sábado, 18 de febrero de 2012

Las Luzardo.

El Sr. Aramis Luzardo, me contó mamá, era un maracaibero fabricante y explosivita de fuegos artificiales, tenía su residencia en toda la calle 67 Cecilio Acosta entre las avenidas Santa Rita y Bella Vista, al fondo había un gran terreno donde se encontraba su fábrica de varillas, cohetes, morteros y demás especies. Había ganado una notoria estima por su jovialidad y responsabilidad en su trabajo, cumpliendo oportunamente los pedidos para ferias de la virgen y festividades de santos y patronos parroquiales con particulares y con la iglesia y en navidad, donde el retumbar de los morteros y varillas son imprescindibles para darle pomposidad a la liturgia y a las fiestas.

 El Sr. Luzardo había procreado varios hijos entre ellos, dos niñas distinguidas con el tiempo por ser las primeras mujeres egresadas de alguna Universidad Venezolana, en efecto, Olga y Delia Luzardo, fueron discípulas del maestro Dr. Jesús Enrique Lossada en el Colegio Federal de Varones y egresaron con el título de periodista y abogada, en tiempos donde al contrario de ser admiradas, era criticado por la “sociedad” machista, por demás, de la época. Pocos entendidos comprendían la trascendencia moral de éstas dos heroínas zulianas, quines valientemente enfrentaron los perjuicios de mentes estrechas con su ejemplo, aptitud y principios.

Como eran vecinos cercanos a “El Cristo” situado en la esquina de la avenida Santa Rita con Calle 66, residencia de la abuela Mamá Carmela, mamá conoció de vista, trato y comunicación durante muchos años, a Olga y a Delia, y ellas trasmitieron en sus conversaciones a mamá mucho de su rebeldía y entereza. De estas hermanas se distinguió sobre todo Olga Luzardo, comunista internacionalista, aguerrida y militante, luchadora social por excelencia.  

Cuenta mamá, que la última vez que vió a Olga fue durante el sepelio del Sr. Aramis Luzardo, se le permitió asistir a las exequias, llegó la legendaria Olga Luzardo escoltada por cuatro gendarmes del SIFA (Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas) Olga no desaprovecho la oportunidad, que en público le permitía, para denunciar la vejación y la violación de los derechos humanos de la cual había sido objeto durante su encarcelamiento, en prisiones llenas de cucarachas, ratas, excrementos y orines; ni siquiera para ver a su padre muerto le permitieron la privacidad con sus familiares y amigos.

Unos meses antes de morir mamá, le comenté que Olga Luzardo había sido condecorada y se le rindió un merecido homenaje en sus noventa años, recontándome mamá a sus 89 años, nuevamente esta historia.

Dato curioso, la fábrica de fuegos artificiales del Sr. Aramis explotó en dos oportunidades, en la primera un brazo de uno de los trabajadores fue a dar al patio de “El Cristo”, la segunda vez el estruendo de la explosión se escuchó y se vió hasta en mi casa de la 69A con avenida 13, un hongo de humo negro se levanto hacía el norte de la ciudad, yo niño de unos 9 años de edad fui testigo del hecho. Después la municipalidad de Maracaibo ordenó el cierre definitivo del peligroso establecimiento. 

José Luis Reyes. 

No hay comentarios: