domingo, 24 de julio de 2016

Los Mandos Navales destacados en la Batalla Naval del Lago de Maracaibo.

Almirante José Prudencio Padilla.

(Arte gráfico JLRM)

Además de su alto rango militar Almirante de la escuadra naval republicana, destaca por su origen humilde, nació en Rio Hacha un 19 de marzo de 1784, hijo de un artesano constructor de embarcaciones menores, se labró por su propio esfuerzo, trabajo y valentía su profesión como marino, primero en la armada española, llegando a participar en la batalla de Trafalgar, luego, en la armada patriota gran colombiana, distinguiéndose en diversos encuentros navales y para 1818-1819, en la expedición de Los Cayos y en la Campaña de Guayana por el Río Orinoco a las órdenes del propio Libertador Simón Bolívar, luego vendría su momento estelar, en la Batalla Naval del Lago de Maracaibo, al mando de la escuadra Republicana, el 24 de Julio de 1823, derrotando en excelente despliegue naval a la magnífica escuadra realista al mando del Almirante español Laborde.

Es a comienzos del año 1828, cuando el Almirante Padilla es implicado en actos de traición, los cuales comprometían a varios oficiales de alto rango en la ciudad de Cartagena, involucrando al mismísimo Libertador Simón Bolívar. Tomado prisionero y enviado a Bogotá es encarcelado injustamente el 26 de mayo de 1828, estando allí detenido la noche del 25 de septiembre en el cual se llevó a cabo el atentado contra la vida del Libertador Presidente Simón Bolívar, conocida como la “Conspiración Septembrina”, mientras se ejecutaba el asalto al palacio San Carlos residencia oficial, la defensa del Coronel Irlandés Wilson, la valiente actuación de Manuelita Sáez y el pronunciamiento del Gral. Urdaneta al arengar que -si en media hora no aparecía el Libertador Presidente pasaría a Bogotá por las armas- Bolívar escapa y se pone a salvo bajo un puente, otros conjurados escalaron las paredes del edificio que le servía de cárcel a Padilla y asesinan al coronel José Bolívar, que lo custodiaba, con la finalidad de liberarle y nombrarlo jefe del movimiento confabulado. 

Sin embargo, no está claro, ni se tiene registro alguno de su escapatoria o de su adhesión a dicha insurrección, pero, fue juzgado por la Ley de Conspiradores, condenado a muerte y fusilado en plena Plaza de la Constitución de Bogotá a los pocos días, por un Tribunal presidido por el Gral. Rafael Urdaneta.

Culpable o inocente, fue testigo de excepción de ciertos “desordenes con damas” propiciados por el Libertador y los “retrasos” causados a la escuadra patriota que participó en la “Expedición de los Cayos” que ocasionaron desconcierto en las filas de los oficiales del ejército, culminando con el fusilamiento de Manuel Carlos Piar en Guayana, para resguardar el mando supremo al Libertador; sin embargo, la historia y la posteridad rinden hoy justo homenaje a un prócer indiscutible de la guerra de independencia nacional, ya en el Zulia un Municipio lleva su nombre el Insular Almirante Padilla y su nombre y esfinge figura en bronce sobre el alto relieve que adorna los murallones del Parque La Marina al final de las avenidas Bella Vista y El Milagro de Maracaibo, muy cerca de la bahía de Capitán Chico, donde se desarrolló la épica batalla del Almirante Padilla.

Bibliografía.

  • Jesús C. Torres Almeyda, El Almirante José Padilla, epopeya y martirio. 1981, Bogotá: Imprenta y Litografía de las Fuerzas Militares, 1990.
  • Enrique Otero D’Costa, Vida del Almirante José Padilla (1778-1828), 1921, Bogotá: Imprenta y Litografía de las Fuerzas Militares, 1973.
  • Enrique Uribe White, Padilla: Homenaje de la armada colombiana al héroe de la batalla del lago de Maracaibo. Bogotá: Imprenta y Litografía de las Fuerzas Militares, 1973.
  • Aline Helg. "El general José Padilla: un itinerario militar y político en la construcción de la Nueva Granada independiente" Presentación para la Expedición Padilla. Rioacha: AGUAITA, mayo-noviembre de 2011.


General Manuel Manrique.
Comandante de las 
fuerzas de tierra, embarcadas en los
buques republicanos. 

"Manrique en la Casa de Morales"
(Arte gráfico JLRM)

Manuel Antonio Manrique Villegas, con sus 16 años apenas cumplidos Manrique se alista en la 11° Compañía del Batallón de Veteranos de Caracas con el grado de cadete a raíz de los sucesos del 19 de abril de 1810. Combate al lado de Francisco de Miranda, luego se une al ejército libertador en 1813 en la campaña admirable. Combate en Los Llanos con el Gral. Páez. Participa en la liberación de Nueva Granada, combate también en Carabobo.

Páez se expresó de Manrique en estos términos: “Atendiendo a los méritos y servicios del Señor Coronel Manuel Manrique, además de la mucha antigüedad del actual empleo en que ha servido diversos e importantes destinos, siempre en campaña, con las consideraciones debidas a su buena conducta militar, en que ha dado pruebas de valor, aptitud y capacidad para un destino más elevado”.

