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José Luis Reyes Montiel |
Cuenta y canta un Vallenato, uno de los poquísimos que me agradan, más por
su mensaje que por su música, realmente uno en su infancia y juventud, por
criarse al regazo de la madre, ve las cosas más fáciles, la falta de
experiencia te convierte en objetivo de personas infaustas, por tu juventud la testosterona
fluye a borbotones, a los 20 años los caminos todos son floridos, pero no todos
los caminos son tan bonitos, las pasiones pueden por un momento amargarte la
propia flor de tus idealismos juveniles y cuando la realidad golpea lo hace inmisericorde.
Comenzar la Universidad, es encontrarse con un mundo totalmente diferente
con aquellos ambientes del bachillerato, donde alumnos-profesores son parte de
un entorno casi familiar, donde la mayor amargura es aplazar una materia y
repararla en septiembre, todo pasaba con la sutileza de los años, que
aparentemente nos parecían interminables, de una Navidad a otra, la pubertad
nos llegaba como un regalo inesperado, fueron mis tíos los que se encargaron en
mi caso de hablarme de aquello, que hasta entonces medio conocía en los textos
de biología.
Mis 20 años, juventud florida de apetencias encontradas con pasiones
inconfesables, en un peligroso juego donde el ganador te abruma en su habilidad
de manejar las cartas, pretendiendo llevárselo todo como en la Ruleta Rusa, hasta
tu vida, uno por pendejo pasa por esa vivencia, sobre todo en un ambiente liberado
como el de las aulas universitarias, donde hay buenas muchachas pero también experimentadas
damas, dígame si es perseguidora, absorbente y desquiciante, aquello fue un
acoso impertinente y siniestro.
Aquel año de 1980, fue del periodo
académico de Estudios Generales, una verdadera trampa al libre pensamiento, materias
como Economía Política, Estudio y Comprensión del Hombre, Problemática del
Subdesarrollo, Problemática de la Ciencia y la Tecnología y Sociología, se
utilizaron como “palestras” para el arrebatamiento del encantamiento político-ideológico
marxista-leninista, poco se dejaba al amparo de la pluralidad democrática del propio
sistema que auspiciaba, la institucionalidad de la autonomía universitaria, debilidad
cuyas consecuencias hoy son evidente azote del deterioro del Alma Mater
nacional.
Para colmo, una materia denominada “Orientación” dedicaba unas charlas
sobre Sexología, donde todo iba bien hasta el momento de las respuestas sexuales
válidas homosexuales, yo que provenía afortunadamente de una férrea educación
familiar y formación católica, aquello si resultó definitivamente inaceptable.
Hoy con la mirada vuelta a los años vividos, el camino en nada resultó fácil,
gracias a la providencia de Dios dadora de entendimiento, trepe por sobre las reveses
de mi juventud, nunca me faltó esa llama de luz iluminadora en mi camino, si no
fui un santo, tampoco me considero un malvado, muestras terribles de hombres
crueles y canallas sobran y bastan, para concluir que mi vida estuvo encaminada
a realizarme perfectible, siendo mejor cada día, enmendando entuertos, mucho he
perdonado aligerando mi carga, solo Dios conoce los corazones de los hombres, cada
quien tiene su historia, yo estoy escribiendo la mía.
JLReyesMontiel.
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