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Calle Principal de La Pomona Año 1947 |
Uno de mis mejores
momentos física e intelectualmente, adopte el dicho griego “Mente sana en
cuerpo sano” (cita latina Mens sana in
corpore sano) aunado al ambiente universitario, reforzó todas mis inquietudes intelectuales y culturales, trotaba hasta los domingos, desde mi casa bajando por la avenida
102 hasta la Bomba
de los Ávila, doblando a la izquierda hacía Sabaneta (Av. 100) subía hasta la
entrada de la Urbanización
Urdaneta , recorría toda la curvatura de su avenida central,
salía por Sabaneta nuevamente hasta la placita de la iglesia de San Miguel
Arcángel donde doblaba a la derecha y recorría la 101 hasta llegar a la Urbanización La
Pomona, luego tomaba hacia la 102 nuevamente por el fondo del antiguo Abasto
Rosa de La Pomona
hasta llegar a mi casa por el Callejón que unía la 102 con la 103.
A
pesar de todo el esfuerzo y constancia, y de lo que había perdido en densidad
corporal de grasa sin ápice de barriga
la gente me llamaba aún gordo, pues como dice el refranero popular
“cuando el niño nace barrigón ni que lo fajen chiquito” recuerdo una
oportunidad en la que mi entrenador de pesas el profesor Néstor Bracho me propuso
ir a los juegos nacionales, me dijo –Chico, vamos a los nacionales para que te
traigáis la de oro al Zulia- yo le replique porque estaba tan seguro y el me
contestó –Mira Chico! Vos no tenéis en Venezuela en tu categoría de peso pesado
competidor así que si vais te traéis la de oro pal’ Zulia- así de fácil me lo
puso.
Yo
tenía una meta bien clara, graduarme de abogado, y veía a otros compañeros
deportistas como descuidaban el tiempo académico por el entrenamiento y
dedicación para competir, y preferí mantenerme al margen.
En
esos años tuve la oportunidad de emplearme en empresas privadas, sector público
y en bufetes de abogados, consolidando el conocimiento con la práctica del
derecho, me levantaba al despuntar el alba, a las 4 de la madrugada estudiaba
hasta las 6 trotaba hasta las 6.30 me bañaba, vestía y a la 7 salía a la parada del
autobús de LUZ, la muchachada unos encima de los otros, así llegue a
profesional en 1987, con todo y los paros obreros y de empleados, sino eran los
profesores, sino los estudiantes, en sus mas que justificadas huelgas con los
gobiernos de turno, por presupuesto justo y defendiendo la autonomía
universitaria.
De
romances, en la universidad no solo se aprende una profesión, recuerdo que el
primer día de clases en los módulos de Estudios Generales, un siquiatra
sexólogo muy conocido en LUZ, nos dijo -hacer el sexo es sano disfrútelo- bueno
pues… luego terminó su charla afirmando -todas
las respuestas sexuales son válidas entre ellas las homosexuales- no les cuanto más. Yo estaba bien claro en mi
vaina, mi formación católica rechazó de plano aquella escabrosa propuesta.
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Iglesia parroquial de "La Milagrosa" en plena Av. Los Haticos al fondo Las Piramides de La Pomona, vista desde una Gabarra surcando el Lago. |
La
Pomona, una de las últimas barriadas marabinas fundadas en los suburbios de la
Maracaibo de antaño, un poco más allá de la caida de aguas de lluvias donde
Ambrosio Alfinger fundo “La Ranchería” sitio que hoy día creció como el sector
Los Haticos subdividiéndose en Haticos por abajo y Haticos por Arriba, dependiendo
si bajas a lo largo de la ribera lacustre o si subes hacia la emplanada por la avenida 102 hacia el emporio de casas que conforman La Pomona y en el cruce del
Cine Lido se divide a la izquierda hacia la más reciente barriada de Los
Haticos por arriba desembocando en el mercado de “Corito” y el Liceo Jesús
Enrique Lossada, caserío adentro.
De
esa barriada guardo bonitos recuerdos, amistades valiosas, como la familia
Urdaneta Carruyo, los Avila, los Isamberth, la señora Luisa, Bienvenida, Iría
de Lujan, el señor Manuel “Manito” Sánchez y su hijo el artista plástico Hugo Sánchez,
entre otras buenas personas que conocí y trate, además del reencuentro de una vieja
amiga de Mamá residente de Los Haticos y muy conocida por su actividad social y
política en el marco de la Democracia Cristiana Doña Lola Perich de Pírela, si
leyeron la crónica de la casa El Cristo la misma vecina de la avenida Santa
Rita que patrocinó los amores de Mamá con mi padre Pascual Reyes.
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Elio Heberto "Coco" Briñez (fallecido) empleado estrella del Café Imperial llamado así por sus compañeros de trabajo. |
Evoco
estas cosas, porque en estas tardes mi hija Carmen Mercedes colando el café
hervido, su aroma invadió todos los rincones de la casa y mi sentido del olfato
se remontó 34 años atrás, cuando a las 3 de la tarde desde el Café Imperial
tostaban el café, lo molían y envasaban dejando impregnado el ambiente de las
calles y casas del aroma del café tostado.
Recientemente,
una de estas tardes cuando llegue de mi trabajo, servida como fue mi cena al
tomar mi taza de café con leche resultó ser de leche de soya con café instantáneo,
artificio saborizado algo más denso que mi taza de café con leche tradicional
con más gusto a alimento de lactante que de acompañante a la rica arepa embadurnada
de mantequilla.
Imposible
chantajear los cromosomas y las neuronas cuyos lectores preservan la
información de años de consumo genético de café con leche, el sabor nuestro de
cada día en la mañana y en la tarde su taza de buen café con leche con pan
tostado y mantequilla; por eso digo como me lo contó mi buen amigo y compañero
de trabajo el señor Carlos Colina, tal cual como decía aquel famoso narrador de
beisbol, Arturo Celestino “El Premier” Álvarez promocionando al Café Imperial
entre batazo y batazo… -el café está servido-.
José
Luis Reyes Montiel.
1 comentario:
Interesante y educativo el blogspot para quienes nos gusta conocer la tradición. Lo compartiré con otros
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