Bolívar, en  la ciudad del Pasto emprendiendo el incio de la campaña del sur, se acuerda de Manrique para recomendar su ascenso, dirigiendo las siguientes palabras a Santander:  "Manrique debe estar muy sentido conmigo porque hemos hecho muchos generales sin contar con él. Creo que se merece ser General tanto como otros de los que yo mismo he hecho. Le suplico a Ud., lo proponga al Congreso y que le diga a Manrique mi recomendación..."

Maracaibo, ya en manos de los realistas, el 29 de enero de 1823 es nombrado intendente del Departamento del Zulia, dirigiendo personalmente la campaña militar contra el realista Francisco Tomás Morales,  la cual culmina exitosamente en la batalla naval del lago; embarcándose en los buques del Almirante José Prudencio Padilla, para dar apoyo de fuego con sus fuerzas terrestres. El 3 de agosto de 1823 Morales capituló en Maracaibo ante el general Manrique y se marchó a Cuba, desde donde prosiguió hacia España. Con su capitulación, Morales se convirtió oficialmente en la última autoridad de gobierno al servicio de la corona española en Venezuela. Sólo entonces con la liberación de la provincia bajo su mando Manrique acepta el rango de general de brigada.

La casa de la capitulación, también llamada popularmente Case de Morales
último Capitán General de Venezuela donde firmo la Capitulación
que otorgara a Colombia (1819-1830) su reconocimiento como República Independiente,
situada en Maracaibo Estado Zulia, Venezuela.

El general Manuel Manrique actúa entonces como intendente del Departamento del Zulia, hasta que en noviembre de 1823 enferma repentinamente y murió el 30 del mismo mes luego de haber recibido la orden de los Libertadores de Venezuela, sus restos reposan desde entonces en la catedral de Maracaibo siendo considerado un prócer Zuliano, en agradecimiento a sus servicios a dicha región.

Bibliografia.

  • Berbesí de Salazar, Ligia. Los Silencios de la Historia. La batalla Naval del Lago de Maracaibo: Actores y Significado. Maracaibo, Acervo Histórico del Estado Zulia.
  • Cojedes de Antier.blogspot.com



Capitán de navío Nicolás Joly.


Militar francés, incorporado a la armada patriota en el año 1818 a instancias del Almirante Curazoleño Luis Brion e inmediatamente entra en acción apresando numerosos buques españoles en aguas territoriales entre La Guaira y la isla de Margarita.

Reorganizada la Escuadra patriota se divide en tres divisiones identificándoseles con los colores encarnados, azules y amarillos, a Joly se le confía el mando de la última. Y se le comisiona en misión diplomática a llevar  pliegos del gobierno patriota a los Gobernadores de las islas de San Bartolomé, San Eustaquio, San Martín, y otras Antillas. A su regreso apresa la fragata negrera Carlota, el bergantín San José y una polacra.

En Margarita contrae matrimonio con la hermana del general Juan Bautista Arismendi, Ana Josefa y en carta al Libertador Simón Bolívar plasma el siguiente compromiso: Isla de Margarita, 29 de diciembre de 1818. Exmo. Sr. Jefe Supremo Mi más venerado señor: …los motivos de desconfianza que debe tener el Gobierno de Venezuela por los repetidos atentados cometidos por varios extranjeros, me han hecho contraer esponsales con la ciudadana Ana Josefa Arismendi, para de ese modo manifestar más de cerca a V.E. y al pueblo de su mando los deseos que me animan para establecerme en estas Provincias, y de que en ella se me considere no ya como un (omisos)… los motivos de desconfianza que debe tener el Gobierno de Venezuela por los repetidos atentados cometidos por varios extranjeros, me han hecho contraer esponsales con la ciudadana Ana Josefa Arismendi, para de ese modo manifestar más de cerca a V.E. y al pueblo de su mando los deseos que me animan para establecerme en estas Provincias, y de que en ella se me considere no ya como un extranjero, sino como uno de sus primeros hijos. V.E. puede estar convencido de ésta verdad y de que no habrá sacrificio que yo no haga para merecer tan honroso apellido y la confianza de mis conciudadanos. Bajo este concepto ofrezco, pues, de nuevo a V.E. y a la Nación no solo mi persona, sino mi familia, intereses y cuanto dependa de mi. Sírvase V.E. en consecuencia admitirme y contarme desde ahora como un hijo de Venezuela,…

A ésta solicitud Bolívar le responde: Angostura 20 de febrero de 1819  Al señor Capitán de Navío Nicolás Joly. … Persuádase usted que no habrá venezolano alguno que deje de felicitarse por la adquisición que hace en la persona de usted en un hermano que contribuirá obre los términos que anuncia a expulsar al enemigo de la patria, al paso de consolidar los fundamentos de su libertad.

En 1820, Bolívar dispone que el bergantín de guerra Almirante Brión al mando de Nicolás Joly sea destinado para perseguir los buques realistas en alta mar. En 1823 se incorpora a la Escuadra comandada por el Almirante José Prudencio Padilla, participó en el Forzamiento de la Barra de Maracaibo y en la memorable Batalla Naval del Lago del 24 de julio al mando del bergantín Marte. En 1832 se desempeña como Comandante del Apostadero de Puerto Cabello. En 1840, asume la Comandancia del Apostadero de Maracaibo hasta 1845, que pasa a retiro. Fallece en 1848 en la isla de Lázaro, Edo. Zulia

Bibliografía.

