verdadera música para nuestra vista.

¿Quién se alimenta como él? De flor en flor, un regalo de la naturaleza a su belleza, con su largo pico entre sus ojitos intensamente negros que le adornan elegantemente en su colorido plumaje, sublime brillo que le otorga su alimento vital y puro.

¿Quién poseyera sus alas? Alguien alguna vez cantó –no preguntes cuántas veces por segundo mueve en su vuelo sus alas el Colibrí- parafraseo y digo que ni la más poderosa maquinaria de acrobacia aerodinámica y supersónica lo igualará jamás. 

Así son las cosas de la naturaleza, perfectas, cuando miramos el firmamento y nuestra soledad en el Universo, íngrimos ante la inmensidad  y al margen de la oscurana planetaria, somos parte de un cosmos pasajero y quebrantable como el Colibrí, rasante, veloz y en constante movimiento; todo nace, se desarrolla y muere, nada es perenne, todo cambia y se perfecciona, esa es la Ley Natural.

Y es el hombre insignificante, ellos los seres intromisos en una naturaleza perfecta la causa de su descomposición urbana, los corrompidos, los advenedizos de la razón, acéfalos en su antiética existencial,  lacras de un Universo en plena gestación.

Esa desesperanza pasa, cuando veo los prodigios de Él Señor Dios Creador del Universo y escucho los sonidos de la naturaleza en el canto de los pájaros, en el susurro de la brisa, en la lluvia que cae sobre los tejados, en el lejano trueno y en el estridente rayo con su luz relampagueante,  y uno se anima al pensar, que la vida tan simple y sencilla la tenemos a flor de piel al sentirla palpitante en nuestros corazones, en cada inhalación del aire que nos oxigena, en esa vista que nos permite mirar cada amanecer con su Sol inmenso y en el sueño de cada noche acompañados con el paso milagroso de la Luna cuyas fases le dan sentido a las mareas y al curso de los vientos sobre la Tierra, hasta en el celo de los animales para su reproducción, eso no puede ser el asar de la ciencia, tanta vida efervescente perfecta y equilibrada solo puede provenir de Dios. 

La naturaleza es una cosa maravillosa que todo lo arregla con el tiempo, que la naturaleza evoluciona pero siempre para su bien y que la especie inhumana y malvada desaparecerá algún día de la faz de la tierra para la Gloria Excelsa de Dios. 

José Luis Reyes Montiel.  






viernes, 11 de agosto de 2017

De lo bueno poco.



Tomarse un Guarapo de Papelón bajo el sofocante Sol del mediodía, un Agua de Coco o un Guarapo de Caña de Azúcar, son cosas nuestras y tan sencillas, nunca podrá superar su gusto y frescura una gaseosa de esas que vienen en sus botellas etiquetadas con marcas trasnacionales de dudosa reputación para la salud.

Algunos son de la opinión, la cual respeto por supuesto, que el sabor de una buena pizza, hamburguesa o perro caliente se degusta mejor con una buena gaseosa de cola, sin duda es así, porque nos hemos acostumbrado a la comida que llaman “chatarra” acompañándola de este tipo de bebida efervescente, sin embargo yo siempre apuesto por una pizza escoltada por una fría cerveza, incomparable, siempre pido una pizza de Anchoas con cebollas, pimentón y aceitunas (Mi combinación) suelo agregarle por encima algo de orégano, albahaca y rociarla de queso de año de año rayado, pecorino o parmesano, de haberlo en el establecimiento y en casa cuando el bolsillo lo permite e ir a un restaurante hace mucho pero mucho tiempo atrolis.

Ahora bien, un Tumba Rancho con un buen Guarapo de Papelón eso es Zulianidad al máximo común múltiplo, unas empanadas de maíz, unos pastelitos, las mandocas, un patacón, eso es comer bien y sabroso; los tequeños si pasan la prueba pero para mi gusto saben mejor con una gaseosa.

