¿Alguna vez te pico un Jején? En
mis caminatas en el campo, solían picarme los muérganos Jejenes alrededor de
los ojos, irritándome el contorno de parpados y pestañas, entonces regresaba dando
tumbos por el caminito de arena para lavarme la cara en el surtidor de agua de
la casa.
El Jején es un mosquito diminuto
pero muy eficiente en eso de picar los ojos, pues su urticante picadura ataca
solamente esa parte del cuerpo, aferrándose a las mucosas oculares ante el
empuje de los dedos al tratar de quitárselos de encima, ocasionando el
enrojecimiento e hinchazón de los ojos.
Afortunadamente, quizás resultado
de tantos pesticidas empleados para el cultivo, con el tiempo la incidencia de
este mosquito llamado “Jején” prácticamente desapareció, pues de mis recordadas
últimas caminatas por los jagüeyes y majadas de esos campos nuestros de Mara no
fui más víctima de su picadura ocular.
Lamentablemente tenemos otros
Jejenes, propios y extraños, unos cancerberos y esbirros, los otros sobrevivientes de una isla doblegada por años bajo la bota de sus verdugos, unos y otros caimanes de un mismo pozo, es decir Jejenes del mismo monte, pero todos son diminutos en personalidad y siniestros, muy eficaces en sus lacerantes y
urticantes picaduras a la gente, se aferran a tus ojos sofocándolos con el hollín
virtual de sus mentiras, con el aguijón de su despotismo y su perversa
intromisión, atacan en cayapa y son eficaces en eso de aplicar su cruel
racionalidad para mantenerse en el poder contra todo y muy a pesar de todos. Y entre los Jejenes llegaron las Moscas con sus afinados y renovados designios imperiales para arrebatar en su festín de sangre los recuros naturales al país de los Jejenes.
Son los nuevos Jejenes que trajo
el siglo XXI a estas tierras, y no digan que la crisis económica y social en el
país de los Jejenes fue impuesta por EEUU, esas sabandijas inmorales la
iniciaron mucho antes, con sus confiscaciones, con sus expropiaciones, robando
y acabando con todo cuanto tomaban en su poder, artífices de la mentira y de la
miseria ruin que esclaviza y somete, doblega y arrebata a la gente su dignidad,
los Jejenes de la ruina, los Jejenes burócratas de una entelequia que solo
existe en el imaginario de resentidos zarandeados y rastreros, la neo
oligarquía de los Jejenes raspa cueros, la neo oligarquía de las elites que
aplasta y reprime toda disidencia, toda voluntad floreciente y alma rebelde.
Que abran los ojos las naciones hermanas, que escuchen el clamor de este país
de los Jejenes, que oigan y vean la realidad del país de los Jejenes, porque pueda
que la opresión totalitaria algún día toque sus puertas enarbolando las
banderas de las reivindicaciones sociales en nombre de la libertad y la
igualdad y resulte todo lo contrario.
Se vive ahora nuestra época
aciaga, es la página oscura de nuestra historia, una pesadilla de los Jejenes burócratas en su diario
discurso, en su vil presencia, en su sostenida picadura urticante del hambre y
la miseria de los venezolanos ¿Hasta cuándo prevalecerán? Dividiendo,
sometiendo la rebeldía y doblegando la voluntad de todo un país, pisoteando a
los trabajadores venezolanos.
Hay que conformar una cruzada nacional
e internacional, sólida, de en un solo bloque contundente y decidido, contra quienes tienen una nación arrinconada,
transformada en otro país, un país de avenidas desoladas y casas muertas, donde
se perdió el encanto de la gente, donde sus captores se yerguen tenaces,
feroces e inmisericordes, arrogantes y poseídos de un poder omnímodo que solo
le sostienen en el poder la fuerza de las armas sobre una nación humillada y
acorralada.
Este es el país de los Jejenes,
un país gobernado por vándalos, el país de la mentira, la nación traicionada,
el país destrozado y herido en su corazón, el país donde un régimen impío,
asume y comete todo los sacrilegios contra sus héroes y su historia, burla los
derechos de los trabajadores y los esclaviza a un salario ruin, aplasta el
sindicalismo como política de Estado Totalitario que resulta finalmente, burlándose de las necesidades de la gente termina encumbrandose a horcajadas sobre la sangre de los mártires patriotas inmolados en la piletas de sus mazmorras deshonrosas, donde la
dignidad humana es mancillada cada día, cada segundo, así las veces y como
mueve las alas el Colibrí. Así está el país de los Jejenes.
JLReyesMontiel.
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