  • Página web de la Armada Bolivariana de Venezuela, Comando Naval de Operaciones, Jefatura de comunicación y control operacional, dirección de tecnología de la información.



Coronel Carlos Luis Castelli.


Nació en San Sebastiano Po (Turín, Italia) el 18 de diciembre de 1790. Era hijo del médico Giovanni Castelli y de Rosalía Gofi. Durante su tierna edad formó parte de la Guardia Joven del emperador Napoleón Bonaparte.

Ilustre prócer de la independencia, de origen italiano. Después de servir en la guardia joven del Emperador Napoleón I, a su caída (1815) pasó a América, con otros oficiales y en 1816 se unió al Libertador en Los Cayos de Haití. Con él estuvo en la ruta de Clarines en los triunfos de Barcelona y toma de las dos Guayanas (1817), apresando un bergantín y auxiliando en Guiria a los sitiados.

Pasó a las Antillas y en 1818 regresó a Angostura, esta vez en compañía del Batallón Británico. Como capitán de una compañía, fogueó reclutas en las misiones y en 1819 se halló con el General Páez en La Cruz, como también en Portuguesa, Apurito y Barinas. Ascendió en 1820 a teniente coronel y recibió la condecoración de la Estrella de los Libertadores. Comandó fortificaciones en San Fernando y en 1821 formando parte del Batallón Apure, fue uno de los gloriosos vencedores de Carabobo, pasando luego con su tropas al mando, ha formar parte de la sitiada ciudad y fortificación de Puerto Cabello, luego en San Felipe fue designado Jefe Civil y Militar.

Con Carlos Núñez triunfó en Chaparé de Coro en 1822. sostuvo la ruta de Dabajuro y le fue hecho efectivo su grado de teniente coronel. 

En la Campaña de Maracaibo lo derrotó Morales en el paso de Zuleta, y en la sufrida ruta hacia Salina Rica auxilia a Lino de Clemente, conservando el cuerpo militar patriota. 

Pasó a Mérida de Gobernador, y en 1823, con sus fuerzas organizadas derrotó a Francisco Tomás Morales en la población de Gibraltar en el Sur del Lago de Maracaibo. 

Fue Jefe de la Barra de Maracaibo hasta 1827, que sustituyó a Urdaneta en la intendencia del Zulia y luego Administrador de la aduana y Gobernador de Coro. 

A consecuencia de los tristes sucesos de 1828, pasó a Bogotá en 1829 con O´Leary contra el desafortunado oficial republicano Córdova; ascendió a Coronel efectivo y en 1830 defendió la dictadura de Urdaneta pasando con sus tropas al mando hasta Antioquia; nombrado General de Brigada, fue perseguido por Ovando en 1831; regresó a Venezuela en 1832 y obtuvo letras de retiro como Coronel. En 1841, pasó a Italia, su patria nativa, en asuntos de inmigración.

Fue nombrado para Cónsul del Reino de Cerdeña bajo el gobierno del Rey Carlos Alberto de Saboya (1844) con jurisdicción el territorio de Venezuela y defendió el cogobierno de José Tadeo Monagas en 1848. Ascendió a General de División en 1849, fue Secretario del Despacho de Guerra y Marina en 1851, cargo al que renunció en 1852. Después de ser Ministro Plenipotenciario en Bogotá, en 1855, fue de nuevo Secretario de guerra y Marina en 1856 y 1857. Y Jefe de Operaciones sobre los Valles de Aragua a principios de 1858.

Durante la guerra emancipadora había sido herido varias veces y continuó residenciado en caracas, donde murió en 1860. El gobierno de guzmán Blanco (período del Septenio), hizo trasladar sus restos al Panteón Nacional en 1876.

Bibliografía.

  • Blog de la Municipalidad de Almirante Padilla.


Gral. Francisco Tomás Morales
 Último Capitán General de Venezuela.

"Morales caminado en la esquina de su casa"
(Arte gráfico JLRM)

Sobre la figura histórica del Mariscal Francisco Tomás Morales, a quien le tocó ser el último Capitán General que tuvo el Rey de España en Venezuela y por las características de este hombre de origen humilde, quien defendió sus valores e ideas o sea a la monarquía española, y su gobierno en nuestro país. Canario de nacimiento, de la isla Gran Canaria, no fue impedimento, su temple y esfuerzo en el duro trabajo lo hicieron afín al espíritu colonial americano, por lo que los llamados guanches se sentían aquí como en su propia casa.

Al servicio de las armas Morales se establece en Caracas y ya en 1812 es Teniente, siendo herido en acción, su brillante hoja militar al servicio de las armas españolas, con los pros y contras en que se vio envuelto pero  manteniendo él la convicción de defender una causa justa y visceral, porque a su leal entender él sostenía el estado de derecho establecido, y los otros, insurgentes intrusos eran los revoltosos o guerrilleros del momento.

Para 1812,  Como Teniente y recuperado de sus heridas Morales es ascendido a Capitán, mientras otro canario, Domingo de Monteverde, comanda fuerzas leales a favor de la monarquía, a quien acompaña Morales.

Boves "El Urogallo"
En 1813, Morales ya envuelto en el torbellino de la guerra a muerte, en el último semestre de este año pacta con el caudillo asturiano José Tomás Boves en el Oriente del país, es elegido Segundo Jefe  al mando en el manejo de esa numerosa fuerza monárquica; estos jefes españoles provenientes de Calabozo luchan en la sabana de Mosquitero contra Campo Elías y Cedeño, siendo los realistas derrotados en el empeño.

En la Primera Batalla de La Puerta donde interviene el caudillo Boves, Morales es promovido a Coronel, y en la sangrienta batalla de La Victoria, Boves y Morales contra José Félix Ribas, con 1500 soldados a su mando que le da el triunfo a los realistas, perecen numerosos estudiantes universitarios y 85 seminaristas de Caracas, el 1 de febrero de 1813 fecha de luto nacional que se recuerda como Día de la Juventud. Con el triunfo en las manos monárquicas Boves y Morales marchan rumbo a Caracas, y en el combate de San Mateo en Aragua, se produce la voladura  del parque republicano y el sacrificio del neogranadino Antonio Ricaurte.

José Felix Ribas.
El huracán Boves acompañado de Morales en Bocachica al sur de Aragua, se enfrentan al  ejército que comanda el oriental Santiago Mariño llamado el Libertador de Oriente, escenario donde los monárquicos pierden el combate. Boves junto a Morales derrotan a Bolívar en la Segunda Batalla de La Puerta, siguiéndoles Morales los pasos a los patriotas hasta Caracas, los derrota y los patriotas en desbandada emigran a Oriente.

Gral. Santiago Mariño
"Libertador de Oriente"

Gral. José Francisco Bermúdez
El Bravo entre los bravos.
El 17 de agosto de 1814 el general canario, Francisco Tomás Morales alcanza a Bolívar y Bermúdez en Aragua de Barcelona, donde en feroz combate son masacrados buena parte de los soldados republicanos, el 12 de setiembre de 1814,  año terrible de guerra a muerte, tres mil efectivos al mando del general Morales  se enfrentan en las afueras de Maturín a las fuerzas comandadas por el bravo oriental José Francisco Bermúdez, lugarteniente de Santiago Mariño, retirándose entonces derrotados los españoles luego de la feroz embestida realizada en su contra por el aguerrido y temible Bermúdez.

Con la muerte de José Tomás  Boves en la batalla de Urica,  el canario general Morales asume el mando de las tropas realistas, en abril de 1815;  en Puerto Santo, Carúpano, Morales recibe la expedición militar española  de 15.000 soldados, en 60 bajeles, que llegan al mando del Pacificador general Pablo Morillo desde la mismísima península española,  junto a este jefe militar toma la isla de Margarita, y de allí en compañía de Morillo sigue por mar para establecer el luego heroico sitio de Cartagena de Indias, plaza fuerte patriota que se rinde tres meses después en diciembre de 1815 a las fuerzas realistas, luego de un prolongado asedio donde mueren miles de personas, o sea la tercera parte de su población.
 
Tte. Gral. Pablo Morillo y Morillo
Vizconde de Vigo, además tiulado por el Rey Fernando VII
Conde de Cartagena de Indias y Márquez de la Puerta,
por la toma de Cartagena de Indias  y victoria en la Battalla de La Puerta (Trujillo, Venezuela)
(Arte Gráfico JRM) 

Morillo acompañado de su alta oficialidad emprende el camino para recuperar a Santa Fe de Bogotá, por el río Magdalena y en el camino por Mompós, al enterarse de que Bolívar prepara una expedición a Venezuela desde Los Cayos haitianos,  ordena al general Morales que con la división a su mando se dirija hasta Valencia para hacerle frente.
En julio de 1816, luego del desembarco de Bolívar por Ocumare de la Costa  Morales, que suma ya el título de Brigadier del Ejército, combate en el sitio contra Bolívar y prosigue la ruta militar a objeto de destruir a los republicanos de Carlos Soublette en las alturas de Los Aguacates cerca de Valencia, para luego junto con el canario Francisco Rosete perseguir al republicano general Gregorio Mc. Gregor rumbo al Oriente del país.

El 27 de septiembre de 1816, los generales patriotas Manuel Piar y Mc Gregor vencen en la sabana de El Juncal, cerca de Barcelona, al general Morales, que se retira rumbo al interior del llano central para reorganizar sus tropas y en 1817 en ayuda del Brigadier Pascual Real actúa en el ejército realista para operar contra Barcelona.

En el año de 1818  y de manera activa,  Morales participa  en las operaciones militares  para detener la ofensiva que desde Guayana  y Apure lanza Bolívar contra los llanos de Calabozo y valles de Aragua; el 14 de marzo de 1818, Morales con la división de vanguardia ataca y derrota  en Maracay al llanero general José Tadeo Monagas, y el día 16  Morales junto a su superior Pablo Morillo y el general La Torre combaten en la batalla de Semén, cerca de Villa de Cura, al general Bolívar, quien se dirigía al centro del país con 2.900 hombres, y lo derrotan, destruyendo los planes bolivarianos de recuperar Caracas.

Gral. Páez en 1822
(Arte gráfico JLRM)
El 20 de mayo de 1818,  Morales derrota al general Manuel Cedeño en el combate de Laguna de los Patos y el día 28 es sorprendido Morales, por fuerzas del general Páez en Guayabal de la región de Guárico, donde Morales con una división a su orden se retira al alto llano para operar contra el general Pedro Zaraza.