De las cosas buenas de la vida, decía mamá –poco- porque según los viejos de antes –La mucha Sal pudre- vaya usted a saber, lo que es comer, beber, celebrar y bailar; ver una buena película después de cenar, compartir un café cordial en buena compañía, tomarse unos tragos en reunión familiar y de amigos; eso es vivir sanamente porque de lo contrario llega la hora de las congojas con el lamento de los excesos.

Hay ciertas mañas de uno, como por ejemplo rasparse los residuos de la comida que queda en la paila, el sartén o la olla; decían por ahí –te raspaste la olla cuando te caséis llueve- en efecto el día de mi boda llovió bastante y por todo el camino al nido de amor. Pero es que no hay como rasparse el arrocito que queda pegado en la paila, ni salsita más gustosa que el fondo de la de carne guisada, ni hablar si es hecha en coco, el asunto está en raspar el arroz tostadito del fondo de la paila y aflojárselo encima a la salsita de la cacerola donde se guisó el salado.

Otra manía irresistible que me ha traído problemas por pellizcón, en Maracaibo se le dice a la persona que husmea en las cocinas y toma un bocadito “Pellizcar la comida” verdadero acto indecoroso pero no hay como pellizcar sin que nadie te vea, eso es bueno para el que degusta a escondidas; les cuento de un señor maracucho que lo consiguieron tendido en el piso de la cocina, lamentablemente nadie se percató del atoro, pues el hombre inmuto con la cara morada llegó muerto al hospital, la razón se había atragantado con un bocado de guisado que había robado del pailón.

Otro caso fue de la señora que rellenándose con disimulo en una elegante recepción se zampó un club sándwich con toco y palillo, salió corcoveando con el paladar perforado, que tronco de lavativa se echó la distinguida dama.

Pero lo que si nadie perdona es cuando un gordo toma con todo el derecho que le asiste unos pasapalos, mínimo le recuerdan “la dieta” o le dicen -mirá ya está bueno no comáis mucho- eso da “ARRE…pentimiento” porque todos se hartan y el gordo no les dice nada, entonces porque al gordito le echan la jareta, que broma! Ni hablar de los flacos… hay de los que comen como un Sabañón, se comen una vaca entera con todos sus derivados y siguen flacos, los he visto tomando y comiendo como locos pero por flacos nadie les dice un “C…O2”. No hay como comer y beber es -de los placeres de la vida- como canta una gaita, y recuerden -de lo bueno poco- hasta en el sexo.

JLReyesM





sábado, 5 de agosto de 2017

El Pordiosero del Mercado.



De cómo llegaron los Reyes Albornoz a Maracaibo, le contaré lo que me contó mamá una tarde entrados mis once años de edad ya con el discernimiento de mi púbertad. Solía narrarme mi madre con frecuencia historias familiares para mi entendimiento, entre aquellas ésta que les voy a contar.

Antes les mencionaré consejos que ella me regalaba haciendo uso de su sabiduría y amor de madre, siempre me decía -hijo el tiempo lo cura todo,  no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, lo que pasa es lo mejor, en la carrera de los burros pierden los pollinos, Dios hace su voluntad y sabe lo que nos conviene hoy por ti mañana por mí- oportunos recordatorios a los que hice fiel seguimiento.

Los Reyes se refugiaron en la casa de su tía Pancha (Francisca Albornoz) hermana de su señora madre Sara Albornoz de Reyes, cuéntese de la tía Pancha que vivía en una casa en las adyacencias de la iglesia de Santa Lucia en el popular sector de “El Empedrado” y del porque y de donde se dejaron llegar los hermanos Reyes y su mamá Sara (Abuela nuestra) a casa de su bondadosa hermana, ese es un asunto muy triste que entre palos mis tíos comentaban recordando sus tiempos de infancia, cuando forzados por las circunstancias emigraron desde Los Puertos de Altagracia de donde eran oriundos a Maracaibo.

El abuelo Ezequiel Reyes, según me contó mamá, érase jefe civil de aquella población Mirandina y por una venganza personal fue vilmente asesinado con arma blanca mientras dormía en su hamaca, la abuela Sara decidió sin reparo venirse a Maracaibo protegiendo y temiendo quizás por su vida y la de sus hijos, como es sensato pensar, una vez residenciada en nuestra ciudad y embarazada como estaba de tío Carlos Luis, se dedicó con su hermana Pancha a la elaboración de empanadas y mandocas que los muchachos Reyes Albornoz salían de su casa a vender en el mercado de Maracaibo.

De ese entonces papá se fue familiarizando con el negocio de las moliendas de la ciudad, pues solía comprar el grano de maíz pilado para la preparación de esos tradicionales bocados maracaiberos, siendo luego un exitoso y distinguido empresario del ramo, llegando a poseer varias Moliendas, entre ellas Puente de Hierro, El Recreo y La India.

Tío Román, también fue un exitoso comerciante y empresario, llegando a establecer una línea de transporte pesado para el traslado de tuberías y maquinaria para la pujante y naciente industria petrolera en nuestra región Zuliana, haciendo buenos negocios con las empresas estadounidenses en la recuperación de vehículos automotores y maquinarias. Tío Carlos Luis por su parte trabajo durante años como administrador de la operadora Mene Grande Oíl Company.

-Después de la tormenta viene la calma- decían los viejos de antes, lo que fue trabajo y esfuerzo, lucha y sufrimiento, nos fortalece y se convierte en gracia y éxitos en nuestras vidas, nada pasa al azar todo es parte de los acontecimientos que son necesarios que pasen, el asunto es saberlos  sortear y convertirlos en experiencia para superarnos.

Entre tantas caras que vemos, unos y otros detrás, los de atrás -pescadores en rio revuelto- y los unos asumiendo sobre sí todo el peso de su coraje, no vemos los corazones ni las intenciones de la gente, pero -por sus frutos los reconoceréis- nos enseña la sagrada escritura.

Años después, los hermanos Reyes ya unos hombres, se tropezaron con el asesino de su padre nuestro abuelo Ezequiel Reyes, el decrepito verdugo se encontraba deambulado por el mercado de Maracaibo a expensas de su mendicidad, los años le habían cobrado con creces la afrenta hecha a los hermanos Reyes Albornoz y muy especialmente a la abuela Sara, los enardecidos hermanos Reyes planearon darle una paliza, a lo que la abuela Sara llamó la atención –dejen ese hombre quieto, ustedes lo que van es a mancharse sus manos con la sangre de un asesino-.

Dice la sagrada escritura, Eclesiastés 6:10 A lo que existe, ya se le ha dado nombre, y se sabe lo que es un hombre: no puede contender con el que es más fuerte que él. Eclesiastés 2:12 Yo volví, pues, a considerar la sabiduría, la locura y la insensatez, porque ¿qué hará el hombre que venga después del rey sino lo que ya ha sido hecho? Lucas 8:17 Pues no hay nada oculto que no haya de ser manifiesto, ni secreto que no haya de ser conocido y salga a la luz. Salmo 37:5 Entrega al Señor todo lo que haces; confía en él, y él te ayudará. 6 Él hará resplandecer tu inocencia como el amanecer, y la justicia de tu causa brillará como el sol de mediodía. 8 ¡Ya no sigas enojado! ¡Deja a un lado tu ira! No pierdas los estribos, que eso únicamente causa daño. 9 Pues los perversos serán destruidos, pero los que confían en el Señor poseerán la tierra. 39 El Señor rescata a los justos; él es su fortaleza en tiempos de dificultad. 40 El Señor los ayuda, los rescata de los malvados. Él salva a los justos, y ellos encuentran refugio en él.

JLReyesM.