sábado, 24 de marzo de 2012

Los Cristos.

Mi tío y padrinito,
Dimas de Jesús Montiel Fuenmayor.
La casa llamada “El Cristo” que Tío Dimas adquirió en Maracaibo, para atender al tratamiento de la enfermedad de Papá Luis –mi abuelo, José Luis Montiel Villalobos- estaba ubicada en la esquina de la avenida 8 Santa Rita con la Calle 66, durante años fue residencia de mi abuela Mamá Carmela, habíamos comentado ciertas anécdotas y vivencias de los tíos y los abuelos en dicha casa de habitación familiar.

Originalmente, me contó mamá, que “El Cristo” era una típica casa maracaibera, cercada con una empalizada con su elegante portón de madera, largo camellón de acceso, alta de bahareque con sus ventanales y postigos, techo de tejas sostenidos con caña brava y varas de mangle.

Lamentablemente la casa no fue debidamente mantenida por su antiguos propietarios y para la fecha de adquisición de mi Tío Dimas Montiel se encontraba algo deteriorada, especialmente en sus techos, en tiempo de lluvias escampaba primero afuera que adentro, afortunadamente con el esfuerzo de Tío Dimas y la venta de unos terrenos que le dejó el abuelo, la vieja casona fue demolida y en ese mismo lugar se levantó una quinta de última generación conservando el nombre original de “El Cristo”.

 “El Cristo” nuevo, era una casaquinta muy fresca de grandes ventanas modernas de vidrio, con techos decorados con alegorías en yeso, sala amplia y comedor, una amplia cocina donde Tía Espíritu hacía de las suyas con su sazón y guisos,  cuatro habitaciones y tres baños. Con su garaje por su puesto. Desde su inauguración fue lugar de encuentros familiares de toda clase, bodas, cumpleaños, bautizos, y muy especialmente las navidades y fines de año, se celebró en “El Cristo”.

Quién no recuerda los feliz años familiares que motivaba la presencia de la abuela Mamá Carmela, recuerdo a Tío Dimas preparando “el mondongo”, un día antes limpiaba la panza de res, las paticas de cochino y sus orejas, las dejaba reservadas en jugo de Limón, luego limpiaba las verduras del recao de olla y para recortarlas afilaba el cuchillo en una piedra de amolar. Nunca he probado mondongo más sabroso que el de Tío Dimas. Cercana las doce de la noche del treinta y uno de diciembre, Carmen Romelia animaba la fiesta, botella de Ron en mano brindaba una copita a cada quién, al acabarla otra botella hasta llegar el cañonazo, para cuando todos estábamos prendidos de contentos.

Pero, murió Mamá Carmela el año 1976 a los 103 años de edad, y con ella se llevó los grandes encuentros familiares, solo un pequeño circulo familiar continuó asistiendo a “El Cristo”, entre ellos por supuesto mamá. Sara y yo, cada cabeza familiar hacía la suyo en cada casa paterna o materna de los tíos, aunque no se perdió del todo la unidad familiar de los Montiel, quedó la nostalgia de aquellos días llenos de sencillez y alegría.

Pasaron los años, y el “El Cristo” se vio afectado por la construcción en el terreno colindante del edificio de la  DRE Dirección Regional de Educación, tío Dimas, vendió inevitablemente la casa, a precio aceptable pero no justo, solo Dios conoce las negociaciones que se tejieron entre los compradores, intermediarios y comisionistas; lo más triste, el terreno de “El Cristo” sería utilizado para estacionamiento de la DRE, es un hecho lamentable, donde una casa de familia, construida de adobes y concreto, con tantos años de vida útil para uso de habitación, fue demolida hasta sus cimientos para convertirse en un estacionamiento de vehículos, quedando absolutamente nada de lo que fue “El Cristo” solo el sitio sobre el cual hoy se abarrota de vehículos.

Luego “El Cristo” renació en otra casa, adquirida por tío Dimas, ubicada en el callejón Valencia, Calle 64, cerca del Hogar Clínica San Rafael, diagonal al CC Sigma en Maracaibo, muy elegante la casa y solariega, fue también epicentro de reuniones familiares y de fines de semana, hacía una brisa constante muy agradable en su porche, donde sentarse y tomarse unas cervezas o tragos o simplemente un café resultaba muy agradable y especialmente para tertuliar.

Fenómeno insólito y enigmático, en esta casa salía un espanto que golpeaba las rejas, sacudía muebles y encendía artefactos eléctricos, auque usted no lo crea de Replay, fui testigo de una verdadera experiencia paranormal como dicen los programas de Infinito Channel, una noche de agosto de 1985, padrinito y madrinita viajaron a Mérida de paseo con la familia del Sr. José -amigo de Tío Dimas- y nos pidieron a mamá y a mí que nos quedáramos al cuido de la casa, solo pernotamos la primera noche, al día siguiente paticas pa ‘que te tengo, dejamos el pelero, no hay palabras para explicar lo sucedido ni como pudo ser, increíble, en la casa no habían mascotas, ni ratas que hubieran justificado el incidente.

Para el año 1987, Tío Dimas por razones “económicas” –dijo él-  aunque yo creo que era por “el espanto” decide vender dicha casa para mudarse a los Andes buscando un mejor clima y rendir el dinero que le quedaba, entonces adquiere una bonita casa en la población de Escuque Estado Trujillo, hasta allá se lleva el asta de bandera con el tradicional nombre de su casa “El Cristo” y lo coloca en el frontis de entrada en un bello jardín de Rosas, este fue el último Cristo, donde muchos familiares fueron comieron, bebieron y durmieron, hasta que enfermo Tío Dimas regresa a Maracaibo para durar algunos años más de vida rodeado de recuerdos y refunfuñando no haberse quedado en su Escuque añorado.

Murió Tío Dimas, y ahora vive con “El Cristo” efectivamente su morada elegida antes y siempre, el Cristo al que tanto le rezó como devoto católico, Cristo le dio su residencia eterna en su mansión celeste.

José Luis Reyes.            

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