Terminada la Campaña del Centro Morales se establece en Calabozo al mando de la  División de Vanguardia. Para el año de 1819, al lado del general Pablo Morillo participa en la Campaña de Apure que se extendió hasta Guayana, y así combate en las batallas de El Jobo, Caujaral, Cañafístola, Queseras del Medio, entre otras escaramuzas contra las tropas patriotas insurgentes.

El 14 de diciembre de 1820, por decisión superior y por la partida de Morillo rumbo a España  Morales es designado Segundo Jefe del Ejército de Tierra Firme, mientras recibe la orden de vigilar el extenso territorio del río Apure, dirigiendo los batallones Burgos e Infante, acompañados  esta vez de diez regimientos de caballería. Para mayo de 1821, dentro de su labor militar Morales entra y toma a Caracas pero luego se retira de ella ante el empuje que hace el general Bermúdez.

En los preparativos a la batalla de Carabobo y ante la maniobra de diversión republicana que se lleva a efecto, el general Morales al frente de su ejército parte de Calabozo y mediante una rápida contraofensiva, recupera el territorio ocupado por el general José Francisco Bermúdez, una vez restablecido el orden necesario el canario Morales marcha al campo de Carabobo  para combatir el 24 de junio de 1821, donde son derrotadas las fuerzas realistas bajo las ordenes del mariscal de campo Miguel de La Torre, donde Morales con los restos del ejército español  se retira en forma destacada a la plaza fuerte de Puerto Cabello.

En noviembre de 1821,  Morales por sus méritos es ascendido a Mariscal de Campo del ejército español, y el 7 de junio de 1822, en una incursión militar fuera de Puerto Cabello y en apoyo a la insurrección de Coro el mariscal Morales derrota en Dabajuro  hoy estado Falcón, a las fuerzas del general republicano Carlos Soublette.

El  4 de julio de 1822 el mariscal Morales se encarga del mando de las fuerzas realistas en Venezuela, en sustitución y por haber sido destinado a Puerto Rico el Mariscal de Campo Miguel de La Torre, seguidamente Morales es designado Capitán General de la Provincia de Venezuela y General en Jefe del Ejército de Tierra Firme, que comprende igualmente a Colombia y Panamá, tan pronto asume el mando Morales abrió operaciones militares contra los republicanos, a fin de recuperar el territorio perdido por las fuerzas del Rey, con el deseo de imponer nuevamente el régimen español.

En este empeño, Morales hace una salida de Puerto Cabello rumbo a Valencia, enfrentándose al general José Antonio Páez, siendo derrotado en el encuentro, el 11 de agosto de 1822 en la Sabana de La Guardia  cerca de Naguanagua, de regreso en retirada a Puerto Cabello Morales inicia nuevas operaciones militares contra los republicanos en la conocida Campaña de Occidente, con varias acciones de guerra realizadas en Coro, Maracaibo, Trujillo y Mérida, llevadas a cabo en la Batalla de Sinamaica, Batalla de Zuleta, la toma del castillo de San Carlos y para el día 13 de septiembre de 1822, el canario Morales ya se había apoderado de todo el Estado Zulia, igualmente entre diciembre de 1822 y enero de 1823, Morales llevó a cabo operaciones militares contra tropas patriotas acantonadas en Trujillo y Mérida.

Finalmente y como consecuencia de la derrota sufrida el 24 de julio de este año, y debido en parte a desobediencias de mando en la conducta del marino gaditano y Jefe de la escuadra realista capitán de navío Ángel Laborde y Navarro al mariscal Morales, de donde este canario curtido de combates  se ve forzado a capitular ante el general republicano Manuel Manrique, luego de la Batalla Naval del Lago de Maracaibo, marchando a la fortaleza de Puerto de Cabello desde donde zarpo a Puerto rico para dirigirse  a Cuba y luego a España, siendo el último Capitán General español de la América continental, siendo acreedor Morales en su patria a las órdenes militares de San Fernando, la de Isabel La Católica, San Hermenegildo, la de Fidelidad Militar, y varias por acciones de guerra.

En 1827, Morales fue nombrado Comandante General de las Islas Canarias y Presidente de la Real Audiencia respectiva, y en 1834 regresó a la Península permaneciendo afectado a la vida de cuartel hasta 1837, cuando vuelve y para siempre a su terruño, dedicándose a la vida privada.

"Morales en la Casa de Morales"
(Arte gráfico de JLRM)

La controversial vida de Morales, desde su humilde cuna insular superada por su valentía, afrontó situaciones difíciles hasta llegar a los cargos y distinciones que alcanzo, este canario se enfrentó a Simón Bolívar en ocho combates y batallas perdiendo apenas frente al caraqueño la de Carabobo, durante una guerra fulgurante  de 20 años de acción, con más de 50 encuentros militares, por sus méritos asciende al más alto escalafón del ejército que se reserva  a personajes de la nobleza o la alta sociedad.

La guerra emprendida en 1810 por la independencia de Venezuela fue en extremo cruel para ambos bandos, pues se cometieron desafueros durante el decreto de guerra a muerte promulgado por Bolívar, desde 1813 hasta 1816, consecuencia de esa guerra fratricida sus extralimitaciones autoritarias, las torturas, los desmanes en Villa de Cura, degüellos, decapitaciones, nepotismos, frituras en aceite entre otros actos inescrupulosos, el capítulo de los tormentos que le tocó vivir a Morales, cumplió militarmente con el deber ordenado, además de fungir Morales como Jefe Superior de Venezuela los años más difíciles para la monarquía española de 1822 y 1823, luchó en una guerra sin cuartel y recorrió toda Venezuela y Colombia en defensa de sus ideales monárquicos, por lo que el mariscal Morales dejó escrita una página histórica para España y Venezuela, con su tenacidad de canario valiente.

