domingo, 19 de noviembre de 2023

Arepas al Orégano.

Mis Arepas al Orégano,
cocina creativa de antojos.

En la vía que va a las playas del Municipio Mara, un poco después del peaje pasando Cabeza de Toro y sus restaurantes de Pescado Frito, solía con mi camioneta cruzar a mi derecha en un acceso de carretera, donde en aquellos días, no sé ahora, había un ventorrillo de Empanadas, Mandocas y Arepas, de sabor y crujencia únicas, fritas en Manteca de Cerdo, pero, en especial las Arepas eran de mi predilección.

Era aquel modesto establecimiento compuesto de mesón y banquetas, debajo de una Enramada de Palmas sostenida por horcones y varas de Mangle, donde una simpática señora habitante del lugar, ofrecía al transeúnte su tradicional gastronomía vernácula, elaborada en Paila de Hierro Colado sostenida sobre una Pipa a modo de Fogón, a la cual se le introducía Leña por una apertura sobre su costado, haciendo chirrear la Manteca caliente al sonido de las delicias de Maíz, amasadas, rellenas y contorneadas por la señora, rodeada de sus muchachos unos sonrientes catiritos tostados por el inclemente Sol marense, quienes la ayudaban en la venta de sus productos.

Miralas bonitas, algo si como de molde, pero bueno
hay que estar en la onda nueva, vos sabéis. 

El porque me gustaba tomar ese atajo de carretera, que resultaba ser un poco más largo el camino a las playas de Caimare Chico, lugar de mi destino dominguero de visita familiar playera, era por las excepcionales vistas al estuario lacustre, desde las alturas de los cerros que bordean la costa de aquel paradisiaco territorio, cuyos promontorios compuestos de cascajos sedimentarios de arcilla, barro, arena y piedras de ojos, cubiertos de xerofítica vegetación, me hacían recordar los cerros de nuestra avenida El Milagro en Maracaibo, por lo que presumía una conexión costera de aluviones sedimentarios, provenientes desde las alturas de la serranía de Perijá, cayendo por antediluvianos aguaceros de oeste a este, sobre la gran planicie al norte de nuestra región zuliana.

Muy temprano en las mañanas del domingo, desayuné con mi esposa Mercedes y los muchachos chiquitos en ese humilde entorno, pero lleno de vernáculo colorido, acentuado por el muy particular cantaito al sonoro hablar de la señora, mientras freía sus exquisitas menudencias de Maíz; cuando le pregunté como preparaba sus Arepas de Coco, con su amplia sonrisa me respondió: -Primero que todo, rayo los Cocos en su propia leche, para echárselos a la Harina de Maíz antes de amasarla, junto con la Panela disuelta en agua y un punto de Sal, amaso y junto bien con el Maíz hasta que la masa quedé parejita, hago las bolas de masa de Maíz y te hago las Arepas de Coco, para asarlas en el fogón…

Resultado, unas Arepas de Cocos que no existen en otro lugar del mundo, a mi parecer, ni en Maracaibo, el Zulia y ni en toda Venezuela, que las hagan del modo como aquella buena señora de ojos claros Marense las hacía, con una concha de arepas crocante y el multisápido relleno de Maíz endulzado al papelón y al Coco, dándole un sabor para los dioses el pan.

Para el relleno de mis Arepas de Orégano,
salpimentadas unas Longanizas Cebolladas al Tinto
(Chorizo chileno estilo español).

De rellenos para la Arepas de Coco, la señora ofrecía, queso blanco semiduro y guisados de Iguana, Conejo y Chivo, yo las pedía rellenas con queso y una que otra para mi consumo personal de Conejo y Chivo, una vez por curiosidad pedí de Iguana y fíjate que eran más sabrosas las de Iguana, para que sepáis.

Todo esto lo recordé el día de ayer, al ocurrírseme cocinar una Arepas Dulzonas al Orégano, para lo cual cerní en un recipiente para amasar, medio kilo de harina de Maíz, una cucharadita de Sal, dos de Azúcar, mezclé bien parejo a la mano y proceder con agua al amasado para homogenizar la mezcla, hasta lograr la consistencia apropiada de la masa de Maíz para hacer las Arepas.

Como tengo uno de esos artilugios electrodomésticos, me ahorro el procedimiento de redondear las Arepas a mano, para lo cual mi madre muy bien me enseñó, pero, bástese hacer unas bolas de masa y colocarlas sobre el conocido instrumento de cocina y te quedan perfectas y a su tiempo, permitiéndote además un dorado especial con los ingredientes antes dichos y del aroma, ni hablar, de pan para dioses, las consabidas Arepas al Orégano.

JLReyesMontiel