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Andrés de Jesús María y José Bello López. Natalicio: Caracas, 29/11/1781 |
Vale recordar, que nunca traté alguna vez de obtener Pasaporte, pues nunca
salí del territorio nacional de Venezuela, en vacaciones escolares me lo
recorrí de occidente a oriente, en mi carrito
Fiat mientras estuvieron pequeños mis hijos, después ya muchachones lo hicimos
en una camioneta Ford rutera que se la compré a un alemán, full equipo,
preparada por el teutón para carretera con doble amortiguación y un “Mata Burro”
que parecía un tanque de guerra.
Huir de nuestro país no es nada fácil, el arraigo, lazos familiares,
amigos, lugares y paisajes quedan atrás como una puñalada cruel en el corazón, tramité
mi Pasaporte a último momento, y salí de Venezuela como mi madre me trajo al
mundo, para empezar una nueva vida.
Esos cinco años de permanencia en territorio chileno, nos concede además de
la residencia definitiva, el sacrosanto deber y derecho al voto, compromiso adquirido
con ésta nación republicana y su democracia ejemplar, de ese mismo modo,
pronunciarme considero, sobre los aspectos que he visto y analizado de su
sociedad civil, es parte de ese compromiso con éste pueblo que ya siento mío y
como parte vital, que nos iguala como hermanos, de todo una nación continental,
pues como decía el Libertador Simón Bolívar: “Para nosotros la patria es
América”.
He visto una sociedad sectorizada socialmente, los “Cuicos” (como llaman
los chilenos a la clase alta), la clase media (técnicos y profesionales medios) y clase obrera (trabajadores, artesanos, comercio ferial) que en Venezuela coexistían,
pero, en Chile el antagonismo es evidente.
La educación en Chile es pública hasta la básica, a nivel universitaria es
paga, hasta donde he observado y constatado, con todo que el fundador de la Universidad
de Chile fue el insigne venezolano Andrés Bello, quién propiciaba la educación
pública y estableció las bases de la sociedad chilena al redactar su Código
Civil, entre tantas otros aportes a éste gran país.
Hay un aspecto político distorsionante de la sociedad chilena, el mito
Allende-Pinochet, que perturba el avance social hacia estamentos superiores de
armonía y consolidación de su pleno desarrollo, un tema sensible hasta los tuétanos
en éste país, derivado de su historia violenta muy difícil de digerir pero
comprensible, en uno u otro caso, por quienes defienden de forma vehemente
ambos extremos derecha-izquierda, en cuyo propósito, los políticos interesados
exacerban para su bien, capitalizando dicho antagonismo en su ejercicio
proselitista.
Es necesario discernir, la realidad histórica en sus consecuencias, por
sobre los embates de la existencial, analizo el caso Venezuela, para tratar de
ser objetivo en mi análisis, en el año 2002 un golpe de estado depone a Hugo Chávez,
sin embargo las resultas del golpe no dan al traste con el gobierno de Chávez y
regresa al poder, hoy día sufrimos las consecuencias históricas de la
consolidación en el poder de Chávez, su posterior muerte y la permanencia hegemónica
de un régimen de oprobio, que creó alrededor del difunto comandante Chávez toda
una alegoría iconográfica e ideológica, hasta un Mausoleo donde descansa su
cuerpo insepulto, típico de los regímenes totalitarios, lo hizo Stalin con
Lenin, China con Mao, Vietnam con Ho Chi Minh y ni hablar de Corea del Norte.
Viniéndonos más cerca, todo lo que se le acercó a Fidel Castro, se arruinó,
hasta su propio país, Cuba, es hoy día un solar, cuando el Presidente de
Venezuela Carlos Andrés Pérez, invitó a Fidel Castro a su toma de posesión
presidencial, pasó apenas un tiempo después cuando una asonada militar
encabezada por Hugo Chávez golpeaba su gobierno reformista en 1992.
Un pájaro agorero fue Fidel Castro en América, y pregunto: ¿Quién mató a
Chávez? Así como lo hizo subrepticiamente a Camilo Cienfuegos y a Ernesto
Guevara, anteponía siempre su caudillismo por sobre todo liderazgo emergente.
Fidel Castro, buscó siempre y de antemano una revolución continental liderada
por su personalismo autócrata y para Cuba su preponderancia política en el
escenario mundial. Es evidente que, Chávez le competía y pisaba sus talones
como líder mundial y Venezuela su protagonismo en ese teatro multinacional.
Son hechos y no palabras, que nos llevan a concluir las consecuencias
históricas que significaban para Chile el acercamiento del Castro Comunismo al
Presidente Salvador Allende.
Con sobradas diferencias de gobierno con la del Presidente Allende, cuyo
destino marcó con su acercamiento a Fidel Castro; es el caso que, como en
Venezuela, es y será muy difícil olvidar las desapariciones, detenciones
arbitrarias, presos, torturados y muertos causados por un régimen de oprobio
sin parangón en su historia, y sobre todo su alto grado de corrupción moral y
ética.
Chile al menos, conserva su sentido moral y ético como nación, ese debe ser
el valor a capitalizar por su sociedad, por sobre todo propósito político y divisionista
de su pueblo, debe consolidarse la unión con una visión nacional de su futuro;
ya Bolívar lo vaticinaba cuando en la famosa “Carta de Jamaica” analizando el
porvenir de las naciones de la América Meridional, sentenció: “Chile será libre”.
Abogado José Luis Reyes Montiel.
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