Bibliografía.

  • Urdaneta, Ramón. El último capitán general. Venezuela y el Mundo. Publicado el 10 de noviembre de 2014. Consultado el 8 de abril de 2016.
  • Morales, León Manuel (2005). Los orígenes de las familias Morales y González en el pueblo de Tarmas. Monografías.


Ángel Laborde y Navarro
 Caballero de la Orden de Isabel la Católica
Participó en la Guerra de Independencia Española 
contra las tropas de Napoleón Bonaparte.
Comandante español en la Batalla Naval del Lago de Maracaibo  
y Expedición de Barradas en México.
Comandante del apostadero naval de La Habana.
Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden de Carlos III, 
de la de San Hermenegildo, y de la de Isabel la Católica.
(1772-1834)

(Arte Gráfico JLRM)

Nacido en Cádiz el 2 de agosto de 1772  en la cuna de una familia acaudalada, hijo de Bernardo Laborde Pimbón y Miramón y Josefa García Navarro y Arroyave, que habían contraído matrimonio en la ciudad de Cádiz, en el año de 1770; estudió en el Colegio de Borèze (Francia) e ingresó como plaza de guardiamarina en Cádiz en 1791, pasó algún tiempo navegando por el Atlántico y el Mediterráneo, durante el cual tomó parte en todas las operaciones bélicas, por tierra y por mar, que tuvieron lugar hasta que fue firmada la Paz de Basilea en 1796; continuó su carrera de marino y en 1808 fue destinado al arsenal de La Carraca, donde prestó importantes servicios a la Junta Central.

Llegó a ser Director del nuevo Colegio Militar de Santiago de Compostela entre 1813 y 1817, año en que realizó dos viajes redondos a las Filipinas, China y la India. En 1820 fue destinado con su navío "San Julián" a la escuadra que debía transportar a Buenos Aires a la expedición de Ultramar, y en estos preparativos le sorprendió la revolución. Destinado en 1821 a Costa Firme, se destacó en la lucha contra los independentistas americanos; combatió denodadamente a los insurgentes de Venezuela, lo que le mereció el ser nombrado segundo jefe y el 2 de mayo de 1825, comandante general del apostadero de La Habana, puesto desde el cual siguió defendiendo la presencia española en el continente americano. En 1829 participó en el intento del general Barradas de desembarco en México.

El 1 de octubre de 1832 fue nombrado Ministro de Marina, cargo del que no tomó posesión debido a que no pudo trasladarse a España con la presteza que se requería, así que se procedió a relevarle del Ministerio y se le confirmó el empleo habanero. Fue condecorado con la Gran Cruz de Carlos III, y en julio de 1833, con motivo de la jura de la princesa heredera, se le concedió la de Isabel la Católica.

Aparte sus méritos militares, era hombre ilustrado conocedor de varios idiomas,  que se preocupó por todas las cuestiones técnicas y científicas de su profesión, y dejó escritas varias obras, entre ellas un Tratado de geometría para cadetes del Real Colegio Militar de Santiago  (1812), un Tratado elemental de geografía matemática (1814), y su Contestación...a las inculpaciones...de D. Francisco Tomás Morales sobre su participación en la Batalla naval del Lago de Maracaibo (Nueva York, 1823),  así mismo produjo sus lecciones para Ejercicio de Cañón (La Habana, 1829) y sobre Ejercicio del Sable (La Habana, 1832), esta última obra fue traducida al inglés. Laborde muere en La Habana, Cuba el 4 de abril de 1834, a causa del cólera.

Tras la derrota del Lago Maracaibo, que prácticamente supuso la independencia de Venezuela, el general Morales envía escrito al Capitán general de la Isla de Cuba responsabilizando de la derrota al Brigadier D. Ángel Laborde…

Contestación del capitán de navío Don Ángel Laborde, segundo jefe de las fuerzas navales de la América Septentrional…
Imp. Long-Nueva York 1823.

"Cuando después de tres años de desempeñar el mando del apostadero de Puerto-Cabello, que resistí por cuantos medios permitía la subordinación, descansaba tranquilo en el testimonio de mi conciencia, que me aseguraba no haber omitido nada de lo que estaba a mi alcance para servir a la nación en aquel destino con honor y ventajas; cuando examinados cada uno de los acontecimientos que tuvieron lugar en aquellos países durante la indicada época, no encontraba alguno de que pudiera resultarme cargo, y finalmente cuando dirigidos mis partes de los últimos sucesos a la superioridad, y contando con que practicaría igual paso el señor general Morales, esperaba que de la ventilación de cualquiera de ellos nada tendría que sufrir en mi reputación y concepto; me hallo repentinamente y de un modo indirecto acusado de haber sido culpable en la pérdida total de aquellos países por el mismo gefe, en cuya opinión (si la manifestase con imparcialidad y justicia) debía encontrar el más firme apoyo mi inocencia y buen proceder".
…….

El brigadier Laborde escribe al Rey…

"Señor—D. Ángel Laborde y Navarro, capitán de navío de la Real Armada, Comandante del apostadero de Puerto Cabello, y segundo Gefe de las fuerzas navales de la América septentrional, a V. M. espone con el más profundo respeto, lleno de amargura su corazón, y con el mas acerbo dolor, que después de una larga y desastrosa lucha, V. M. acaba de perder el dominio que hasta ahora nos restaba en la Costa firme. Sea cual fuese la suerte que la Providencia reservaba a estas hermosas Provincias, es un hecho constante que este dominio se ha perdido de un modo y en una época que no debía esperarse. Esto, Señor, prueba la existencia de un crimen voluntario, o de una culpable incapacidad. Dos eran los elementos que podían apresurar, retardar, o evitar tan funestos desastres: el Ejercito, y la Marina de Venezuela. El suplicante, Señor, dirigía esta última, y delante de Dios y a los pies del Real trono de V. M. asegura que esta Marina no ha hecho sino obedecer ciegamente cuanto le ha mandado, y que en la ejecución, lejos de dejarle nada que desear, ha sobrepujado constantemente sus esperanzas; así que solo él es responsable, y sobre quien únicamente deba recaer cualquiera culpabilidad, si existe alguna en esta parte. En cuanto lo concerniente al Ejército, toca al general D. Francisco Tomas Morales espresar su concepto. Ínterin no lo verifica, respecto al esponente, que por mar y tierra ha militado con estos bravos durante tres años, debe añadir que jamás ha conocido Ejército más virtuoso y aguerrido que el expedicionario de Costafirme.
El general Morales, en un documento oficial que con la mayor imprudencia ha dado a la imprenta y a luz pública, le acusa indirecta y dolosamente de ser el autor de tantos males. El esponente, Señor, de un modo más legal, mas terminante y noble, pues a V.M. debe lealtad y verdad, le indica al general Morales como al único autor de estas desgracias, que reclaman que tales hechos no queden impunes, ni se vuelvan a repetir.
No es, Señor, el ánimo del que espone prevenir con sus asertos, y los que pudiera añadir, el Real ánimo de V. M.: solo tiende su reverente suplica a rogarle encarecidamente que entre opiniones tan divergentes como la del general Morales y la suya, se indague cuál es la producida en verdad, y cuál la falsa; y que de hecho el inocente, si ambos no son culpables, pueda gozar sin tachas de la fama y crédito que hasta ahora se haya grangeado Es gracia que espera del justificado y notorio proceder de V. M.—Habana 20 de octubre de 1823.—Señor.— A. L. R. P. D. V. M.—Ángel Laborde".

El acervo popular español le rindió estas coplas denodadas

Volvemos al mar...
esta vez a los mares...
de cinco continentes...
vamos a acompañar a Laborde...
que perdió en Maracaibo...
pero logró que Cuba y Puerto Rico...
continuaran siendo España...

Bibliografía.
  • Palau y Dulcet, Antonio. Manual del librero hispanoamericano. (Barcelona: 1948-1977).
  • Pavía, Francisco de Paula. Galería biográfica de los Generales de la Marina, Jefes y personajes notables que figuraron en la misma corporación desde 1700 a 1868 (Madrid: 1873).
  • REVISTA DE HISTORIA NAVAL Nº 119.  Año 2012.  INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA NAVAL ARMADA ESPAÑOLA.



Redacción Abog. JLReyesMontiel













sábado, 16 de julio de 2016

Un día del Carmen.

Hace unos cuantos años, ni tantos tampoco, por el año 1972, erase un día como hoy festividad de la Santísima Virgen del Carmen, y tal como hoy mientras redacto estas memorias, la ocasional ventisca y lluvia se deja ver y escuchar a través de mi ventana, anunciado la llegada del invierno sobre la extensa planicie marabina, que como ayer celebraban los campesinos de los hatos aledaños a Santa Rosa de Tierra, reunidos en torno a la capilla de Nuestra Señora del Monte Carmelo.

En anteriores relatos familiares les he comentado sobre nuestra casa vecina a dicha capilla, el Hatillo Villa Carmen, propiedad del abuelo Papá Luis y donde viví mis primeros años de infancia, les conté también del Hato Monte Carmelo de la familia Ferrer, sobre la señora Pauselina de su hijo el señor Alcides Ferrer y de su  yerna Carmen Ferrer, de sus numerosos hijos  Nelly, Elsa, Oswaldo, Elio y tantos otros personajes amigos de mi familia vecinos todos de Santa Rosa de Tierra, pues desde antaño cada 16 de julio era la cita del reencuentro feliz entre amigos contertulios de aquel caserío y de sus hatos circunvecinos Canchancha, San Jacinto (mejor conocido como El Hatico de la familia Acosta Fuenmayor primos de Mamá Carmela), el hato Cabeza de Toro, Ricaurte, Monte Claro y otros tantos perdidos en la madeja de los decanatos.

Fue una tarde con mis 12 años, tiempo vacacional escolar, que mamá, Sara y yo, paseando en el Hato 4 de Mayo, visitamos a Carmen Romelia sobrina de mamá, y como era día de su onomástico decidieron asistir a la festividades en Santa Rosa, entonces Ilmo, el esposo de la prima Carmen Romelia le prestó su automóvil Impala 1960 y dispuso al primo Edgar para que nos llevará a todos, en ese paseo nos montamos en ese carro Carmen Romelia, Tía Espíritu, Olga (esposa de Joseito), las primas Judith, Janeth, Lisbeth, Flor María, Edgar manejando, mamá, Sara y yo.

Estacionamos el carro en el patio derecho del Hato Monte Carmelo junto a otra gran cantidad de vehículos, pues la familia Ferrer Ferrer era muy numerosa además de sus gran cantidad de amigos y familiares, al bajarnos enseguida nos recibió con su característico saludo Nelly Ferrer, Carmeeeeeennnn Domitiiiiiiilaaa!  Pues su dialecto rápido y vernáculo de ese modo afectuoso llamaba a mamá antes de saludarla.

Luego una procesión, pero de abrazos y sonrisas entre mi Tía Espíritu y Carmen Ferrer que desde muchos años no se veían, la conversación afectísima y de tantas añoranzas y vivencias, abriéndonos paso entre el saludo de los hijos de la señora Carmen Ferrer, fuimos cada muchacho tomando su sitio en el frente del antañón y señorial Hato Monet Carmelo, mientras mi Tía Espíritu, Carmen Romelia, Olga y Mamá tertuliaban con la señora Carmen Ferrer matriarca de los Ferrer Ferrer.

Con el primer reventón de los morteros y las campanadas desde la capilla llamando a la Santa Eucaristía, la interminable charla de los ahí reunidos se dio por concluida, pues era menester alistarse para asistir a la misa que daba inicio a las festividades de Nuestra Señora del Carmen; yo que comenzaba mi adolescencia, entre rebeldías y complejos, preferí quedarme solo en el jardín del Hato de los Ferrer, entretenido con la compañía de un perro amigo y observando el jardín situado al margen derecho del hato entre arbusto de Cayena y Berbería, una jaula con Loros, y una extensa colección de cactus de todas la formas y especies, junto a rosa de diversos colores, sembradas en materos.

Las bombas de los morteros y varillas resonaban inmisericordes en mis oídos, mientras el paso de la procesión marchaba por la carretera medio asfaltada, al son de una retreta de músicos y su melodía sacra, seguida por la muchedumbre que acompaña el cortejo de la patrona de Santa Rosa de Tierra, hasta perderse de mi vista en la curva frente a la pulpería de Robinson, yo miraba el cielo azul encapotado amenazante de lluvia, cuando un feroz torbellino levantaba las cortinas de las ventanas, golpeando sus postigos y las inmensas puertas del hato de los Ferrer Ferrer.

Aquello con el furor del chubasco y el movimiento de las borrascosas nubes alrededor del cenit del cielo, parecía un sortilegio milagroso en aquel místico día, obra de nuestra señora, brava quizás, o trayéndonos contenta el agua prodigiosa desde los cielos, para reverdecer nuestros campos y refrescar la sed de nuestra ciudad; entonces los feligreses tratando de guarnecerse de la lluvia abandonan la procesión mientras los más devotos estoicos y firmes se mantienen fieles a su patrona, marchando en su compañía bajo la agreste lluvia, como santificándose de sus pecados. 

Yo, desde el frente donde estaba sentado, entre a la inmensa sala del hato Monte Carmelo, buscando refugio de la tempestad, escuchando la algarabía de la gente y sus conversaciones, algunos decían que la Virgen estaba muy brava, otros que eso era normal para esas fechas de invierno, otros que había que llevar en procesión a la Virgen más lejos, hasta Punta de Piedras y Pueblo Nuevo, en fin una serie de conjeturas avivadas como consecuencia de aquel vendaval.

Llegaron mojadas de la lluvia mi Tía Espíritu, Carmen Romelia, mamá, Sara y los demás primos, rientes y felices, echando sus cuentos de la procesión y de las personas amigas que se iban encontrando en ella, yo solo comentaba… -mamá cuando nos vamos?-.

Por fin al pasar el fuerte aguacero que duro unas dos horas, más o menos, se despiden mis mayores de la familia amiga de los Ferrer, no sin antes programar otros encuentros y tertulias, que nunca se dieron en efecto después, pasarían muchos años, cuando en otra ocasión ya con mis 21 años encima, desfilamos un 16 de julio de 1981, para entonces ya estaba levantada la moderna avenida Milagro Norte y el Cuartel de Conscriptos del Ejercito de hoy día, todavía la vieja capilla conservaba sus líneas tradicionales arquitectónicas propias de nuestra zulianidad, y la gente mantenía su don pueblerino, feliz y acogedor, bullanguero en su modo de hablar, pues el tiempo y las nuevas generaciones cambian para bien o para mal según la óptica del que lo analiza. 

Esa última ocasión fue otra vez mi Tía Espíritu y mamá, se encontraron son sus primas Ana Elisa y Adarceinda Del Villar del vecino Hatillo Villa Virginia, pero ya envejecidas prefirieron sentarse en el frente de la casita de Villa Carmen, para ver marchar la procesión desde su enlosado, teniendo como marco emblemático de su época, las dos ventanas abalaustradas y las cornisas de las tejas del hatillo Villa Carmen, cuando fueron sorprendidas por una serenata de violines, cuatros y guitaras, que viejos amigos del ancestral caserío Santa Rosa gentilmente le ofrecieron.

JLReyesM.